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Crónica

Expulsión histórica en 'Gran Hermano 20': Almudena se marcha con un demoledor 78,8% de los votos

Almudena es expulsada de GH 20 con uno de los porcentajes más altos de la edición: un 78,8% frente a Patricia en una gala marcada por la tensión y la sorpresa

Almudena, expulsada de 'Gran Hermano 20' con un alto porcentaje de votos del público de Telecinco Telecinco

La quinta expulsión definitiva de 'Gran Hermano 20' se vivió como una auténtica noche de alta tensión, con la casa dividida, el público volcado y los nervios a flor de piel. Tras las salidas previas de Sofía, Noah, Diego y Lorena, esta vez se jugaban su continuidad Almudena, José Manuel, Patricia y Paula. El primer alivio llegó para José Manuel, salvado con un discreto 8% de los votos en la app de Mediaset Infinity, seguido de Paula, que respiró tranquila con un 13,4%. Así, el duelo final quedó servido entre las dos grandes antagonistas de la edición: Almudena y Patricia. El plató contuvo el aliento hasta que Jorge Javier Vázquez pronunció el nombre definitivo. Con un contundente "la audiencia ha decidido… Almudena", se confirmó la salida más esperada por muchos espectadores. La expulsión fue, además, histórica por su abrumador porcentaje: un 78,8% frente al 21,2% de su rival. Almudena abandonó la casa visiblemente afectada, reconociendo que su miedo a exponerse la semana anterior pudo haber sellado su destino ante el público.

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Pero la gala no había dicho su última palabra y aún aguardaba un giro fulminante de guion. La organización activó una nueva dinámica con un teléfono que repartía poderes y castigos durante la ronda de nominaciones. Doce llamadas después, el último en atreverse a descolgar fue Íñigo, que cayó en la peor penitencia posible: una expulsión fulminante. El silencio se apoderó de la casa y del plató, pero la sentencia no estaba aún firmada. Se abrió entonces una votación express de apenas diez minutos para que la audiencia decidiera si merecía seguir o no en el concurso.

El veredicto fue claro, pero no definitivo: más del 60% votó que no debía marcharse, salvándose in extremis de la eliminación directa. La casa estalló en incredulidad, alivio y nervios renovados. La gala cerró con la sensación de que el concurso ha entrado en una fase decisiva, donde cada movimiento pesa y cualquier despiste puede convertirse en sentencia.