
Streaming
Max se suma a la guerra contra las contraseñas compartidas
La plataforma de Warner Bros. Discovery aplica desde ya en EE.UU. un plan adicional que impide el uso compartido sin pagar. La medida llegará a más países en 2025

La era del “compartir contraseña” sigue cerrando capítulos. Tras el giro estratégico de Netflix, que a pesar de la polémica inicial ha visto cómo su número de suscriptores se disparaba, ahora es Max (la plataforma de Warner Bros. Discovery) la que ha decidido seguir ese mismo camino. Desde este martes, los usuarios de Estados Unidos ya no podrán compartir su cuenta con terceros sin pasar por caja.
El nuevo sistema se llama “Miembro Extra” y permite añadir a una sola persona adicional por 7,99 dólares al mes. Este miembro secundario tendrá acceso completo al catálogo de Max, pero con la limitación de reproducir contenido en un único dispositivo de forma simultánea. La compañía también ha habilitado la posibilidad de transferir perfiles a nuevas cuentas independientes, para facilitar la transición de aquellos usuarios que ya estaban utilizando cuentas compartidas.
La medida ha sido presentada como una “mejora” para los usuarios, al permitir (según el comunicado oficial firmado por JB Perrette, CEO de la división de streaming global de Warner Bros. Discovery) “más posibilidades y flexibilidad a la hora de gestionar las cuentas familiares”. En la práctica, sin embargo, supone una ruptura con la permisividad histórica de plataformas como HBO, antecesora de Max, en lo relativo al uso compartido.
La implantación de estas restricciones no es algo improvisado. Perrette ya había adelantado en 2023 que el modelo de Netflix estaba siendo observado con atención, y que Max barajaba medidas similares a medio plazo. Su desembarco definitivo se ha hecho esperar, pero ya es oficial. De momento, eso sí, la restricción está limitada al mercado estadounidense. Aún no hay fecha definida para su llegada a España, Latinoamérica u otros países europeos, pero el tono del anuncio sugiere que es solo cuestión de tiempo.
En el fondo, el cambio de política responde a una lógica compartida por todas las grandes plataformas de streaming: intentar rentabilizar al máximo una base de usuarios que ya no crece al mismo ritmo que hace cinco años. La batalla contra las contraseñas compartidas, por polémica que resulte, se ha demostrado eficaz en términos de ingresos. Netflix fue la primera en dar el paso, y tras un rechazo inicial, logró ganar millones de suscriptores nuevos en solo unos meses.
Disney+ también ha seguido ese camino. A finales de 2024 comenzó a limitar el acceso a cuentas compartidas en sus principales mercados, y ahora es Max quien se suma a una tendencia que parece ya irreversible. En un sector que arrastra más de 5.000 millones en pérdidas acumuladas, cualquier vía para mejorar ingresos sin recurrir a subidas directas de precio parece válida.
El modelo de Max incluye además un elemento que busca suavizar la transición: los perfiles que migren a nuevas cuentas no perderán su historial de visionado, listas guardadas ni preferencias. La compañía ha apostado por una experiencia de usuario sin fricciones, aunque con el coste añadido del nuevo suplemento mensual.
Mientras tanto, en España la situación permanece estable. Los usuarios pueden seguir compartiendo cuentas en Max sin penalizaciones, pero conviene no confiarse demasiado. Si la experiencia en EE.UU. funciona, es probable que en los próximos meses la plataforma extienda este sistema a otras regiones. Con una competencia cada vez más feroz, Max no quiere quedarse atrás en una guerra en la que la contraseña, ahora, también tiene precio.
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