Al menos 22 muertos y más de mil heridos por el terremoto en Turquía

Los turcos trataban de reaccionar este sábado a la fuerte sacudida de tierra que el viernes por la noche les trajo a la memoria el terrible recuerdo de 2011 con el terremoto de Van que acabó con la vida de 600 personas. Esta vez ha sido menos violento, pero aun así, al menos 22 personas perdieron la vida y más mil resultaron heridas en el sismo que afectó al este del país, en la provincia de Elazig, explicó ayer el ministro de Interior, Suleyman Soylu. Con excavadoras, sierras eléctricas, e incluso con las manos, los equipos de rescate seguían desenterrando a supervivientes bajo los escombros y a última hora de la tarde habían conseguido rescatar al menos a 39 personas.

De debajo de los escombros no solo han sacado cuerpos con vida, sino sus estremecedores relatos. Entre los supervivientes está una mujer que permaneció 17 horas bajo las ruinas de un edificio derrumbado en Mustafa Pasa, de Elazig. En este barrio popular, dos bloques de casas se hundieron, y frente a las ruinas y con un frío glacial, se congregaban ayer centenares de personas en busca de sus seres queridos. «Tres personas de mi familia están atrapadas ahí dentro. Que Dios nos ayude. No podemos hacer otra cosa más allá de rezar», dijo a la agencia France Press (AFP) Mustafá, que había pasado la noche a la intemperie por miedo a las réplicas –más de 270 en todo el día–. Otro superviviente, Hayriye Durmaz, de 32 años, aseguró que «era como el fin del mundo. Los automóviles paraban en seco, la gente bajaba a las calles y todo el mundo rezaba».

“En nuestro pueblo algunas personas perdieron la vida. Espero que Dios nos ayude”, dijo Sinasi, un vecino de la zona siniestrada.”Nuestros animales murieron. Nuestras familias se reunieron alrededor del fuego para pasar la noche, cubiertos con mantas”, explicó el hombre, mientras trataba de calentarse con un pequeño fuego bajo un frío invernal.

Según la presidencia turca, unos 2.000 rescatistas han sido enviados a Elazig y a la vecina Malatya, que también se vio afectada por el sismo. Gimnasios, escuelas y bibliotecas abrieron sus puertas para recibir a las personas que tuvieron que dejar sus casas. Sin embargo, en las redes sociales, activistas y sociedad civil denunciaron la «relajación» por parte de las autoridades a la hora de hacer frente al terremoto, al tratarse de una zona fuera del radio de la influencia del presidente Recep Tayyip Erdogan. A las denuncias en las redes sociales, el el fiscal general turco anunció que se abrirá una investigación sobre los autores de “provocaciones” en internet.

La escala del temblor se sitúa, según distintas fuentes, en los 6,8 grados, aunque el Gobierno turco la redujo a 6,5. Los medios estatales de Siria e Irán informaron de que el terremoto se dejó sentir también en ambos países. Los medios de comunicación locales libaneses dijeron que el terremoto también alcanzó las ciudades de Beirut y Trípoli.

Un pasado que se repite

Turquía es uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo porque está situado sobre varias fallas activas, pero los temblores por debajo de una magnitud 6, que no son raros en el oeste de Anatolia, no suelen causar víctimas y habitualmente solo provocan daños menores.

El seísmo más devastador de las últimas décadas tuvo lugar en 1999, cuando un temblor de magnitud 7,4 sacudió la región del Mármara, en el noroeste, y causó unos 17.000 muertos, mientras que en el de Van, en el extremo sureste, de magnitud 7,1, en octubre de 2011, murieron 604 personas.

La ciudad de Elazig, cuya región cuenta con unos 350.000 habitantes, se ve a menudo sacudida por terremotos. Según los expertos, la vecina Van, de 15 millones de habitantes, se podría ver afectada de nuevo por un terremoto importante en cualquier momento.

En 1999, un terremoto de magnitud 7,4 sacudió el noroeste del país y causó más de 17.000 muertos, un millar de ellos en Estambul. Y en septiembre, un sismo de magnitud 5,7 sacudió Estambul.