Premio Honor
Paco León nos habla de la "follabilidad" y del temor al paso del tiempo... Lo tiene claro: «Quiero estar como Ángela Molina"
El actor ha sido premiado en el South Internacional Series Festival de Cádiz y el año que viene estrena la esperada película de "Aída"
Ha sido Premio de Honor del South Internacional Series Festival de Cádiz y en enero de 2026, estrenará la película de «Aída», la serie que le convirtió en el eterno Luisma. Después hubo mucho más. Queda claro. De todo eso hablamos, porque Paco León da para largo.
¿Siente responsabilidad, por el premio, digo?
De pronto dices tú no sé qué tengo que decir yo ahora, tengo que dar un discurso de agradecimiento y acabo de tomar conciencia de que no he preparado nada...
A estas alturas ¿está ya de vuelta no?
No te creas, paso nervios y el teatro Falla, Cádiz, que ha comprado una entrada, esto es un templo del humor y de la risa, ¿sabes? Aquí ha habido mucho ingenio y sigue habiendo. Le tengo respeto al teatro, a Cádiz y a su gente.
¿Qué le hace reír?
A mí muchas cosas, de ficción y de la vida, yo me río bastante. Mi madre me hace reír muchísimo.
¿Cómo es esa Carmina en la realidad? ¿Es como la vemos?
¿Tú crees que puede haber algún plan detrás? Eso no se finge, no hay ninguna pose, ella es así muy auténtica, para bien y para mal, ¿eh? Pero ahora me acuerdo de su risa, mi madre es una de las personas con las que me río.
Si hablamos de «Aída», ¿qué le produce?
Pues también una familia. Para mí Aída es familia.
Y una familia que también es la familia de España.
Totalmente. Ha estado durante 10 años en todas las casas los domingos y todo el mundo tiene una relación familiar con los personajes.
Personajes tan brutales como estos ¿ilusionan o amargan la vida?, porque luego llegas a la calle.. ¿Y tú eres Paco o Luisma?
Bueno, es complicado. De eso, en la película se cuenta mucho. De lo complicado que es crear un éxito, un Frankenstein como este. Todos estamos muy orgullosos y tenemos mucho cariño a los personajes y correspondemos al público, pero también tiene su parte complicada. La fama, que la gente te identifique con el personaje 24 horas...
¿Cuánto tiempo le ha costado desligarse de ese personaje? Porque se has desligado ya, ¿no?
A mí nada, en el minuto uno, a la gente le cuesta más.
¿En serio?
Hay gente que todavía no me ha quitado el Luisma. Y que no me lo quitará nunca, pero bueno, son cosas suyas. Yo también respeto.
¿Qué evalúa en un trabajo cuando le llega?
Primero que sea nuevo, algo que me refresque, que me estimule. Después, ¿con quién? ¿Quién produce? ¿Quién dirige? ¿Quién es el equipo de trabajo? Esto es importante a la hora de elegir.
¿Por qué quiso ser actor?
No lo recuerdo. Yo, con cuatro o cinco años, lo tenía clarísimo. Y... No sé qué pensaba que era ser actor con esa edad. Pero siempre tuve una vocación clara. Nunca he querido ser otra cosa. Y aquí estoy.
¿Y ahora que ha llegado aquí, repetiría el camino?
Sí, yo creo que sí. Me arrepiento de muy pocas cosas.
¿Es mejor o peor de lo que imaginaba?
Cuando yo estudié interpretación no pensaba en ser famoso, ni en hacer cine. En Sevilla, yo quería estudiar teatro y ser profesor de teatro en una escuela o en un instituto. Quería vivir de eso. Nunca me fui a Madrid a buscarme la vida. Después salió trabajo allí. Empecé a trabajar y a hacerme mi carrera en Sevilla. O sea, en Andalucía, en Canal Sur y ahí hice cortos, series...
Y de toda esta aventura que ha venido después, ¿qué es lo que más ha disfrutado?
Un disfrute inesperado, por ejemplo, ha sido hacerme director y crear mis propias cosas. Escribir, guionizar, producir, contar las historias más allá de ser actor.
¿Le gusta más que estar en la otra parte o complementa?
Me gusta todo porque como me aburro mucho de mí. De estar de actor y después tener la oportunidad de contar las cosas a tu manera o de elegir a un elenco, la gente del equipo de trabajo. Y después me canso mucho porque dirigir es horrible.
¿Por qué?
Porque eso tiene una responsabilidad y es un machaque y es muy complicado. Yo digo que se tienen que olvidar los dolores del parto. Pero sí, creo que tiene mucho que ver con tener hijos también. Es duro, es muy bonito, pero es duro.
O sea que empieza a valorar al director cuando pasas por ahí.
Totalmente. Después de haber dirigido tengo una complicidad con los directores diferente porque sé lo que es.
¿Cómo se ve dentro de 10 años?
Me gustaría verme sexy todavía, fíjate lo que te digo.
¿Le da importancia al físico?
Sí, sobre todo a la follabilidad. No a estar guapo, sino la atracción. Hablo de la seducción. Cuando hablo de la seducción hablo de que todo eso esté... Y cuando yo veo a gente de edad, a esa Ángela Molina que dices tú... Aquí estoy yo. Con sus canas, con sus arrugas, con todo, ¿sabes? Y hay actores y actrices de una edad que para mí son referentes de eso.
¿Y el paso del tiempo le asusta entonces?
Sí, por eso quiero verme ahí. Porque ya me veo... Pero también creo que me lo quiero currar y quiero disfrutar de cada edad y saber estar en los 50, en los 60, dentro de 10 años pues con 60 años me quiero ver como Ángela Molina.
Me encanta lo de «saber estar» en la edad, porque justo ahora hacemos una lucha contra el tiempo complicada...
Sí, y uno cree o por lo menos pensaba que los años te dan sabiduría y no. No, no, no. Te puedes encontrar muy perdido, muy perdida con una edad. Creo que hay que currárselo mucho y también estar a gusto en tu pellejo y saber llevarlo mentalmente. Es un trabajo que yo tengo ilusión de hacer y estoy en ello, aunque no es fácil.