El corto más premiado de 2023

Cuando el cine toca el alma sólo queda decir: Gracias

“Paris 70” es más que un corto sobre el Alzheimer, es un homenaje conmovedor a las familias que lo padecen

Cuando el cine toca el alma sólo queda decir: Gracias
Cuando el cine toca el alma sólo queda decir: GraciasFilmin

Vayan por delante mis sinceras disculpas. Cuando recibí el encargo de hacer un review de “Paris 70”, el último trabajo del director Dani Feixas, no sabía que iba a recibir semejante golpe emocional. Y confieso que llevo algunos días rumiando lo visto e intentando escribir algo parecido a lo que me pidieron, una crítica informativa del emotivo corto del cineasta catalán. Sin embargo, no me sale… Las tripas me piden otra cosa, me obligan a decirle (escribirle) a Feixas desde este espacio que me otorga LA RAZÓN, simplemente: gracias.

Gracias porque pudiendo elegir un tema más comercial, un guion menos segmentado y específico o un proyecto más atractivo económicamente optó por darle visibilidad a un drama con el que muchas familias convivimos diariamente y en silencio: el del Alzheimer.

Gracias porque el tratamiento no pudo ser más acertado, delicado y respetuoso, tanto con los pacientes de esta terrible enfermedad como con los familiares o encargados de cuidar a los enfermos, a los que nadie, hasta ahora, había dedicado una mirada tan llena de comprensión y empatía, pues la suya es una carga pesada y dolorosa, una labor sacrificada que precisa de mucha resistencia y compromiso, pero sobre todo de entereza y mucho amor.

Las disculpas las pido al lector, porque lo que debería ser un texto objetivo y quizás aséptico, se ha convertido en una especie de carta abierta a Dani Feixas, realmente es como una terapia personal en la que intento exteriorizar un poco lo que llevo sintiendo hace mucho tiempo y que se ha condensado en esos 15 minutos que dura el corto, encogiéndome el corazón, porque resulta que yo también soy Jan (personaje exquisitamente interpretado por Alain Hernández), soy un hijo que, en la distancia, intenta cuidar a su madre enferma de ese monstruo ladrón de recuerdos y de alegrías, y que ve impotente cómo un ser querido se consume poco a poco en un mundo que ya casi no reconoce. Es algo francamente desolador y hacía falta que este drama que vivimos muchos se haga visible, más que nada, para no sentirnos solos. Y por eso no puedo ser objetivo con “Paris 70” y lo único que me sale es expresar es mi admiración y (de nuevo) agradecimiento con Feixas y todo su equipo, porque esos 15 minutos se convirtieron ahora en mi refugio.

Además, dentro de ese duro viaje emocional que plantea el cuidadoso guion de Nach Solís, “Paris 70” encuentra una rendija por la que entra una luz que puede inspirar a todos los que a veces no sabemos cómo cambiar las tornas, cómo poner un poco de color a tanto gris cotidiano, porque, como Jan, seguramente somos muchos los que no tenemos las más mínima experiencia como cuidador y daríamos todo por encontrar la forma de mejorar la situación para evitar tanto sufrimiento, ya que no hay nada como ayudar a dibujar una sonrisa en quién parece que ya la ha perdido y ese pequeño alivio momentáneo es un bálsamo que recompensa cualquier esfuerzo y sacrificio. La imagen de la madre de Jan, Ángela (en una demoledora interpretación de Luisa Gavasa), con la mirada perdida hacia la ventana mientras escudriña con ilusión entre sus difusos recuerdos la felicidad de un viaje anterior es absolutamente conmovedora.

En el fondo, creo que ese es el mensaje velado que Feixas quiere enviar a todas las familias que vivimos este drama, más allá de la llamada de atención general, de esa labor de concienciación sobre una situación puntual, hay un gesto de empatía realmente reconfortante y consolador, que es lo que me ha llevado a reconvertir este texto en mi más personal agradecimiento por un trabajo muy bien hecho y, en mi opinión, necesario. No en vano, hace poco el propio director expresó en una entrevista que “seguramente, si todo el mundo fuera más consciente de la dureza de cuidar a una persona con Alzheimer o de cualquier otra enfermedad degenerativa, se podrían encontrar soluciones más adecuadas o invertir más recursos en las que ya existen”.

Por todo esto Dani, ¡gracias! Transmítelas también a Luisa y a Alain, soberbios, a Neus Asensi, que completa el reparto, y a todo el equipo de una impecable producción que ha sabido mostrar una sensibilidad tremenda, perfectamente representada por la música que ha puesto Laura Cruells. Se me hacen pocos los 60 premios y 70 selecciones oficiales acumuladas en estos siete meses desde su estreno y no me sorprendería que sea nominado a los Premios Goya 2024, que se celebrarán el 10 de febrero del próximo año en Valladolid, porque seguro vendrán más reconocimientos. Mientras eso sucede, si usted, amable lector, ha sabido disculparme y ha llegado hasta estas últimas palabras, permítame recomendarle que haga una pausa de 15 minutos y se pase por Filmin o Veomac para compartir con nosotros este “Paris 70”. No se arrepentirá.