Minería

Ecologistas critica que la Junta haya autorizado el recrecimiento de las balsas de estériles de la mina de Riotinto que podrían «colapsar»

Avisa de que la rotura de esos elementos causaría «un vertido 17 veces más grande» que el de Aznalcóllar

Vista aérea de la zona de la mina de Riotinto
Vista aérea de la zona de la mina de RiotintoLa RazónLa Razón

No quieren que una masa como una nube de algodón sucio se vuelva a expandir. Ecologistas en Acción denunció ayer que el Gobierno andaluz aceptó el pasado julio «la propuesta» de su delegada en Huelva, Bella Verano, y «autorizó a la empresa Atalaya Riotinto Minera un proyecto de ‘mejoras operativas y de seguridad’ de recrecimiento» ligado a las balsas de estériles del yacimiento de Riotinto que, en opinión de los conservacionistas, podría «ser el detonante del colapso» de aquéllas en el futuro.

La organización «verde» explicó que la mencionada sociedad gestiona unos «inmensos depósitos de residuos mineros» en ese punto de la geografía onubense y el Ejecutivo regional la ha «eximido de la obligación de espesamiento de lodos al 50% que establecía el proyecto original» y que «garantiza la seguridad» de las balsas. Se ha reducido al «35% de sólidos». Un cambio que, según Ecologistas, planteó «en febrero de 2014» el entonces «representante legal de la empresa Emed Tartessus –actualmente Atalaya Riotinto Minera–, Fernando Arauz de Robles», quien ahora es el titular de la Secretaría General de Industria, Energía y Minas de la Junta. Lo hizo a través de un documento: «Aplicación de mejores técnicas disponibles y análisis de alternativas al proceso de deposición de estériles».

Isidoro Albarreal, uno de los portavoces en Sevilla de Ecologistas en Acción, lo tiene claro: «Esto cada vez recuerda más a la situación que se dio en Aznalcóllar hace 25 años que acabó con la catástrofe anunciada que todos conocemos», condensó.

Advirtieron de que «el tamaño colosal de los depósitos, que acumulan 70 millones de metros cúbicos de lodos con altísima concentraciones de metales pesados», entre ellos el arsénico, implicaría que la fractura de los elementos de contención podría «llevar a una inundación con lodos tóxicos», tras «un vertido 17 veces más grande» que el de Aznalcóllar. La Junta rehusó valorar las críticas.