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Coronavirus

Más riesgo fuera que dentro de las piscinas con el coronavirus

Andalucía reclama la apertura en la fase 2 mientras que el Gobierno aboga por abrir a partir del 8 de junio. El cloro actúa como desinfectante, señalan los expertos, por lo que el peligro radica en las interacciones personales

HOTELES EN LA COSTA DEL SOL
Un trabajador de un hotel limpia la escalera de la piscinaJorge ZapataEFE

La Junta de Andalucía ha pedido la apertura de playas y piscinas en la fase 2, esto implica, adelantar el calendario previsto por el Gobierno, que plantea la vuelta a la natación recreativa en fase 3, a partir del 8 de junio. En tanto se acerca la fecha, hay una serie de requisitos que se tendrán que cumplir dentro de lo que se viene denominando como “nueva normalidad”. El riesgo no estará en el agua sino en las interacciones personales. Se da la circunstancia de que las piscinas son uno de los principales atractivos con el buen tiempo también en muchos hoteles de Andalucía, con la importancia para el turismo que tienen.

El Ministerio de Sanidad anunció que las piscinas municipales tendrán la posibilidad de abrir con aforo limitado y garantizando la distancia de seguridad entre las personas (dos metros mínimo).

Otra recomendación de las autoridades sanitarias pasa por duplicar el espacio por persona en los espacios abiertos y triplicar en los cubiertos.

El Gobierno recomienda además en un documento con una serie de recomendaciones para aplicar, salvo que se atienda la petición de la Junta, a partir del 8 de junio la planificación para la reducción de los riesgos. Es obligatorio un "mantenimiento y desinfección adecuada (por ejemplo con cloro y bromo) de piscinas, jacuzzis o balnearios deberían inactivar el virus que causa Covid-19”.

La desinfección de las zonas comunes cobra especial relevancia para evitar la propagación del coronavirus, por lo que aumentará la señalización y las medidas de seguridad.

Los enseres personales -toallas, cremas, calzado, mochilas- tendrán que permanecer en un perímetro de seguridad y no debe entrar en contacto con otros usuarios.

La recomendación pasa también por desinfectar las zonas de tránsito y estancia dos veces al día como mínimo y del mobiliario tras cada uso con una dilución de lejía en proporción 1:50 con agua.

Sigue en el aire la posibilidad de prohibir el uso de tumbonas. Como poco, habrá que separarlas al menos dos metros. El uso compartido no es aconsejable.

Los vestuario reducirán su aforo y es muy probable que se prohíban las duchas hasta que acabe la desescalada en los mismos.

Los centros especializados, como la Escuela del Agua, en Gelves (Sevilla), han enviado circulares a los usuarios recordando que “el mayor enemigo del coronavirus es el agua con cloro”. “El cloro es el desinfectante por antonomasia”, recalcan. En cualquier caso, pese a que la higiene de este tipo de centros de iniciación y perfeccionamiento de las actividades acuáticas ya era una constante (por ejemplo, para entrar en las zonas de vestuarios y piscina hay que proteger el calzado con prendas específicas y protectores de plástico), la nueva tesitura conllevar elevar más aún las precauciones, si cabe.

Las investigaciones desarrolladas hasta el momento han demostrado que el agua no va a actuar como un vector de transmisión del virus “si su mantenimiento y desinfección es la correcta”.

Aparte, los profesionales recomiendan aplicar el sentido común, la cautela y la higiene, además de la desinfección y la desinsectación. Estos parámetros, en un segundo plano, pueden conllevar un coste económico y más dedicación en los presupuestos anuales.

Los centros, en muchos casos, están aprovechando las semanas previas a la apertura de piscinas para acondicionarse, ampliando salas de espera, habilitando vestuarios para cumplir la distancia de seguridad, contratando nuevos equipos de desinfección para salas y estancias comunes o torres de renovación y purificación del aire.