África

Historia

Breve historia del Mediterráneo (IV): la merendola de la Reina Victoria

Si vamos a bañarnos allí este verano pues qué menos que saber algún dato curioso sobre ese agua

Inglaterra y Francia se reparten el mundo.
Inglaterra y Francia se reparten el mundo.Caricatura del siglo XIX

Antes de entrar en materia y comentar la influencia que tuvo Napoleón sobre el Mediterráneo, quizá vaya siendo hora de mencionar a un reino isleño ubicado allá por el norte, que hasta comienzos del siglo XVI no tuvo gran relevancia en nuestro bonito Mediterráneo. Es una isla de apariencia esmirriada, encapotada por nubarrones grises, en cuyo suelo apenas crecen un puñado de patatas machacadas y que dedicó gran parte del medievo a masacrarse a sí misma tanto como a sus vecinos. La pérfida de Albión, como la llamaba Francisco Franco, es una isla que a lo largo de los siglos se granjeó decenas de enemigos jurados, y que precisamente comenzó a forjar su infamia en las aguas tibias del Mediterráneo.

Pero su mar nunca fue este, su mar era el Mar del Norte, siempre lo había sido. Y aun así vinieron aquí y se entrometieron en todo. Además de lanzar al pirata Morgan y sus adláteres contra los mercantes españoles en el Caribe, de inventarse que destruyeron nuestra armada y de perder la suya durante una catastrófica contraofensiva, de escribir con letra pequeña el nombre del peñón de Gibraltar… Se introdujeron sin dudarlo a cañonazos en el campo de juegos mediterráneo y se enfrentaron a los italianos, españoles, griegos, franceses y piratas turcos a una misma vez, por cierto con mucha maestría. Lo que hace uno para poder irse de vacaciones donde hace sol. Ahora podemos decir que el Mediterráneo hablaba español pero chapurreaba el inglés cuando Napoleón aterrizó en el escenario, y quedó plenamente demostrado cuando los astutos británicos derrotaron a su principal contrincante (España) en la batalla de Trafalgar.

Pero Napoleón hizo como Julio César, como Jesucristo, como Alejandro Magno: cambió la Historia del Mediterráneo tierra adentro, precavido de sus corrientes de viento y capricho, y se la jugó a la monarquía española y arrasó Bélgica y dio cuatro o cinco bocados a la madre Rusia, todo tierra adentro. Aunque sus barcos también derrumbaban a cañonazos el silencio bendito de nuestro mar, Napoleón apostaba fuerte entre colinas, no entre las olas que siempre cambian de forma y de color. Cuando el genial emperador francés fue derrotado en Waterloo y encerrado en la isla de Santa Elena, el mapa ya había cambiado, el mundo entero se había transformado junto con Europa. América, Asia, África y el Mediterráneo ya no volvieron a respirar igual.

"La batalla de Trafalgar", de J. M. W. Turner
"La batalla de Trafalgar", de J. M. W. TurnerArchivo

Un pastel africano

Para empezar, la Reina Victoria organizó una merendola tremenda en Berlín, setenta años después de derrotar a Napoleón y aprovechando que se cumplía uno de los periodos de paz más largos de Europa. Una merendola con selectos invitados que, masticando pastas y sorbiendo delicioso té, consiguieron que desde esa tarde el Mediterráneo pasara simplemente a formar parte de Europa. Desde esa tarde tan divertida Europa acababa justamente en las orillas de la Argelia francesa, en lugar de hacerlo en los acantilados de la propia Francia, se entiende. Después de repartirse la tarta africana, a los magnates europeos no les quedaba nada mejor que irse al club y entretenerse jugando al croquet, al continental, al ajedrez, a lo que fuera mientras esperaban sus suculentos beneficios. Y tras acorralar al imperio turco en su terreno, el Mediterráneo pertenecía, ahora sí, a un mundo en paz, a la Gran Europa que se hizo mujer bajo los jadeos del toro blanco y que, por fin, tras siglos de tragedias y sinfines, encendió los fogones de carbón mientras se anudaba el delantal, lista para almorzar.

Si viésemos Europa como un país al estilo de Eurasia en 1984, podríamos comprobar lo magníficos que fuimos. Después de que España perdiera sus colonias en América y que el resto se hubieran caído detrás, los inteligentes europeos miraron hacia Asia y el Pacífico. Un nuevo mar, todavía más misterioso que el anterior, les llamaba tentador por la puerta trasera. Un misterio les llamaba. Un misterio tras otro que se escondían detrás de cada fila de montañas, desde París hasta el imperio camboyano y más allá. Selvas vírgenes, templos perdidos y tribus de amazonas estaban allí, al alcance de la mano, y comenzó una nueva época con nuevas guerras, sí, pero también con una intención fresca y novedosa de salir allí afuera y modernizar el planeta. Desde el irlandés que abandonaba su tierra para perder su sudor en Boston hasta el francés refinado que vestía ropa de explorador y salía con todo su séquito pisándole los tacones a investigar los templos de Angkor.

Nuevas formas y colores atrajeron a los europeos lejos del Mediterráneo.
Nuevas formas y colores atrajeron a los europeos lejos del Mediterráneo.larazon

Una autopista de esos movimientos aventureros era el Mediterráneo. Libre de piratas, salpicado con cruceros de turistas. Al borde del extremo sureste del Mediterráneo desemboca el Nilo. Y justo al lado hay un hueco perfecto para abrir una puerta y conectar el Mediterráneo con el codiciado Mar Rojo (otro que da para lo suyo), evitando así el insidioso rodeo que suponía pasar por el Cabo de Buena Esperanza. Los europeos se pusieron de acuerdo con los egipcios e inauguraron en 1869, imagino que con mucho bombo y platillo, el famoso Canal de Suez.

Entonces los europeos enloquecieron

Atentos. Tras cuatro artículos hemos comprobado que, hasta este momento, nadie ha sido tildado de loco, y son muchas palabras que van ya, incontables héroes y asesinos, pero aquí nos detenemos para decir que los europeos enloquecieron entre los siglos XIX y XX.

Pues, ¿qué es eso de encerrar a negros en campos de concentración en Kenia? ¿Y las Guerras del Opio en China? ¿El abuso a Filipinas por parte de españoles, ingleses, piratas y estadounidenses? ¿El apartheid? ¿Los tratados de Rousseau que justificaban la esclavitud, Víctor Hugo ensalzándola? ¿Saquear las tumbas de los egipcios? ¿El exterminio de los nativos norteamericanos y los aborígenes australianos? ¿La propia esclavitud, compitiendo a crueles con los árabes? ¿Y el fanatismo religioso de pocos años antes, que lideraron España, Alemania y los colonos en Estados Unidos? ¿El genocidio alemán de los judíos? ¿Y las ideas de Marx, ejecutadas a rajatabla por Stalin? Dios, ¿y qué pasa con la avaricia de John Smith?

Navío negrero.
Navío negrero.Itaú Culturalcreative commons

Los europeos llevaban locos desde hacía muchos siglos, mejorando sus armas a cada siglo que caía, como una piedra, como una bala, pero no fue hasta que Adolf Hitler repitió el destino de Napoleón (amistarse con España, conquistar Europa, estrellarse contra Inglaterra, morir de frío en Rusia) como queriendo dar la razón a su adorado Nietzsche, que Europa no recuperó la cordura a medias. También se libró esa guerra en el Mediterráneo con la novedad del arma de moda, una maravilla de la tecnología que eran los submarinos, pero también hay barcos de acero allí abajo, y sangre, pero también hubo sangre por tantos lugares del mundo que el destino del Mediterráneo solo era un fardo más.

¿El saldo de nuestra enajenación? Trece millones de esclavos arrastrados a las Américas y un par de cientos de millones de muertos entre guerras, hambrunas y miserias. Como para intentar justificarlo.... Pero a lo que íbamos, lo que nos atañe es el Mediterráneo:

Para finales del siglo XIX, y desde allí hasta hoy, se volvió tan seguro que solo valía para mover a las tropas europeas, pescadores, grandes mercantes y a los turistas, poco más, y basta con buscar entre lo que escribieron Julio Verne y Stefan Zweig (o yo a día de hoy, en un plano más humilde) sobre sus viajes para hacernos una idea. Ocurrieron escenarios como los de las novelas de Agatha Christie en el Nilo. El Nilo. Toda la Historia de nuestro mar chiquito vuelve siempre al Nilo, es tan testarudo que vuelve de alguna manera al río donde empezó todo, hasta el núcleo que mana esa fuente azul. ¿Será que busca volver a introducirse en el fin del mundo por el principio?