Viajes
No podrías imaginarte los seis museos más estrafalarios del mundo
La imaginación humana no tiene límites. El arte lo demuestra. Por eso, a lo largo de los últimos años, han surgido extraños museos por todo el mundo dirigidos a un público selecto. Estos son algunos de ellos, realmente curiosos para los que nos hemos malacostumbrado a visitar el Louvre o el Prado.
Museo del Cabello, Turquía
La Capadocia de Turquía es mundialmente conocida por sus espectaculares salidas de sol y la extraña forma de sus edificios milenarios. Hasta aquí acuden influencers de todo el globo para sacarse la fotografía perfecta. Lo que pocos saben, es que bajo toda esa capa de esplendor, en las catacumbas de una pequeña tienda de cerámica, se encuentra el museo del cabello. Cuenta la leyenda que el dueño de la tienda tuvo que despedirse de su amada y, con el corazón al borde de la quiebra, le pidió un mechón de cabello para guardarlo de recuerdo. Ella se lo entrego y él lo colgó en su taller. Desde entonces, más de 16.000 personas se han cortado un mechón de cabello y lo han colocado junto al resto, creando así la enorme colección. ¿Olerá a champú en las catacumbas? Lo dudo mucho. Pero sí es cierto que cualquiera que pase por allí con unas tijeras a mano puede añadir su granito de arena - su mechón de pelo, más bien - a la colección. No todos los museos ponen tan fácil exponer nuestras obras...
Museo de la comida quemada, Estados Unidos
¡Cuántas horas habremos pasado raspando las tostadas para quitarle el quemado! ¡Tantas horas sin saber que estábamos frente a una obra de arte! Y no es ninguna broma, ya que el museo de la comida quemada acepta exposiciones temporales sobre diferentes platos o utensilios de comida quemados, nosotros mismos podríamos participar en ellas. La estrambótica idea se le ocurrió a la artista Deborah Henson-Conant, tras quemársele un día la comida. Pero si hay algo extraño en este museo, no es lo que expone, sino que hace falta pagar 3.000 dólares para acceder a una visita privada de nueve personas. No sé muy bien quién pagaría semejante suma por ver la comida quemada que suele tirar en su casa, pero parece que alguno habrá...
Museo falológico, Islandia
Así, con este nombre, presentamos el museo más... el más.... no sé. Es demasiado raro. El museo más raro. Aquí se presentan muestras de falos de hasta 215 especies terrestres y acuáticas de Islandia, desde inocentes cervatillos hasta enormes cachalotes. Aunque comenzó como una investigación biológica, este museo ha terminado por atraer a miles de visitantes de todo el mundo, ansiosos por despejar las dudas que puedan tener sobre los animales de la parte más helada de Europa. Los penes están metidos en botes de formol y su tono blanquecino no es precisamente agradable, aunque estoy seguro de que tendrán un gran interés para los entusiastas de la biología.
Museo del Arte Malo, Estados Unidos
¿No estamos cansados de ver tantas y tan hermosas obras de arte en los museos? Los trazos de pincel de los maestros sobre el lienzo puede terminar por resultar cansino. Y es que somos criaturas que se aburren con facilidad, e incluso la más bella de las obras puede terminar por agotarnos. La mejor forma de escapar de esa belleza tan común en los museos es aquí, en el Museo del Arte Malo, cerca de Boston. Lo que comenzó como una broma del vendedor de antigüedades Scott Wilson, ha terminado por ser un museo con más de 600 cuadros y 75 de ellos en exposición permanente. Y es verdad que si todas las grandes ciudades del mundo cuentan con museos de arte hermoso, alguien tenía que hacer uno para el arte malo. Y los hay que incluso han robado cuadros del museo. Especialmente dramático fue el robo de la pintura Eileen, en 1996. El museo llegó a ofrecer una recompensa de 6,5 dólares por el cuadro y tras arduas negociaciones con el ladrón, consiguió recuperarlo. Menos mal.
Museo Nacional de la Caca, Reino Unido
¿Alguna vez te has preguntado cómo serán los excrementos de un león? ¿Y de un suricato? Yo tampoco. Pero de hacerlo, no tendría más remedio que visitar este museo en la isla de Wight y pagar los doce euros de entrada. Las muestras están guardadas en bolas de resina para conservarlas y evitar que se escape su olor. La idea de este museo es romper el tabú occidental que se tiene con las heces, ya que numerosas civilizaciones actuales, como la mongola o las tribus del desierto, todavía encuentran numerosas aplicaciones a los excrementos. Son, por poner un ejemplo, un combustible excelente para el fuego. También se pretende enseñar al público el proceso digestivo completo de los animales, desde que mascan la hierba hasta que la devuelven al suelo. Y un detalle divertido es que, para inaugurar el museo, se utilizó el papel higiénico en vez de una cinta corriente.
Museo de las relaciones rotas, Croacia
Este museo contiene recuerdos de relaciones terminadas y sus complicados procesos de ruptura. Así, igual que podemos encontrar un pequeño velero que perteneció a un ex novio, nos sorprendemos con un enorme hacha que utilizó una mujer para destrozar los muebles de su ex marido. Toda oblación amorosa termina con un gran drama final, o así piensan los creadores del museo - que, como podemos imaginar, fueron pareja durante unos años y después cortaron -, y es de su parecer que la mejor forma de evitar el derrumbe emocional tras una ruptura es a partir de la creación. Este museo es una muestra de arte conceptual basada en el amor y el desamor. Y no por ser desamor debe ser triste, al contrario. Recuperar estos recuerdos de viejos amores nos permiten rescatar los buenos momentos que pasamos juntos, apreciarlos una vez más, y comprender que aunque el amor haya terminado, no por eso tuvo que ser malo.
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