"De ésta se sale"
PSPP y PEPP: dos acrónimos con «jartá» de dinero
«Igual que en 2008, la política monetaria es el principal instrumento para puentear la crisis»
Mientras que la opinión pública informada ha estado pendiente durante meses de si Hungría y Polonia facilitaban el acuerdo del Consejo Europeo para liberar más de 1,75 billones de euros en recursos financieros entre 2021 y 2027, las verdaderas acciones anticrisis se siguen dirigiendo desde la ciudad alemana de Fráncfort. Allí reside la sede del Banco Central Europeo (BCE) como exigencia fundacional alemana cuando aceptó cambiar su moneda –el marco alemán– por el euro que ahora comparte con otros dieciocho países.
Igual que ocurrió con la gran crisis financiera de 2008, la política monetaria en la que es competente el BCE, es el principal instrumento –hasta el momento– para puentear la crisis. Los programas de estímulo de gasto público que residen en la Comisión, el Parlamento y el Consejo Europeo van a velocidad de tortuga comparados con los programas de estímulo del BCE. De hecho, si hemos llegado hasta aquí sin ahogarnos del todo después de la irrupción de la pandemia es por los manguerazos de dinero del BCE.
De entre el conjunto de programas de estímulo monetario que maneja el BCE hay dos de especial importancia. El primero por orden de aparición fue el PSPP; el «Public Sector Purchase Programme» diseñado para garantizar la compra de deuda pública emitida tras el inicio de la crisis financiera en 2008. Sólo para España, desde hace cinco años este programa nos ha venido comprando deuda soberana por 275.970 millones de euros (M€). De otra manera hubiese sido imposible encontrar compradores de deuda (en la práctica quien prestase el dinero al Estado español) sin que la prima de riesgo se hubiese disparado a niveles propios de rescate (un límite que estaría en el 8% aproximadamente). El PSPP tiene ahora una capacidad para comprar deuda pública española de hasta 200.000 M€, muy superior a unas necesidades estimadas de 130.000 M€. Tengamos en cuenta que ya la deuda pública emitida ha alcanzado la cifra record de 1,3 billones de € (el 114 % del PIB español). Si esto asusta, échenle un vistazo a la deuda de Japón desde hace décadas. No hay que angustiarse excesivamente.
El otro acrónimo que anida una «jartá» de dinero manejado desde Francfort es el PEPP, «Pandemic Emergency Purchase Programme». Este fondo, que como su nombre indica se creó ex novo para hacer frente a las necesidades financieras derivadas de la pandemia, había comprado hasta junio 22.393 M€ de deuda española. Este jueves, en el último consejo de gobierno del BCE en 2020, se hizo pública una doble ampliación de su magnitud; en fondos y en duración temporal. El fondo nació con una dotación de 750.000 M€. En junio se le añadieron otros 600.000 M€ y este jueves otros 500.000 M€. Además se decidió que podría comprar deuda hasta 2022. Hasta ahora las compras netas (compras menos ventas) de este fondo para el conjunto de la UE han sido de 717.000 M€.
¿Qué se compra con estos programas? Se compra tanto deuda emitida por los países miembros de la UE (deuda soberana) como deuda emitida por empresas europeas (deuda corporativa). El primer tipo de compras siempre estuvo desaconsejada por quienes mantienen una visión «ortodoxa» de la política monetaria pero hoy estas objeciones están completamente ignoradas. Las mareantes cifras de las que hablamos permiten, por ejemplo, que España haya colocado esta semana pasada un bono a devolver dentro de diez años y no sólo no haya tenido que pagar intereses a quien le ha prestado el dinero sino que quienes lo han hecho tendrán que pagar al Estado español por comprarle la deuda. Si se tiene en cuenta que el tipo de interés aumenta conforme el periodo para devolver la deuda se alarga, la situación es tan llamativa como compleja de explicar. Para entenderla hay que saber que el precio de un bono o de cualquier título de deuda pública es el cociente entre su rendimiento y su tipo de interés. Si, como ocurre ahora, buena parte de los inversores financieros esperan que los precios de los bonos comprados ahora suban, cuando llegue ese momento pueden ir al mercado secundario de títulos de renta fija, vender los títulos comprados la semana pasada y obtener una plusvalía.
En definitiva, con ser absolutamente importantes, los fondos desbloqueados por el Consejo Europeo después de encontrar una salida a los vetos de Hungría y Polonia, son inferiores en magnitud y en velocidad de aplicación que los que lleva manejando el BCE desde hace años. Baste pensar que el valor de los activos del BCE en su balance era de 2 billones de € al iniciar la crisis de 2008. Ahora es de 7 billones de € y tras la reunión del jueves pasado puede aumentar hasta los 8.
Por si los acrónimos del título de este artículo aún no fuesen lo suficientemente potentes, pensemos que, además, el BCE continúa regularmente haciendo sus subastas de liquidez a los bancos del sistema europeo. Unos bancos que ya rebosan de volumen de depósitos por la caída del consumo y el aplazamiento de las decisiones de inversión de las empresas. Sólo en España, el ahorro de familias y empresas alcanza ya 1,55 billones de euros. Lo nunca visto.
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