Viajes
Di “no” a la ola de calor y refréscate con este artículo
La ola de calor se hace más llevadera con estos siete destinos diseñados para reportarnos un verano fresco y divertido
El termómetro de la terraza tiene ganas de estallar. No podemos pensar en un plan que no sea poner el aire acondicionado a tope, encender la tele, molestar a los vecinos haciendo batidos de chocolate. Incluso nos movemos con una lentitud, como si quisiéramos ahorrar fuerzas, igual que en invierno. Y luego nos llama el cuñado porque quiere jugar al pádel y nuestra mujer nos dice que vayamos y que seamos simpáticos con él y que le dejemos ganar y nuestro cuñado gana al pádel y se ríe y es imbécil y volvemos a casa a punto de estallar hasta la mañana siguiente que vuelve a hacer calor. Entonces no es buena idea jugar al pádel durante una ola de calor. Pero sí sería buena idea...
... bañarnos en las pozas del río Arenal (Ávila)
En una esquina de la Sierra de Gredos apenas se escucha el canto de los pajaritos y el suave rumor del agua. Existe un río próximo a la localidad de Arenas de San Pedro que se llama Arenal y que tiene unas pozas deliciosas para bañarnos y jugar a perseguir los zapateros en el agua. Basta un pequeño paseo por el bosque hasta encontrar la poza que mejor satisfaga nuestros caprichos. El agua está fría. Las chicharras frotan sus patas. Y nosotros comemos del picnic que trajimos y nos sentimos muy dichosos.
... tomar un helado en Logroño (La Rioja)
La mejor heladería de España está en Logroño y su maestro heladero, Fernando Sáenz, es un genio en lo suyo. En la Heladería dellaSera salimos de los sabores convencionales que nos recuerdan a infancia para dar un paso más en el mundo de adultos y buscar los sabores más sabrosos y complejos de la imaginación. Nuestro Merlín de los helados asocia sus creaciones con los estímulos, emociones muy fuertes que no sabríamos definir hasta que damos un lengüetazo a su helado “Paseo de verano” con recuerdos a atardeceres y humedad. Las emociones se ordenan. “Sombra de higuera”, “Mazapán riojano”, “Queso de cabra con arándanos”, y “Vainas de guisante lágrima con piel de limón verde” solo son algunas de las delicias que nos esperan en el número 24 de la calle Portales.
... practicar el descenso del río Sella (Asturias)
Los habituales del norte peninsular no dejan pasar un verano sin descender el río Sella en piragua. Aquí se celebra un tipo de rito veraniego muy antiguo y muy divertido con familias, grupos de amigos, el plasta del cuñado, y consiste en contratar alguna de las empresas que alquilan sus piraguas (fáciles de encontrar en Google) para realizar un recorrido que oscila entre los 7 y los 14 kilómetros, dependiendo del ánimo de cada uno, a través de los bosques verdes y robustos del monte asturiano. El bote estanco que lleva cada uno en su piragua es un verdadero tesoro donde podría guardar el almuerzo, y luego se come el almuerzo a mitad de camino, en la orilla del río mientras observa los pececitos deslizarse por el agua cristalina.
... visitar el Museo Atlántico (Lanzarote)
En Lanzarote se ubica el mejor museo para los días de calor. ¡Porque está debajo del agua! ¡En el fondo del mar, como la casa de Bob Esponja! Resulta que podemos acceder a él con nuestro equipo de buceo (o podemos alquilarlo allí) y ser testigos de la belleza extraña y manoseada de decenas de esculturas ancladas a la arena. Es un museo acuático y es precioso, especialmente fresco. Hace años sus estatuas estaban limpias pero hoy, el océano se ha complementado con la maestría de los escultores, y viste las obras con telas de alga y sal, en una compenetración exquisita.
... conocer Salmon Guru (Madrid)
En Madrid se esconde un remanso de frescor para los madrileños atrapados. No hace falta irse lejos para deslizar el hielo por el gaznate y sacudirnos el calor de encima. Porque el ser humano comenzó a crear belleza en Babilonia y minimizó la belleza cada vez más, hasta alcanzar los detalles más hermosos. Probar un cóctel en el bar Salmon Guru tiene algo de religioso y de artístico, casi nos entristece desmenuzar su exquisita composición para beberlos. Los ingredientes bastos del whisky, la ginebra y el Martini se funden y confunden con el resto de los ingredientes hasta alcanzar la armonía de los tejidos uzbekos. Salen al paso creaciones extraordinarias con nombres seductores: Otropólitan, Sangre de los Dioses, El beso de Rita, Pichi Fizz, Horus, Carnaval...
... adentrarse en la Gruta de las Maravillas (Huelva)
Los planes frescos en Andalucía no se reducen a las mañanas de playa. Hay más. En la localidad onubense de Aracena asoma una nueva aventura diferente, oscura y preciosa, al cobijo del sol de verano. Se llama la Gruta de las Maravillas. Una cueva que esconde pequeños lagos subterráneos y de cuyos dos mil metros de longitud, hasta 1.400 son visitables por el público. Estalactitas verticales y excéntricas, estalagmitas, coladas, cortinas listadas, aragonitos, coraloides, gours, todas las formas que el tiempo, el agua y el azar conforman en esta clase de lugares pueden apreciarse por el visitante acalorado, abriendo la puerta a, valga la redundancia, un mundo refrescante y fabuloso por el color y las formas marcianas que alberga.
... bañarse en las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real)
De un azul despampanante y albergando tantas leyendas que parece un milagro que no se desborden por las orillas. Son un regalo bendito que nos ofrece el interior peninsular para aquellos que no tengan tiempo (o ganas) de volver a la playa este verano. Aquí podemos hacer prácticamente de todo, además de bañarnos: piragüismo, montar a caballo, conducir buggys, bucear, comer cabrito y de postre helado, beber cerveza, respirar el aire limpio de la naturaleza, conocer un amor de verano... Y no demasiado lejos de las Lagunas se esconde bajo tierra la mítica Cueva de Montesinos, un nexo entre el mundo de la fantasía y el mundo de la realidad, donde dicen que Alonso Quijano pasó una noche y tú también puedes fisgonear, si quieres, y refugiarte del sol durante unas horas.
Lo mejor de estos planes es que son extrapolables a cualquier lugar. No hace falta cumplirlos a rajatabla. Podemos buscar pozas cercanas a donde estemos, ríos, cuevas, lagos, cócteles y ricos helados, aunque no sean los mejores de nuestro país. Convertirnos nosotros mismos en los periodistas de viajes para nuestro verano particular. El fresquito nos lo darán igual y puede que incluso salga más barato.
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