Toros

El año de los imposibles: la CAM autoriza conciertos y prohíbe los espectáculos taurinos

Después de suspender Aranjuez, en la última normativa no están permitidos

Ayuso y Almeida firman protocolo para la promoción de tauromaquia como patrimonio cultural
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i), y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (d), en la Plaza de Toros de Las Ventas EFE/ Fernando AlvaradoFernando AlvaradoAgencia EFE

Nunca costó tanto cada paso. Con apenas 24 horas se suspendió la corrida de Alcalá y ya con la previsión de un par de días la de “Sanse”, San Sebastián de los Reyes. Era un cartelazo. O podía serlo. Casi el de una una nueva normalidad olvidada. Morante, El Juli y Manzanares. Dos/Uno a cuenta de Matilla, como si no hubiera pasado el tiempo. La antigua normalidad. El miedo que reina en estos tiempos de coronavirus ha dado con la tecla del off antes de que el on diera un soplo de aliento. De respirar el toreo.

Los focos miraban hacia Aranjuez. Allí habían sido previsores, un 30% del aforo contemplaban en la encerrona de Daniel Luque en una corrida concurso, con nuevas normas, para hacerla más atractiva y a corriente de los nuevos tiempos... Se supone que hay tanto que aprender o desaprender del camino. Que uno ya no sabe qué era lo bueno. O lo malo. No solo con eso, ante las nuevas medidas impuestas por la pandemia y la Comunidad de Madrid, la empresa gestora de Aranjuez quiso salvar los muebles y ceñirse a las 599 personas de aforo, que es el 7% real de la plaza, contando con la retransmisión del festejo, para tirar para adelante y dar toros. Tampoco ha podido ser. Se quejaba Carlos Zúñiga del trato recibido por parte de la Comunidad de Madrid, de no saber si tenía la autorización o no del festejo y de estar a expensas de una rueda de prensa del consistorio en el que confirmarían. (En Alcalá de Henares fueron también los propios empresarios los últimos en enterarse).

Cambian por días las nuevas normas para atajar lo que nombra como la nueva ola de coronavirus. El número de personas que se juntarán en las terrazas, bodas y velatorios... Cambia todo. Por horas. Pero convive en el mismo estadio de tiempo que se cancelen todos los festejos taurinos programados en la Comunidad de Madrid, a pesar de cumplir con la normativa de menos de 600 personas, y además celebrarse al aire libre, y sí se da la licencia para que se lleven a cabo los conciertos en el wizink center.

En el último cambio anunciado por la CAM ya de manera directa no se autorizan los eventos taurinos en una comunidad que manifestó su apoyo y que fue de las que más amplitud aportó en cuestiones de aforo desde el principio.

De la misma manera que durante este tiempo de atrás costaba entender que se pudieran celebrar espectáculos taurinos con más aforo que los conciertos no se entiende ahora que no se puedan dar toros y sí conciertos si el fin es evitar la propagación de la Covid-19-. Es el caos en el que se ha construido una nueva normalidad, que nunca deja de ser nueva y siempre está muy lejos de la normalidad.

Ocurren cosas extrañas este año raro, el más raro de todos los que hemos vivido. En la parte positiva está que el lleno, vergonzosamente polémico de El Puerto de Santa María, o las buenas entradas de Huelva y Osuna, entre otras, no dejaron ningún rebrote.

Un año tan puñetero como que los problemas a los que se enfrentan ahora los empresarios que quieren dar toros son la administración. Quienes los dieron, con categoría, y éxito, se tuvieron que enfrentar también a las miserias del propio sector. ¿Alguien sabe ya por qué habrá abierto expediente ANOET a Garzón, por ejemplo? Con qué autoridad va a dar la cara por la tauromaquia esa entidad si es capaz primero de enterrarla...