La «noche mala» de La 1

Después de la queja de Ana Belén, cuyo especial estaba previsto para la velada del pasado lunes, la cadena pública no sorprendió a sus espectadores.

A La 1 se le torció una de las noches más importantes del año cuando Ana Belén dio rienda suelta a su pataleta a través de Instagram al saber que su especial «Noche de encuentros» –en el que «había un alto contenido reivindicativo de la mujer», la artista dixit– lo habían relegado a hoy cuando le juraron y perjuraron que iría en el combo de la programación de Nochebuena. Zarpazo a la línea de flotación de la cadena pública ahora dirigida por Rosa María Mateo, más aún si se tiene en cuenta que la cantante y actriz no es uno de esos «enemigos» del PP que Mateo proclama.

En fin... vamos al lío. En 1990 se estrenó un formato «Telepasión» que la Corporación ha mantenido estos años. Bien, ¿por qué no? o ¿por qué si? Visto el del lunes este formato se ha quedado anticuado, anodino, soso tal una dieta para los que tienen la tensión alta, que comen por comer pero no les sabe a nada. A los 80 profesionales –entre presentadores y actores- que participaron les cundió poco. Se hicieron un «Cuéntame» navideño en el barrio de San Genaro. Nada que reprocharle a la realización, pero cómo estará la cadena pública que tuvieron que poner subtítulos para saber quiénes eran los que cantaban. Empezaron interpretando «Sobreviviré». ¿Era una señal que nos estaban enviando? Como poco, es un síntoma de que se han quedado sin rostros televisivos reconocibles para el público, salvo Anne Igartiburu, Roberto Leal, María Casado y los chicos de «OT». ¿Los temas que interpretaron? Ni bien ni mal, pero gracias por el entusiasmo. Elena Sánchez se marcó dos canciones de Raffaella Carrá, Lucrecia y Los Lunnis recuperaron los temas de «Heidi» y «La abeja Maya», y los chicos de la primera edición de «OT», junto a Roberto Leal, «Fama». Por un momento hubo un cruce de cables, más bien de cadenas, que hasta se echó de menos a Àngel Llàcer, el presidente del jurado de «Tu cara me suena», que emite Antena 3, decir: «¡¡¡Roberto Leal merece estar en la séptima edición del concurso!!!». Después llegaron los melosos conciertos de Manuel Carrasco y sus amigos y Rosana con los propios. Visualmente irreprochable, pero lo mismo servían para programarlos el 24 de diciembre que el 14 de febrero o el 8 de marzo por decir algunas fechas, aunque el contenido «blanco nuclear» en Navidad siempre queda bien.

Antiguo pero innovador

Suerte que siempre nos quedará La 2 y «Cachitos de hierro y cromo». Al programa le dieron publicitariamente poca cancha hasta que descubrieron que era el reducto de «una amplia mayoría», lema con el que se publicitaba la segunda cadena de la Corporación hace unos años. Si lo recién rodado como «Telepasión» parecía antiguo, el equipo de «Cachitos», aunque tiren de hemeroteca visual, siempre resulta moderno. Hicieron de la necesidad virtud y de ésta un éxito. Que sigan por muchos años porque su fórmula es la más innovadora. Cuestión de echarle imaginación y buen y mal gusto musical, que de todo hay salpicado con ironía.

Telecinco fue a tiro hecho con una programación bucle de «Got Talent» que era lo más parecido a vivir el día de la marmota. Vale que durante una hora, o dos, fue una edición especial, pero a las tres de la mañana seguían con citas anteriores y se repetían más en el cerebro que los polvorones y el cordero en el estómago. Fue indigesto.