Ciencia y Tecnología
Tras «Pokémon Go», llega la Realidad Compartida
La realidad aumentada ha entrado de la mano de este juego, basado en los personajes de Nintendo, en nuestras vidas, pero ¿qué más ofrece?
La realidad aumentada ha entrado de la mano de este juego, basado en los personajes de Nintendo, en nuestras vidas, pero ¿qué más ofrece?
Últimamente estamos teniendo bastantes desavenencias con Tim (me refiero a Tim Cook, el CEO de Apple). Que si el puerto para los cascos, que si el nuevo iOS, que si la durabilidad de los cables... No logramos ponernos de acuerdo en nada. Por ahora lo único que une a este «matrimonio de conveniencia» (porque a él le conviene no conocerme) es que ambos coincidimos en que la realidad aumentada (AR) será más grande que la realidad virtual (VR). En una entrevista en el programa «Good morning America», Cook aseguraba que «en mi opinión AR es, de lejos, la más grande de las dos tecnologías, porque nos permite compartir una conversación al mismo tiempo que aparecen objetos que ambos podemos ver, aunque no existen».
Precisamente allí reside una de las grandes ventajas de la realidad aumentada: no nos aísla del entorno, sino que lo enriquece. «La realidad virtual es mucho más aislante –coincide Fernando García –. Quizás por eso a Apple no le interesa y está más centrada en la realidad aumentada. De hecho, el año pasado compró la empresa más importante de Europa, Metaio, con la que nosotros trabajábamos». García es el director técnico del Área de Recursos de realidad virtual y aumentada en la Universidad de Sevilla, la primera de España en producir, casi tres años atrás, material en realidad aumentada para enriquecer los apuntes de los estudiantes.
También en educación
García nos abre la puerta a lo que se viene en AR: «Los campos en los que estará la realidad aumentada ya no serán sólo los juegos. Nosotros la usamos en educación con notable éxito. Por ejemplo, podemos proyectar el interior del cuerpo humano para estudiantes de medicina, directamente sobre una camiseta. Allí los alumnos van viendo, capa a capa, toda la anatomía. En este sentido, la AR apela a la experiencia y lo que vivimos, lo que experimentamos, se afianza mucho más rápidamente en nuestra memoria, por ello será una herramienta fundamental en la educación».
El gran paso de una tecnología es cuando se convierte en una tan masiva que no nos damos cuenta de que la utilizamos. La AR ya ha llegado a ese punto. Y el ejemplo más claro son los filtros que utilizan, entre otros, Snapchat para ponernos cara de perro, de payaso diabólico o alterar nuestros rostro. La siguiente etapa es la de crear dispositivos específicos o modificar algunos ya existentes para incrementar el potencial de la tecnología. Para Madrid contamos con Nacho Martín y Fernando Gómez, del Estudio Mi5VR y profesores del curso Digital Arts and Experience Design, en IED (Instituto Europeo de Diseño): «Habrá productos reales a los que les aparezcan datos cuando nos acerquemos a ellos, ya no sólo vamos a interactuar con los teléfonos. Comenzará a incluir volumen y responder de modo más realista con nuestro entorno».
Una ventaja no tan explotada de la AR es que no es necesaria la conectividad. «Obviamente, depende de la aplicación – confirma García–, pero una vez descargada no es necesario tener conexión a internet. La app de realidad aumentada está preparada para detectar algo en la realidad que le permita activar el componente virtual, una capa de información que se va a superponer a la realidad». En un bosque, por ejemplo, cuando la cámara identifica especies de árboles, pueden activar la capa virtual e «imprimir» datos: un dibujo de su interior para ver cómo la savia lo recorre, ver qué tipos de insectos o aves pueden vivir en su interior o todos los productos que se pueden extraer de dicha especie. «Una cara determinada puede ser lo que active el componente –agrega García–, algo que puede ser muy útil en lo que a seguridad respecta. En otro aspecto también sería posible realizar un teclado o un ratón virtual que reaccionara a nuestros movimientos».
Sin gafas
El futuro de la realidad aumentada, en muchos aspectos, está más limitado por la imaginación que por la tecnología disponible. De acuerdo con Martín y Gómez, «si bien es cierto que ahora mismo la AR falla en lo que a interacción se refiere, en breve habrá un salto enorme. Con la adquisición de Oculus, Facebook está proponiendo una red social en la que la realidad se comparta y se experimente simultáneamente. Tampoco será necesario usar gafas, puesto que el contenido se proyectará en la retina, algo que, se especula, es en lo que está trabajando la empresa de la que más se espera innovación: Magic Leap».
Puestos a soñar, la AR permite volar mucho más por eso, cuando le consultamos a García qué le gustaría desarrollar en este campo, dice: «Una realidad aumentada compartida. Que usuarios diferentes vieran la misma capa virtual e interactuaran con ella». La Realidad Compartida es el próximo paso lógico en la evolución de esta tecnología. Primero se rompió la barrera de la distancia y era posible, gracias al teléfono o las videoconferencias, simular la presencia física y ahora se conseguirá algo impensable: actuar, intervenir y modificar la realidad a distancia.
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