Oportunismo

Chanel en Eurovisión: Tongo, tanga y la «hipocresía» de la izquierda

La cantante hizo historia al conseguir una posición que no tenía España desde hace 27 años y ahora todos la quieren

Chanel Terrero se dio un baño de multitudes en la Plaza Mayor de Madrid a su vuelta de su victoria en Turín
Chanel Terrero se dio un baño de multitudes en la Plaza Mayor de Madrid a su vuelta de su victoria en TurínDavid JarLa Razon

Hay que ver cómo son las cosas. Confesaré que yo era del equipo tetas de Rigoberta Bandini, pero soy poco rencoroso, y lentamente vi cómo entre los compañeros de Prensa crecía el «ojo, que Chanel se lo está currando». Javier Adrados, autor de «Yo tampoco gané Eurovisión», y que la vio trabajar muy duro en «Malinche», ya me lo advirtió: «Me parece que va a ser la estrella del pop nacional en un futuro muy cercano. Es guapísima y baila fenomenal. Es una mujer, salvando las distancias, como las chicas boom de los 80 que se la puede ‘’poner dura’' a los camioneros, pero también los gais se vuelven locos con ella».

De prostitución a orgullo patrio

Y la noche del sábado 14 de mayo se convirtió en histórica gracias a Chanel Terrero: a su ímpetu, a su disciplina de trabajo y tesón. Desde el principio tuvo todo en contra y sin embargo Europa le dio 459 puntos, más que a ningún representante español, que nuestros «Mocedades» consiguieron 125 y ya nos parecía una locura. Entonces, ciertos segmentos de la izquierda le pusieron trabas en el camino, y ahora han sido tachados de «hipócritas». Primero quisieron impugnar la votación del Benidorm Fest que la puso en el camino de Eurovisión, o que si se «cosifica» a la mujer y habría que revisar la letra. Con argumentos feísimos en los que aseguraron que lo que cantaba «SloMo» «remitía a la prostitución».

Resulta que aquellos que vieron la gala para ver el trastazo de nuestra representante, ahora se dan con un canto en los dientes y hoy son enhorabuenas dónde había críticas al inglés de la canción o al vestuario. Muy en la línea de los pobres italianos, que con 268 puntos vieron cómo el comentarista de la RAI, Cristiano Malgioglio, cacareaba durante la retransmisión que nuestra artista es una «Jennifer Lopez de saldo», lo que concluyó con que recibimos cero puntos de nuestro país vecino.

O los británicos, más preocupados por si lo de Chanel fue un tangazo y no el tongazo que siguen insisitiendo los fans de Tanxugueiras, que parece que no se cansan. Además, teniendo en cuenta que sus «gemelas» francesas, Alvan & Ahez con la canción «Fulenn», quedaron penúltimas. Y todo eso con una tercera posición muy luchada y sin embargo ganó el voto de la paz o de la «lástima» como dijeron algunos críticos televisivos. De los 40 países, 28 dieron su máxima puntuación a Kalush y otros 8 la segunda más alta. Si Chanel llega a quedar segunda sería la debacle y no nos conformamos con la mejor posición para España en 27 años.

Y es que Chanel también reinó en televisión este sábado. Radio Televisión Española por fin puede sacar pecho (perdón) por lo que consiguió Chanel en todos los sentidos. La final de Turín tuvo una audiencia media de 6.835.000 espectadores y un 50,8% de cuota de pantalla, lo que la convierte en la edición con mayor share desde Rodolfo Chikilicuatre hace 14 años. Y ahí no hubo distinciones, la vieron mujeres (51,1%), jóvenes hasta los 24 años (72,4%) y también adultos, de 25 a 44 (64,7%).

Culpables de estas audiencias también fueron los memes, anécdotas y quejas que siempre lleva el Festival debajo de la piel. Algunos se centraron en la fotosensibilidad que les produjo la iluminación de la final, que seguramente pretendía eclipsar al sol que no malfuncionaba, si no que retrasaba. Memes con el representante de Finlandia, The Rasmus, que ataviado con un chubasquero y un globo, ambos amarillos, se convirtió para los internautas en Pennywise, el payaso de «IT», pero en versión Pescanova. Con razón a Laura Pausini le mandaron los médicos parar 30 minutos por una bajada de tensión.

Nos dieron puntos 35 de 40 países, y ocho de ellos otorgaron a la propuesta española la máxima puntuación, así que la fórmula tan equivocada no estaba. Para todos, amantes y haters profesionales de Chanel: quizá deberíamos tomar en serio al menos una de las dos partes de los consejos de Damiano, líder de Maneskin, ganadores en 2021 y que antes de ceder la corona de Eurovisión dijo: «Divertíos y no os acerquéis demasiado a las mesas». O bien pueden encabronarse como Risto Mejide y renegar de Eurovisión para siempre.

«No he hecho nada para callar bocas, ha sido natural»

► «Si se han callado bocas, ha sido natural, yo no he hecho nada por ello». Con esta humilde elegancia, la artista resumía su víacrucis personal desde su justo triunfo cuestionado por algunos en el Benidorm Fest a su bronce histórico en Turín. «Tienes que ser muy fuerte y tener un equipo como el mío para venir a Eurovisión», dejó caer antes de embarcarse de vuelta a Madrid, donde fue recibida con esa euforia que se desató al otro lado de la pantalla cada vez que se cantaba un «twelve points». Del aeropuerto a la Plaza Mayor, donde le esperaba una multitud para corear de nuevo ese «Slomo» que tiene pinta de convertirse en algo más que la canción del verano.