Entrevista
Arturo Valls: "Venía de una barra libre de cachondeo y aquí he tenido que contenerme"
El presentador estrena hoy en Antena 3 la segunda temporada de "El 1%"

En la noche de este miércoles 29 de octubre, Antena 3 estrena la segunda temporada de "El 1%", el concurso revelación del pasado año y el formato de entretenimiento más visto de 2024. Presentado por Arturo Valls, este original espacio pone a prueba la lógica de los concursantes con preguntas que solo el 1% de la población sabría responder. Hablamos con el presentador en LA RAZÓN para conocer cómo vive este regreso, qué le exige como profesional y cómo ha evolucionado su vínculo con el programa que más le ha retado a contener su lado más cómico.
Le llega una segunda temporada tras el éxito de la primera.
Sí, y fue una muy buena noticia. La primera funcionó muy bien, aunque al principio no sabíamos qué esperar. No deja de ser un concurso, pero la gente lo recibió de maravilla. Se notó que gustó y eso nos alegró mucho.
¿Qué tiene este formato que lo hace diferente a otros concursos que ha presentado?
Tiene mucho. Para mí, lo más llamativo es que no se basa en cultura general, sino en lógica, en sentido común. Eso lo hace accesible, cualquiera puede jugar desde casa. Y a nivel personal, me obligó a hacer un ejercicio de contención. Venía de "¡Ahora caigo!", que era barra libre de cachondeo, y aquí el tono es otro. Hay tensión, hay dinero en juego, hay cien concursantes… Eso impone. Pero también se fue relajando con el tiempo, y al final acabó saliendo la comedia. La cabra tira al monte, claro.
¿Costó adaptarse a ese tono más solemne?
Un poco sí. Al principio me pedían ser más serio y yo lo entendía. Pero también veía que la interacción con los concursantes pedía comedia, distensión. Poco a poco lo fui llevando a mi terreno, aunque sin excederme: es prime time, no puedes estar haciendo el tonto todo el rato.
¿Siempre está de humor para grabar? ¿O toca forzar el ánimo?
En plató, no. El plató es mágico. Sales del camerino, ves al público, las luces… y automáticamente entras en modo presentador. El problema viene después, cuando llevas diez horas de grabación y te subes a un taxi, y el taxista espera que le hagas un monólogo. Y tú piensas: “Mire, ahora mismo no me apetece hacer una broma más, entiéndalo”.
¿Conoce las preguntas del programa antes de grabar?
No. Me gusta que me sorprendan, igual que al concursante. Pero claro, tengo que estar pendiente también de otras cosas: cámaras, tiempo, a quién voy a entrevistar luego… Así que no siempre puedo meterme al cien por cien en la pregunta. Aun así, juego con ellos cuando puedo.
¿Se considera lógico o más intuitivo?
En este contexto, más intuitivo. Aunque no siempre puedo concentrarme del todo. Como te decía, hay muchas cosas que atender durante la grabación y no siempre llego a resolver las preguntas. Pero sí, me gusta probar suerte mentalmente.
¿Conserva algo del Arturo Valls reportero?
Creo que sí. Sobre todo, la ilusión. La ilusión de que el programa salga bien, de pensar “a ver qué me invento hoy”, de no convertir el trabajo en algo mecánico. Cuando uno lo hace todo con rutina, sin frescura, es cuando deja de funcionar. Por eso intento estar siempre alerta para no perder eso.
¿Cuándo supo que lo que querían era a usted, y no un personaje?
Lo entendí bastante pronto. En entretenimiento, lo que funciona es tu personalidad, tu empatía. Cambiar eso sería un error. Quizá en ficción uno puede reinventarse más, pero aquí lo que engancha es que seas tú.
¿Se imaginaba todo esto cuando empezó en televisión?
Para nada. Yo estudié periodismo. Quería hacer un magazine, algo más informativo y entretenido. Jamás pensé que iba a estar años en programas de éxito, ni que iba a imitar a Shakira o tirar gente por agujeros. Era impensable.
¿Le queda algún sueño por cumplir en televisión?
En entretenimiento, he hecho prácticamente de todo. Pero sí me apetece hacer más ficción. En ficción tienes más margen para explorar personajes y tonos distintos. Antes me atraía el late night, pero ya se me ha pasado un poco. Un programa de entrevistas serias, quizá. Pero ahora la inquietud la tengo más en actuar.
¿Qué tipo de personaje le gustaría interpretar?
Algo que sorprenda. Un thriller, un drama… algo fuera de lo que la gente espera de mí. Eso me motiva, porque me estimula como reto. No es por demostrar nada, es por mí. Por ver si soy capaz de hacerlo.
¿Y qué ha aprendido de sí mismo con el tiempo?
Que me ha ido bien manteniendo la esencia y, sobre todo, la ilusión. Cuando pierdes la ilusión, y haces las cosas por inercia, es cuando hay que parar. Me pasó al final de “¡Ahora caigo!” y también con “Caiga quien caiga”. Noté que ya lo hacía de forma mecánica, y eso no puede ser.
¿Le asusta la rutina?
La he evitado toda mi vida. En lo profesional y en lo personal. Aunque a veces, cuando llevas mucho trote, viajes y rodajes, echas de menos estar varios días en casa. Pero luego llego y me aburro. La rutina me agobia. Necesito moverme.