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Crisis

El agujero negro de Betevé, la televisión pública de Colau

El Ayuntamiento de la Ciudad Condal ha inyectado 30 millones desde 2016 para asegurar su supervivencia

Sede de Betevé
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De un tiempo a esta parte, la televisión pública de Barcelona, Betevé, se ha convertido en un serio problema para las arcas municipales. Una suerte de tormenta perfecta propiciada por la falta de ingresos publicitarios, una audiencia casi anecdótica y el nuevo estatus laboral de sus trabajadores. , Es decir, la televisión está en quiebra.

Betevé comenzó su andadura en los años 90 con una parrilla fresca y formatos dinámicos. Los responsables de la televisión, por ejemplo, colocaron varios videomatones por la ciudad en la que cualquier interesado tenía sus dos minutos de fama. Otros programas como la crítica televisiva del periodista Ferran Monegal era obligatoria para cualquier familia barcelonesa. Incluso la carta de ajuste en forma de acuario era celebrada. Pero los tiempos fueron cambiando, los formatos envejecieron y ni siquiera Betevé fue ajena a las agencias de colocación de los partidos políticos. Casualidad o no, incluso Antonio Baños tiene un programa desde que dimitió como candidato de la CUP por intentar dar la presidencia de la Generalitat a Artur Mas pese a jurar que nunca lo haría. Betevé también se permitió el lujo de prescindir de su programa de más audiencia, la sátira desvergonzada de la Sotana, según dicen las malas lenguas tras el villancico navideño dedicado al por entonces presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu.

A ese se le suma que durante casi 25 años la situación laboral de los trabajadores de Betevé era cuanto menos confusa. Pese a tratarse de una empresa pública la gestión era privada. Los sueldos, que en su día eran generosos, también envejecieron y los empleados empezaron a denunciar ante los juzgados su situación. Ganaron esas denuncias y la masa salarial de la plantilla, así pues, aumentó notablemente.

Y, finalmente, para cerrar el círculo, la política comercial de Betevé ha sido y es lo suficientemente errática como para no tener apenas publicidad. Y no precisamente por tratarse de una decisión meditada como la de, por ejemplo, TVE, si no, más bien, por dejadez. De hecho Betevé está buscando estos días director comercial.

Todo esto, hasta hace muy poco, se solucionaba llamando al Ayuntamiento y pidiendo más dinero. Pero la pelota se ha hecho cada vez más grande hasta el punto que poner la mano ya es inviable. El pasado año, sin ir más lejos, la aportación extraordinaria del Ayuntamiento fue de 10 millones de euros.

Hace dos semanas, el director de Betevé, Sergi Vicente, remitía una carta abierta a los trabajadores en la que, tras despedir a nueve trabajadores (de 250), ponía negro sobre blanco. «Nuestra partida de personal (13 millones de euros) representa más del 75% del presupuesto. No deja margen de maniobra porque todo se va en sueldos, ya que la programación representa cerca del 9% del presupuesto», lamentó el director de la televisión local. En concreto, Vicente explicaba que «la partida de personal ha pasado de representar un 57,5% del presupuesto en el año 2019 a un 74,8% de el año 2021, un aumento que, en cifras absolutas, representa pasar de 9,4 millones a 13,5 millones de euros. Este 74% no nos deja margen para hacer televisión al nivel que necesitamos y que se nos exige. Este 2021, podemos dedicar a programación un 8,9% del presupuesto total de Betevé (1,6 millones de euros)».

Las pérdidas en Betevé, por lo tanto, son constantes. A falta de conocer los datos durante la pandemia, cerró 2019 con unos números rojos de 7,7 millones de euros. Lo que explica que el Ayuntamiento haya tenido que inyectar hasta 30 millones de euros desde 2016 para asegurar su supervivencia.