América Latina

América se resiste a que le quiten rituales fúnebres mientras COVID aumenta

Los pobladores de América, se resisten a perder sus costumbres como los rituales fúnebres y sus tradiciones por culpa de la pandemia

Aymara wearing face masks amid the spread of the new coronavirus, hold up their hands to the first rays of sunlight during a new year's ritual at the Mirador Jach'a Apacheta de Munaypata, in La Paz, Bolivia, early Sunday, June 21, 2020. Aymara indigenous communities are celebrating the Andean new year 5,528. (AP Photo/Juan Karita)
Aymara wearing face masks amid the spread of the new coronavirus, hold up their hands to the first rays of sunlight during a new year's ritual at the Mirador Jach'a Apacheta de Munaypata, in La Paz, Bolivia, early Sunday, June 21, 2020. Aymara indigenous communities are celebrating the Andean new year 5,528. (AP Photo/Juan Karita)Juan KaritaAgencia AP

(EFE). Los pobladores de América, continente en donde hay 11,56 millones de casos confirmados y 417.695 muertos a causa del coronavirus, se resisten hoy a perder por culpa de la pandemia algo tan arraigado a sus costumbres como los rituales fúnebres.

A pesar de que según la Organización Mundial de la Salud la situación de los países en esta región, la más golpeada por la COVID-19, es “muy diversa” y la enfermedad “no cede” de forma significativa, los entierros se siguen realizando a lo largo y ancho de este territorio, aunque en algunos casos con la presencia de menos acompañantes.

Un ejemplo de ello es lo que ocurre en México, nación con una estrecha relación y profundo respeto hacia la muerte.Por ello, en el cementerio San Pedro de Tláhuac, ubicado en Ciudad de México y que permanece cerrado al público por la crisis sanitaria, se hacen sepelios, en varios de los cuales se ha desafiado a la pandemia al reunir hasta a 200 personas.

A estos espacios de México, país con 522.162 casos, según el último reporte de la estadounidense Universidad Johns Hopkins, los dolientes llevan tequila, ofrendas florales y música para darle el último adiós a sus seres queridos, 56.543 de los cuales han sido víctimas fatales del coronavirus.

BOLIVIA A FAVOR Y EN CONTRA DE CEMENTERIO COVID

En la ciudad boliviana de La Paz, la Alcaldía anunció la habilitación de un área de 5.000 metros cuadrados en el llamado bosquecillo de Pura Pura para enterrar a unos 1.300 fallecidos por la COVID-19.

El hecho generó voces a favor y en contra, ya que mientras los vecinos de la zona se oponen por considerar que el lugar es un relleno de tierra que en tiempo de lluvias puede dejar al descubierto los cadáveres, las autoridades justifican la acción pues el Cementerio General de La Paz ha reportado un incremento en la recepción de fallecidos.

De hecho, solo en julio pasado el camposanto recibió 2.000 cadáveres frente a los 400 que habitualmente llegan cada mes, según datos del municipio.El departamento de La Paz, además de la ciudad del mismo nombre, es la segunda región más afectada por casos de la pandemia en Bolivia, con 25.776 contagios de los 100.344 del conjunto del país, detrás de los 38.416 que acumula Santa Cruz.A la fecha, Bolivia registra 4.048 muertes por el coronavirus desde la aparición de los primeros casos en marzo pasado.

ADIÓS CON RITUAL INDÍGENA EN EL CORAZÓN DE LA AMAZONÍA

El llamado “obispo de los pobres”, el español Pere Casaldàliga, fue “sembrado” en Brasil el pasado 12 de agosto a los pies de un árbol en un cementerio indígena, entre cánticos y palmas de esperanza de aquellos que defendió hasta la muerte.

Este religioso, considerado uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación y figura clave en Latinoamérica en el ámbito de los derechos humanos, descansa ahora, tras morir a causa de una infección pulmonar, bajo un árbol de Pequi, símbolo de la cultura regional.

El entierro se llevó a cabo en la ribera del río Araguaia, en el remoto municipio de Sao Félix do Araguaia, estado de Mato Grosso, en el corazón de la Amazonía, en donde Casaldàliga vivió más de 50 años. La tumba fue cavada en un cementerio de los Iny, etnia también conocida como los Karajá, y a los homenajes póstumos asistieron decenas de religiosos, vecinos e indígenas, todos ellos portando mascarillas debido al virus del que se han contagiado 3.340.197 brasileños.

AMÉRICA QUIERE MÁS VIDA QUE MUERTE

Sin abandonar los rituales pero con el objetivo de que en América Latina la vida le gane la batalla a la muerte por el virus, en Brasil, el segundo país más castigado en el mundo por la pandemia, después de Estados Unidos, ya se están probando en humanos vacunas experimentales.

A la fecha se prueban las procedentes del Reino Unido y China, otra fruto de una alianza entre compañías de Alemania y Estados Unidos, y se espera que pronto lo haga la rusa, a pesar de las dudas que ha despertado esta última en la OMS.

También, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señaló este lunes que su Gobierno evalúa la vacuna que desarrolló Rusia contra el coronavirus y, en caso de que se demuestre su eficacia, él sería el primero en aplicársela.

El mandatario se mostró abierto a hablar con los Gobiernos de China, Rusia y Estados Unidos para garantizar que México tenga acceso a todas las vacunas, y recordó que el país participa en protocolos de investigación de cuatro más, además de la de AstraZeneca y Oxford, en la que colaborará junto con Argentina para su producción en América Latina.

Por su parte, el Gobierno de Ecuador, nación en donde hay 101.751 personas infectadas, anunció este domingo que ha emprendido negociaciones con varias compañías farmacéuticas extranjeras para fabricar vacunas.

Para ello, el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, indicó que su despacho realiza varias negociaciones a escala diplomática y de manera directa con empresas extranjeras como Pfizer, AstraZeneca y Oxford.

Mientras tanto, la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA, en inglés) de Estados Unidos, nación que acumula 5.422.622 casos, la cifra más alta en el planeta, anunció este sábado que ha autorizado por la vía urgente un test de COVID-19 basado en muestras de saliva y que se ha probado durante más de un mes en jugadores de baloncesto de la NBA.

La prueba, desarrollada por investigadores de la universidad de Yale, ha atraído la atención de muchos expertos en salud pública porque, al contrario que otros tests, no requiere un instrumento específico para registrar la muestra sino que la saliva puede almacenarse en cualquier contenedor estéril y enviarse para su examen.

El test es el quinto autorizado por la FDA que utiliza muestras de saliva para detectar la COVID-19, pero algunos analistas lo consideran especialmente prometedor en parte porque no requiere un paso extra para separar el ácido nucleico, lo que evita el problema de escasez de los kits empleados para esa operación