Andalucía
Bodegas Tradición se convierte en el escenario de la primera exposición de Pío Cabanillas en Jerez
La muestra cuenta con 16 imágenes inéditas en blanco y negro que fueron tomadas en el marco de la Semana Santa en Santiago de los Caballeros de Guatemala
Ubicada en el barrio de San Mateo, intramuros del casco antiguo de Jerez de la Frontera y junto a la Plaza del Mercado, la más antigua de la ciudad, se encuentra Tradición, bodega fundada en 1998 por el añorado Joaquín Rivero y dirigida en la actualidad por la siguiente generación encarnada en su hija Helena. El valor patrimonial e histórico del enclave ya anticipa los pasos que guiaron a la familia Rivero a la hora de emprender su sueño cultural y enológico y de dar nombre a la bodega: recuperar tanto la tradición familiar(la vinculación de la estirpe con el mundo del vino de Jerez) como antiguos estilos y formas de crianza y embotellado que le otorgaron en el siglo XIX, el de mayor esplendor para la región, el estatus de mejor vino del mundo. Con la idea de dedicarse en exclusiva a la comercialización de vinos muy viejos, su artífice y fundador comenzó a seleccionar vinos de soleras y criaderas caídas en desuso, casi olvidadas por las familias que las cuidaron, pero excepcionales, y arrancó el proyecto con 500 botas de oloroso y amontillado. Su carácter pionero y visionario no era un secreto, ni en la ciudad ni en seno familiar, pero sí se legitimó en el año 2000, cuando las categorías VOS y VORS (vinos caracterizados por una vejez teórica y mínima en madera de más de 20 y 30 años, así como por una calidad y limpieza excepcionales) fueron reconocidas oficialmente por el Consejo Regulador de Jerez. En la actualidad, solo veinte bodegas jerezanas obtienen la certificación VORS y VOS para algunos de sus vinos viejos, y de ellas, únicamente Bodegas Tradición se dedica en exclusiva a vinos certificados, con la dificultad en la producción que ello conlleva: para comercializar una botella se guardan en el sistema lo que equivaldría a 60 botellas durante el tiempo necesario para cada categoría, es decir, en el caso del palo cortado la bodega guarda 56.993 litros y solo comercializa un total de 1650 litros (2.200 botellas de 75 centilitros), lo que supone la sesentava parte de las existencias. Esto marca una filosofía de ediciones limitadas y una promesa de calidad segura: todos los años son buenos, sin excepción.
Pero la singularidad de Bodegas Tradición no solo reside en el cuidado de ese patrimonio inmaterial que es la familia y su forma de entender la vida y el vino, sino también en constituir en sí mismo un proyecto cultural único que engloba una pinacoteca, una colección fotográfica y un archivo documental, todos abiertos al público, integrados en el mismo casco de la bodega y capaces por sí mismos de explicar gran parte de la historia de España y de Jerez. La primera, muy personal, fue fundada por Joaquín Rivero en 2005 siguiendo tres criterios: solo pintura, arte español y piezas bien compradas, sin la más mínima duda de su atribución. Hoy gestionada por Helena, atesora más de trescientas piezas de entre los siglos XIV y XVIII; las de mayor interés expositivo incluyen El Greco, Goya, Zurbarán, Murillo, Romero de Torres o un Velázquez de juventud. Heredera de las inquietudes artísticas y los conocimientos de su padre, Helena promueve con pasión estos espacios y productos culturales, dirigidos, como sus vinos, a espíritus educados y hedonistas, y organiza exposiciones itinerantes no solo con los fondos de la familia sino también en colaboración con diversos artistas de nuestro país. La última, una muestra fotográfica de Pío Cabanillas, coordinada por el curador Miguel López-Remiro, que arranca el próximo3 de septiembre.
‘ANTIGUA’, UNA COLECCIÓN QUE CELEBRA EL PASADO
No es la primera vez que Pío Cabanillas (Madrid, 1958) expone en Andalucía, pero sí en Jerez. «Exponer en Bodegas Tradición es mi homenaje a la tradición propiamente dicha y a los procesos ancestrales del mundo del vino; un maridaje basado en la belleza del entorno, en el cuidadoso oficio de expertos anónimos que hacen posible el instante de probar un gran vino, fugaz como el arte», asegura este fotógrafo autodidacta, que cuenta con una decena de grandes proyectos individuales e infinidad de contribuciones en exposiciones colectivas. Aunque especializado en la exploración de la naturaleza desde una óptica conceptual, destaca también su trabajo de fotografía documental: retratos étnicos, reportajes y escenas cotidianas obtenidas durante sus viajes, todas de gran belleza y emotividad.
Para Tradición ha seleccionado una muestra inédita de 16 imágenes en blanco y negro que se han impreso para la exposición y fueron tomadas en el marco de la Semana Santa en Santiago de los Caballeros de Guatemala, hoy conocida como Antigua, una ciudad fundada en 1541, destruida por terremotos y abandonada dos siglos más tarde, hasta que sus edificios, iglesias monumentales y conventos barrocos fueron reconstruidos y considerados Patrimonio de la Humanidad. La referencia directa al pasado, las tradiciones ancestrales y cierta dosis de misterio son el hilo conductor de ‘Antigua’ y de esta con la bodega, un lugar que «sobrecogió» a Cabanillas por las riquezas que atesora. La llamada semana ‘de pasión’ de Antigua se celebra de manera peculiar en sus calles, con devoción y pinceladas de superchería. Sus gentes abandonan por unos días su vida cotidiana para representar la liturgia en un decorado fantástico difuminado por el incienso, entregados a una dramaturgia que trasciende las diferencias individuales y a una intensidad ritual que ha dado lugar a una amplia galería de retratos, miradas y gestos, esquivos como espejismos, que apenas podían ser captados por la cámara. «Las mejores fotografías, en mi opinión, atrapan instantes precarios y casi inaprensibles a los que se llama ‘momentos decisivos’ por sus rareza y consecuencias, por contener situaciones ya desaparecidas. Esta conversión de lo efímero en permanente es el milagro de la fotografía, que en los mejores casos es cuestión de oportunidad y constancia y otros solo de suerte, o quizás también de cierta magia que escapa a la razón».
Abierta al público, es la perfecta excusa para conocer el proyecto cultural de Tradición, «un marco incomparable para una muestra que habla del pasado y de ciudades recogidas», y tendrá lugar en su primer casco de bodega, adquirido en 1998 por Joaquín Rivero en pleno casco histórico de Jerez (cada ampliación ha ido incorporando al complejo calles públicas de uso privado, conocidas como almizcales) y con origen a finales del siglo XVIII, que hoy se destina a la elaboración de oloroso, amontillado y P.X. Al amparo de las botas y bajo la luz tamizada que se filtra por magníficas persianas de esparto, esta exposición abre las puertas a un mundo nuevo, sofisticado y hedonista que, como todos los vinos de la bodega, y en palabras de Helena Rivero, «abre el espíritu».
✕
Accede a tu cuenta para comentar