Andalucía
Paseos por «Fritur»
Sería una mezquindad decir que la Feria Internacional del Turismo no sirve para hacer negocio pero albergamos serias dudas de que todos vayan a lo mismo
Cuando mañana se dé por clausurada la Feria Internacional del Turismo, Fitur, en la Junta calculan que por el stand de Andalucía habrán pasado más de 160.000 visitantes, encontrándose, quien estas líneas firma, entre uno de ellos. Lo que quiere decir que en estos tiempos en los que se da tanta importancia a estar-donde-hay-que-estar para hacer contactos, intercambiarse tarjetas de visita, achucharse en una bulla y comer canapés tiesos de una bandeja solitaria, estuve en el sitio idóneo pero no tiene mérito ninguno pues, como yo, otros 159.999 más estuvieron allí.
¿Sirve para algo Fitur? Obviamente sí, decir lo contrario sería una absoluta mezquindad en una comunidad que cerró 2019 como «el mejor año turístico de su historia, con 32,5 millones de turistas», en palabras de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del Gobierno andaluz, que, como requiere el cargo, hizo los honores al inaugurar el stand institucional de Turismo andaluz y sus 5.300 metros cuadrados de moqueta.
Preguntábamos, ¿sirve de algo Fitur? Sí, no cabe duda. Sin embargo, no puedo esconder que la incertidumbre nos embarga desde el mismo trayecto en AVE. Doy fe que, al margen de dos vagones enteros ocupados por esa gente joven de espíritu que son los jubilados que disfrutan de los viajes del Imserso, como poco el 60% del resto del pasaje era personal que acudía a este gran evento de cifras estratosféricas: 918 expositores y más de 11.000 empresas de 165 países y regiones. Servía de muestra las conversaciones que se cruzaban en el vagón de la cafetería: «Vengo para dos días con mi concejal. Está también la alcaldesa. Luego hay que pasarse por el stand de Diputación, veremos a ver el ambiente este año con los de la Junta…», expone una ¿secretaria?, ¿asesora?, de un concejal de un pueblo cordobés a su compañera de desayuno (también llamado atraco a mano armada) en en este tren de alta velocidad que vino a acortar la distancia (física e intelectual) con la capital del Reino. Una manera escueta y sencilla de explicar, por otro lado, esa difícil convivencia de las distintas administraciones en un asunto que, en la teoría discursiva que manejan nuestros políticos, debería unir a todos al margen de los colores de cada partido.
Pero ya hemos visto que no es así pues, según ha trascendido, los presidentes de Diputación que mantienen el cetro socialista, andaban molestos porque no se les había invitado a la inauguración del gran stand andaluz, como era tradición en los tiempos, ay, en que Susana Díaz paseaba por Fitur entre vítores de los suyos. Con todo, Juanma Moreno y el alicaído vicepresidente Marín se dejaron ver por la mayoría de expositores ubicados en los miles de metros de moqueta haciendo lo propio que se hace en un sitio como éste: sonreír, posar para los fotógrafos, hacerse selfies, rebañar con un trozo de pan el exquisito aceite de las almazaras de la tierra y recibir, después de este primer año de Gobierno, los amores desmedidos de los alcaldes que antes eran ignorados por el régimen socialista. La teoría del péndulo aplicada a la política regional.
«¿Pero tú aquí haces negocio?»
A nuestra llegada a Fitur –graciosamente apodado desde antiguo como «Fritur», tal es el nivel de hartazgo que se experimenta tras cuatro días viendo las mismas caras, los mismos eslóganes y sonidos que van desde el silbo gomero a los verdiales– me encuentro con un comercial de vinos reconvertido a empresario del wine experience, y le pregunto a bocajarro: «¿Pero tú aquí haces negocio?». Después de varios anglicismos y una suerte de oda al «emprendimiento de negocios que fijan población al territorio», pronunció tal cosa sin sonrojarse como si estuviera hablando desde una tribuna, me despido de mi interlocutor sin saber muy bien si acude a la Feria para buscar clientes, para presentar sus servicios como escritor de discursos de inopinados alcaldables o para librarse de la rutina familiar en este enero de cuesta arriba.
«¿Sirve de algo Fitur?», insistimos con nuestra pregunta cuando nos topamos con un antiguo compañero de las trincheras periodísticas en Sevilla reconvertido a redactor multimedia, que es lo que se lleva ahora en estos tiempos de periodismo líquido en los medios de comunicación. «Pues yo, qué quieres que te diga, me ha mandado mi periódico, que sobrevive como todos, tú sabes, de la publicidad institucional. Me han dicho que le enchufe la grabadora y le haga fotos al alcalde y a los concejales, que son las mismas fotos que le hacemos todos los días pero aquí en Madrid. Vienen, sueltan sus cosas, dicen que van a llegar muchos turistas al pueblo, que lo del turismo de interior es muy importante y de vuelta a casa mañana. Ya te digo, la película de todos los años».
Usted también ha visto esta película muchas veces, querido lector.
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