Madrid

De cuando la fe esconde premios

Oreja al esfuerzo de Mario Palacios e impresión muy grata de un David Martín que sufrió un síncope

Mario Palacios durante la novillada en Las Ventas
Mario Palacios durante la novillada en Las Ventaslarazon

Oreja al esfuerzo de Mario Palacios e impresión muy grata de un David Martín que sufrió un síncope

Las Ventas (Madrid). Se lidiaron novillos de Aguadulce, Herederos de José María Aristrain (3º y 6º) y un sobrero de Ave María (5º bis), de buenas hechuras y correcta presentación. El 1º, noble, mejor por el izquierdo, menos descompuesto; el 2º, con bondad, se vencía por dentro en la muleta; el 3º, buen novillo, enclasado, humilló por abajo; el 4º, noble pero sin fuerzas; el 5º, encastado y exigente; y el 6º, sin transmisión. Más de un cuarto de entrada.

Tulio Salguero, de grosella y oro, estocada trasera y caída (saludos); estocada trasera (saludos); pinchazo, media estocada (silencio).

Mario Palacios, de tabaco y oro, pinchazo, estocada casi entera contraria y trasera (silencio); estocada desprendida (oreja).

David Martín, de rosa palo y oro, pinchazo, estocada, aviso, tres descabellos (saludos); indispuesto.

Dicen que la fe mueve montañas. O, tal vez, las hace más fáciles de escalar. Mario Palacios puso ayer un pie en el campamento base. Una oreja de esforzado cuño. Ya antes siquiera del paseíllo. Había entrado casi de puntillas en el cartel. A última hora. Para sustituir a un Francisco Pajares herido en el campo. Se apuntó Palacios en su lugar. Quiso. Y obtuvo. Lo mismo en el quinto. Un novillo de apuesta. Sobrero encastado de Ave María. Quiso. Y obtuvo. Blandeó el titular como todo el encierro de Aguadulce y Herederos de José María Aristraín y saltó "Melindre", más cuajado y hondo que el resto. Alto de agujas. Le tiró el "cartucho de pescao"en el inicio para empezar directo al natural. Dos tandas por ese pitón aprovechando las inercias del animal, que no lo puso nunca fácil. Corrió bien la mano Palacios. Resistió una embestida exigente para luego irse metiendo entre los pitones. Cómodo en esas cercanías, a base de buena colocación y dosis de sincera fe, le robó los muletazos. A la salida de uno de ellos, lo prendió. Zarandeo violento entre las astas. El pitón no encontró carne. Dolorido, volvió a la cara del utrero. Esfuerzo que se tornó épica en las manoletinas finales con otro nuevo revolcón. Hundió la espada, algo desprendida, y afloraron los pañuelos.

Antes fue silenciado en el segundo, que salió con muchos pies, apretando. Incluso lo arrolló al final de los lances de recibo. Fue un espejismo, porque perdió las manos reiteradamente en el caballo. Claudicó por dos veces en la primera tanda. Palacios dejó algún natural suelto bueno, pero su obra nunca tomó forma.

La última novillada del año en Madrid tuvo miga. Y es que tanto Tulio Salguero como David Martín justificaron su presencia en el cartel. El sevillano sorprendió en el tercero. Tras sendos cambiados por la espalda, se puso a torear por la izquierda y dejó seis o siete naturales de mano baja. Atacando al utrero, enclasado y franco, de verdad por abajo. Muy encajado y reunido, con ajuste. Madrid respondió. Se alejó para dejar respirar a la red y, entonces, el aire le faltó a él. Cayó desplomado. Inerte en el suelo. El susto fue tremendo. De corazón en un puño. Volvió en sí, y pese a la posición de los compañeros y del público, siguió toreando. Una tanda más de naturales y otra en redondo. La conexión con el tendido, instantánea. Resistir allí parecía una lucha de titanes contra sí mismo. Síntomas de asfixia, vómitos y una extrema rojez en el rostro. Pero continuó. Sin ayuda por la derecha, en el epílogo, que cerró por luquecinas. Marró con los aceros y el trofeo, más que posible, se escapó. Paso a la enfermería, donde le atendieron de un síncope. Pronóstico "reservado". No regresó.

Tulio Salguero saludó sendas ovaciones en su lote y fue silenciado en el que mató por Martín. La mejor noticia fue que, varios paseíllos después, vimos su versión más reposada en Las Ventas. Toreó con gusto y buen trazo al natural tanto al que rompió plaza, noblón que soltó la cara y embistió descompuesto por el derecho -al que hizo un vistoso quite por gaoneras y tafalleras-, como al cuarto. Este ensabanado, al que firmaron un gran tercio de banderillas Miguel Martín y Fernando Sánchez, tuvo una embestida muy dulce, pero su extrema endeblez complicó muchísimo todo. Se le protestó con la fuerza que no tuvo en sus patas. Una lástima. Lo templó con suavidad Salguero. Muy despacio algunos naturales. La estocada casi entera tuvo efecto fulminante, pese a caer trasera.

El sexto fue el novillo de menos opciones de la tarde. Se movió, pero no tuvo fijeza ni transmisión. El novillero extremeño tiró de oficio en un trasteo de puro trámite. Sin opciones de brillo. El Omega más oscuro en una tarde entretenida. La persistencia de Mario Palacios le puso en camino. Una oreja para estar en 2017. Da igual con que empresa.