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Un país en corto: cinco sueños de Goya

La Academia de Cine elige estos días a los cortometrajes, en las categorías de ficción, documental y animación, que aspiran a ser nominados a los Premios Goya
Un país en corto: cinco sueños de Goya
Un país en corto: cinco sueños de GoyaSOFÍA COLODRÓN / ALICIA LEHMAN / ALBA ESQUINAS
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Madrid Creada:

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Son días de intenso ajetreo para el cine español. Más allá de la aceleración propia de la industria, más allá de la designación de un nuevo Ministro de Cultura. Antes del próximo lunes 27 de noviembre, los miembros de la Academia de Cine deberán depositar sus votos para certificar las nominaciones de la 38ª. Edición de los Premios Goya. Este año, la gran fiesta de nuestro séptimo arte se marchará a Valladolid, donde la cantante Ana Belén y los cineastas Javier Calvo y Javier Ambrossi nos desvelarán los nuevos nombres del pabellón de ilustres, ahora para suceder en el registro histórico a Rodrigo Sorogoyen, gran triunfador de la última edición.
Lejos de la alfombra roja, allá donde el cine se faja y se trabaja en cancha de tierra, hay otro cine español, uno más humilde pero no necesariamente más pequeño, que también sueña con vestirse de largo en Pucela. La expresión, acaso la de un país en corto, es aquí licencia poética para hablar de esas películas que duran menos de 40 minutos y que ya han dejado de ser cantera para pelear con entidad propia. La expresión, acaso la de un cine en ciernes, nos lleva a hablar con cinco cineastas que estos días pelean por la atención de los académicos, mucho más difícil de conseguir tras la eliminación de las "shortlists" de cribado previo. La expresión, acaso, nos sirve para citarnos con cinco joyas contemporáneas de nuestro audiovisual que todo académico debería consignar a su papeleta, prometerse a sí mismo como voto por un mejor cine español.
Shiara Fernández, protagonista del cortometraje "Cosas de chicos"
Shiara Fernández, protagonista del cortometraje "Cosas de chicos"ALICIA LEHMANN
Cuenta Raquel Colera, con una voz que destila tenacidad, que cuando comenzó a escribir "Cosas de chicos", no lo hizo pensando en la profundidad temática que abarcaría finalmente su cortometraje. "Luego me fui dando cuenta de que, en el guion, iba volcando experiencias propias y compartidas de cómo se había producido mi desarrollo como niña", explica la directora. Aquí, en pose inspirada de belleza campestre, la directora nos lleva hasta un pueblo de piedra de los noventa, donde una muchacha (luminosa, Shiara Fernández) asilvestrada comienza a entender la losa de los roles de género: la relación de su grupo de amigos con un chaval mayor desatará la más tóxica de las camaraderías, dejándola de lado para narrar un cuento melancólico pero alejado de lo sentimentaloide; coqueto a la vista, pero delicado en su narrativa.
Montado por Vanessa Marimbert (ganadora del Goya por "El buen patrón") y Laura Ballestero, "Cosas de chicos" es uno de esos pequeños trabajos de artesanía desde los que debería partir siempre el cine de mimbres universales. Desde lo íntimo hasta lo empático. "De hecho, empecé en el proyecto como un largometraje, que ahora tenemos en desarrollo y marcha maravillosamente. Pero rodar primero el corto me permitía buscar nuevas vías de expresión, probar otras cosas y hasta ser más libre como cineasta", completa una Colera que entendería su nominación como un refrendo sí, pero también como "una ventana completamente nueva a la visibilidad. No solo de la industria. También de la gente, de los espectadores. Tenemos que construir un circuito de exposición de los cortometrajes, un espacio para que la gente los pueda disfrutar", añade, en una reivindicación a la que se sumarán, por la vía telefónica, todos y cada uno de los cineastas entrevistados para este reportaje. Quizá uno de los tapados de esta edición, "Cosas de chicos" puede verse en la plataforma Filmin.
"Olores", de Alba Esquinas está hecho de retales de imágenes de archivo
"Olores", de Alba Esquinas está hecho de retales de imágenes de archivoALBA ESQUINAS
Una foto. Una simple, aunque misteriosa foto. Ese ese el punto de vista del arrebatador "Olores", cortometraje documental de Alba Esquinas y, en realidad, su proyecto de fin de carrera. "Ahí aparecen tres personas. Dos mujeres y un hombre, y él tiene la cabeza recortada. Me la encontré en el álbum familiar de mi abuelo, en el verano de 2019, y me llamó la atención porque nadie supo explicarme quiénes eran. Me obsesioné un poco", explica la realizadora, que sin cámara ni más medios que una espectacular colección de retales de archivo y una maravillosa mezcla de sonido, consigue situarnos en el clima previo al estallido de la Guerra Civil, una especie de metáfora -matadero de cerdos mediante- de la carnicería que está en realidad por venir.
La narración, como reimaginada desde el testimonio de su abuela fallecida, le sirve a Esquinas para desvestir su corto de cualquier pretensión ulterior y para no dejarse seducir por la catarsis. "Olores", como una respiración que se aguanta durante los diez minutos que dura, se instala en la tradición del home video y del archivo familiar que bebe de "La jetée" (Chris Marker, 1962), pero pasado por los filtros de la no ficción contemporánea: "Siempre recurro a la no ficción, porque necesito salirme de los cauces canónicos. De ahí viene algo como lo del sonido, por ejemplo, que los sonidos de cerdo los sacamos de Laura Gantes, diseñadora de sonido, que nos consiguió el contacto de una amiga cuyos padres gestionan un criadero", explica la directora, abrumada por la repercusión y por la mera posibilidad de verse nominada, "al tratarse de cine de imagen fija, de texto escrito" y, añadimos, de pulso firme y discurso meridiano.
Aitana Ahrens, protagoniste y co-directore, junto a Miguel Guindos, de "Cleo vendrá esta noche"
Aitana Ahrens, protagoniste y co-directore, junto a Miguel Guindos, de "Cleo vendrá esta noche"AG. FREAK
Desde que se alzó con el premio en Medina del Campo, uno de los festivales más relevantes a la hora de colocar a los cortometrajes en la carrera por el Goya, "Cleo vendrá esta noche" se ha convertido en, quizá, uno de los proyectos más comentados del circuito. Dirigido por Aitana Ahrens y Miguel Guindos, nos propone imbuirnos de la tristeza efímera de la fiesta, del desasosiego sobrevenido en una noche de exceso y, también, del desánimo generacional que corrompe las ilusiones de la generación perdida. "Más allá de toda la experiencia, de cómo se está recibiendo el corto y, sobre todo, cómo está apelando a la gente, lo más bonito es que hemos podido rodarlo en un ambiente seguro para todo el mundo, algo que por desgracia no es todavía lo habitual en la industria", explicaba Ahrens a LA RAZÓN hace unos meses, sobre un proyecto convencido de su intención política de significantes.
Entregado a la estética más contemporánea, editado en tiempos rápidos y hasta seduciendo en multipantalla, "Cleo vendrá esta noche" es en verdad un aullido, un grito. Al espectador, sobre todo a aquel que menos esté acostumbrado a involucrarse en las dinámicas post-millennial; pero también a lo social, a lo preconcebido y a lo que nos ata en sociedad. Protagonizado también por Ahrens, que da cuenta de lo personal del cortometraje entregando una interpretación sentida, es quizá uno de los candidatos más radicales, más inclasificables de todos los que se presentan, pero sin embargo cuando epata, cuando triunfa, es cuando se convence a sí mismo de lo universal de la historia que está contando en realidad.
Luisa Gavasa, protagonista de "París 70"
Luisa Gavasa, protagonista de "París 70"BIEL CAPELLAS
Hablar con el director Dani Feixas, por momentos, se vuelve abrumador en el mejor sentido de la palabra. El realizador, habitual de la publicidad, pasional y enciclopédico, tiene en mente cada pequeño detalle de cada pequeño gesto de los miles que pueblan empáticos "París 70", nominado al Premio Forqué y quizá el más emotivo de todos. "Buscaba ideas de ficción, me apetecía dirigir y así di con el guion de Nach Solís. De inmediato conecté, por lo cerca que he tenido el Alzheimer y por saber qué implica no solo para el enfermo, si no también para los familiares y la red de cuidados que se tiene que desarrollar a su alrededor", completa, sobre un cortometraje para el que ha contado con la experiencia de Luisa Gavasa y Alain Hernández.
Construido alrededor de las mentiras piadosas, aquí las que le cuenta un hijo a su madre -afectada por la enfermedad del olvido-, "París 70" se puede interpretar como un recordatorio humanista de lo importante de los lazos familiares. También del desgaste, de lo que implica para una persona dedicarse a otra sin apenas ayuda: "Al principio me sentía un poco como un intruso, porque no soy parte del cine más institucional, más académico. Y eso se ha ido borrando con el paso del tiempo y de los premios", confiesa el director de uno de los cortometrajes españoles más premiados del año, también allende nuestras fronteras, sobre otro de los temas candentes de este año. ¿Puede un cortometraje con más rostros conocidos obtener la nominación antes que uno cuyos méritos pasen estrictamente por lo cinematográfico? Sea como sea, el de Feixas suma desde ambos espectros de la argumentación, levantando una de esas historias difíciles de olvidar. "París 70" puede verse en Filmin.
"Aunque es de noche", quizá el gran favorito de este curso
"Aunque es de noche", quizá el gran favorito de este cursoALANA MEJÍA GONZÁLEZ
Es el gran favorito. Después de pasar por el Festival de Cannes y el Festival de San Sebastián, "Aunque es de noche" se postula como uno de los candidatos más sólidos y, quizá, el único de los aquí presentes que tiene la nominación asegurada, tras certificar también sus opciones al Forqué. Narrada desde un naturalismo apabullante, la película de Guillermo García López nos transporta hasta la Cañada Real, el asentamiento más grande de Europa y en realidad una de las mayores vergüenzas sociales que, de mandato en mandato, y de gobierno en gobierno, se ha obviado sistemáticamente: "No es mi realidad, por lo que lo primero que quería era proteger a la gente de allí. Mucha no quería ser presentada de una forma documental, por eso buscamos otros acercamientos", explica el director, sobre un filme que transita de lo onírico a lo hiperrealista entre chatarra y esperanzas infantiles.
García López, que confiesa no se planteaba ni mucho menos el éxito y la repercusión que iba a tener su cortometraje dentro y fuera de nuestras fronteras, levanta aquí una especie de revisión del mito post-bélico italiano, vistiéndose de un Vittorio de Sica mucho menos condescendiente. "Queríamos que la comunidad de La Cañada pudiera participar en la película, en todos los procesos creativos. Quería que pudieran sentir la película como suya, generar más comunidad haciendo la película", completa el realizador, que de la mano de dos niños nos lleva por un mundo lejos del ideal del bienestar, pero en el que es posible escapar de los retratos más miserables.