Madrid

Una mansada en el día de ¿por qué no te callas?

Decepcionante corrida de Alcurrucén en la solvente confirmación de Garrido con El Juli y Castella

Farol de rodillas de José Garrido al sexto de la tarde en Las Ventas
Farol de rodillas de José Garrido al sexto de la tarde en Las Ventaslarazon

- Las Ventas (Madrid). Decimoquinta de San Isidro. Se lidiaron toros de Alcurrucén, bien presentados. El 1º y el 2º, nobles pero les falta codicia para repetir; el 3º, manso e irregular en la muleta ; el 4º, descastado y sin opción; el 5º, noble, de buen aire pero le falta un tranco y la casta justa; el 6º, noble pero descastado. Lleno de «No hay billetes».

- El Juli, de verde botella y oro, media trasera, once descabellos (pitos); estocada trasera (silencio).

- Sebastián Castella, de azul noche y oro, aviso, pinchazo, estocada baja (aplausos); buena estocada (silencio).

- José Garrido, que confirma alternativa, de azul cielo y plata, estocada caída, aviso (saludos); dos pinchazos, estocada trasera y caída (silencio).

Garrido se inmoló a la desesperada mientras contemplábamos el espectáculo entre la expectación y el rechazo, al peligro inminente, se entiende. Una delgada línea nos vapuleaba de un estado al otro. El toro, el sexto, el último alcurrucén de una seria corrida pero de decepcionante juego, era alto de agujas y de descarados pitones. Una seriedad abrumadora para afrontarla con el capote y en el centro del ruedo y de rodillas. Ecuación de difícil resolución ante el raciocinio, ni te cuento para los que andamos justos de valor. ¡Qué le llevaría a eso! Pues ahí se puso Garrido a hacer el quite. Un farol rondando el milagro y otro más del que se salva, pero el definitivo, por el que merece la pena la capilla al completo de estampitas, fue con el remate. Si no hace un cuerpo a tierra no hay manera de salvar el entuerto. Como quien sale vencedor de la batalla se encaró con el publico. Ya estaban con él. Lástima que lo estuvieran todos menos el toro. Tan bajo de casta, tan hueco de emociones, que ni esos dos pedazos pitones perturbaban la tranquilidad del personal. Saciado de todo menos de interés. Puso todo en juego Garrido. Lo que tenía. Fibra. Valor. Seguridad y esperanza. Y cuando nada quedaba la ambición de un arrimón. Pero cuando el toro ni se mueve, aquello no cala. Al toro de su confirmación lo toreó bien de veras de rodillas nada más empezar, con los vuelos y hasta el final. Tenía nobleza el toro y buen aire, pero le faltó codicia, la misma que luego le salvó de la cornada cuando en el suelo le tuvo a merced. Confirmación confirmada.

El Juli no tuvo toros. Y tampoco se le dejó. Una tanda nos duró la incertidumbre con el segundo. Y la siguiente se vino abajo el toro, sólo mantuvo la bondad. Nobleza, El Juli y Madrid, mezcla explosiva para todo menos para ver torear. El descabello se le resistió feo feo. El descastado cuarto no dejó ni un hueco a pensar en un futuro mejor. Previsible desenlace en expectante tarde.

Todo de manso, como de manual, lo hizo el tercero, de salida, en varas, doliéndose en banderrillas. Quedaba la duda que lleva adosada el encaste Núñez de si al final del camino le daría por embestir. Y hasta lo pensamos. Pero las intermitencias le pesaron más. Descolgó la cara, que ya era mucho decir después de ver los seis de ayer, pero no acabó de emplearse nunca. La faena de Castella, azuzado también por un sector del público, tuvo esa parte de buscarse, de intentar dar con las teclas y de alargase hasta que el animal optó por rajarse. El quinto fue con todo, raudo y veloz, al previsible cambio por la espalda con el que comenzó Castella la faena. Aguantó impávido el francés ante ese toro que se había movido más pero le faltó casta para empujar de verdad en la muleta. Y otra vez nos quedamos dispersos, mientras parte del público increpaba, casi ante la nada y un aficionado respondía con un ¿por qué no te callas? Anillo al dedo con la visita, una tarde más, del Rey Emérito don Juan Carlos. Y así la corrida se nos fue sin un miserable toro que echar a la desmemoria.

El cartel de hoy

Toros de El Capea, Carmen Lorenzo y San Pelayo para los rejoneadores Sergio Galán, Diego Ventura y Leonardo Hernández.