La decisión de la Junta de volver a permitir el tránsito entre municipios desde el sábado tiene entre sus principales consecuencias que se ha multiplicado la afluencia a las grandes superficies comerciales y a las capitales. Este relajo de las medidas aumentará en la segunda fase de la minidesescalada programada por el Gobierno andaluz, cuando los bares podrán abrir en dos turnos, de mañana y noche. El temor de los responsables sanitarios es que se desborde la asistencia en «puntos calientes» como suele ser el centro de las capitales, especialmente en las arterias comerciales donde el alumbrado navideño atrae multitudes cada año. Todas las miradas apuntan a la Navidad como fecha clave y los ayuntamientos ya se están adelantando a las posibles complicaciones que pudieran surgir. Todos coincidieron en suprimir el acto público del tradicional encendido de las luces, optando por convocar a los medios para que lo transmitieran. Así evitaron en parte durante el puente de diciembre las aglomeraciones de personas, como las que se vieron en las calles principales de Málaga de manera puntual. El Consistorio malagueño está actualizando el plan de seguridad acorde a las nuevas medidas de la Junta, que hace que se prevea un aumento de la afluencia desde poblaciones limítrofes. Una veintena de cámaras de alta definición, más de 30 agentes de la Policía Local y Cuerpo Nacional de Policía y doce voluntarios de Protección Civil blindan las luces de la emblemática calle Marqués de Larios.

Durante el puente se establecieron controles policiales con una media diaria de 40 agentes para garantizar la distancia social de dos metros y el uso de mascarilla. Las 21 cámaras de vídeo distribuidas por el casco histórico permiten localizar en tiempo real zonas con riesgo de concentración ciudadana. Según fuentes del Ayuntamiento malagueño, de momento no contemplan establecer limitaciones de aforo ni otras medidas adicionales. Con todo, el sábado el Área de Seguridad realizó, coincidiendo con el encendido de las luces, un ejercicio para poner en marcha el protocolo de control en calle Larios, consistente en el cerramiento perimetral, para lo que los agentes utilizaron vallas.

En Sevilla, desde hace una semana las dos principales vías comerciales del centro, Tetuán y Sierpes, son de sentido único por la tarde, siguiendo el ejemplo de Madrid en navidades anteriores. El Ayuntamiento sevillano también recurre a las videocámaras y un dron aéreo sobrevolará la zona tomando imágenes para detectar posibles puntos conflictivos. Desde el Ayuntamiento sevillano señalan que, en caso de un exceso de afluencia, tienen previstas medidas extraordinarias que podrían llegar a la limitación de acceso para controlar el aforo. A partir del 18 de diciembre se activará el habitual Plan de Navidad, que supone «un plus», al impedir el acceso en vehículos privados al casco histórico. Las dos grandes capitales andaluzas son las que afrontan mayores retos para no repetir estampas pasadas, ante la amenaza del coronavirus. Las dos provincias son también las que menor tasa de incidencia de la covid acumulan en las dos últimas semanas, por cada cien mil habitantes: 96 en Sevilla y 113 en Málaga, según los datos publicados por el Instituto Andaluz de Estadística y Cartografía a fecha de 11 de diciembre. El resto oscila entre los 213 de Jaén y los 130 de Granada, que ha reducido drásticamente su tasa después de soportar un confinamiento parcial durante casi un mes. La desescalada anunciada el jueves por el presidente de la Junta, Juanma Moreno, mantiene la limitación de seis personas en las reuniones, que se ampliarán a diez en el período navideño para permitir a las familias celebrar las fiestas –solo en Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo–. A partir del próximo viernes, los andaluces podrán desplazarse libremente para encontrarse con familiares. Finalmente, Andalucía incluyó el término «allegado», que rechazaba alegando que llevaba a confusión y dificultaba el control de los viajes por parte de las autoridades, por imperativo ministerial. Su entrada en vigor añadirá mayor presión a los responsables municipales en su objetivo de minimizar en lo posible las multitudes. Las Cabalgatas de Reyes se presentan como otro hito: ¿cómo organizarlas sin congregar a mucha gente? La tónica general ha sido la suspensión de los tradicionales desfiles y cada ciudad busca alternativas para que los Reyes Magos no falten a su cita anual con los niños. En Cádiz, el Ayuntamiento ha optado por instalar en puntos clave carrozas estáticas, donde Melchor, Gaspar y Baltasar se alternarán en horario de mañana y tarde para que los pequeños puedan verlos el 5 de enero. Fuentes de la Alcaldía aclaran que se implementarán medidas adicionales para garantizar la distancia de seguridad en las esperas y no se entregarán caramelos para evitar riesgos de contagio.

En Almería, Sus Majestades recurrirán a las nuevas tecnologías para hacer posible el ansiado encuentro y desde el Ayuntamiento aseguran que los caramelos llegarán, aunque no de la forma habitual porque no habrá desfile por la calle y, por tanto, no podrán lanzar los caramelos al público.

En ambas capitales las programaciones culturales de estas fechas se han mantenido, adaptándolas a los requerimientos de la normativa anticovid. En Sevilla, el Ateneo, organizador de la Cabalgata, anunció que los Reyes Magos surcarán los días 4 y 5 de enero el cielo en globo –podrá seguirse por su canal de Youtube–y los niños podrán entregar sus cartas en la sede de la calle Orfila. En todas las capitales se han reducido, además, las actividades de ocio que solían copar parques y plazas, aunque manteniendo atracciones infantiles o pistas de patinaje sobre hielo. El mensaje de las autoridades es claro: que se celebre la Navidad pero de forma comedida, para evitar un rebrote que obligue a dar marcha atrás en las restricciones, que han permitido bajar drásticamente la tasa de incidencia en Andalucía, que se encontraba por encima de 500 y ha bajado a 143 casos por cada cien mil habitantes. También los hospitalizados han sufrido un notable descenso, reduciéndose a la mitad desde el pico de 3.478 pacientes ingresados en la segunda ola.