Gélido silencio

Mientras el mundo debate en Madrid acerca del Clima y el calentamiento global, la temperatura política se congela en España. El presidente en funciones, tan regenerador y transparente, lleva 15 días sin decir ni una palabra sobre el enorme caso de corrupción política institucionalizada por su partido durante más de una década en Andalucía.

Si este multimillonario fraude de dinero destinado a combatir el paro, hubiese tenido como destinatarios amiguetes, amigos y dirigentes de la derecha, y hubiese sido invertido en los fines que hemos conocido, no quiero ni imaginar lo que hubiese dicho y hecho la izquierda socialista y comunista. Lo único que ha roto este gélido silencio es el cálido abrazo de sus dos máximos representantes, tras firmar el preacuerdo para el primer Gobierno de coalición en España con la vigente Constitución, que precisamente ahora se presenta como una exigencia «para regenerar nuestra democracia». En 24 horas ha sido posible lo que no lo fue en 40 años, y que provocaba insomnio al presidente hasta hace escasas fechas.

Además, en aras de la transparencia se negocia en secreto la investidura de Sánchez con quienes son enemigos declarados de España. Tampoco el control del gasto y el despilfarro es inconveniente para ello: donde antes había un Ministerio para gestionar unas competencias, ahora hay dos, con sitio para todos. Total, el dinero «no es de nadie» –Calvo dixit.

No sé si en la mesa del Consejo de Ministros cabrán tantos sillones.