Los últimos nueve meses han sido una prueba diaria a la sanidad pública andaluza, que dirige Jesús Aguirre (Córdoba, 1955). El consejero de Salud y Familias, médico de formación, no es optimista respecto a la evolución de la Covid-19 en Navidad. Por eso, confía en que la vacuna de la farmacéutica Pfizer –que el Gobierno de España ha anunciado que estará disponible el próximo domingo 27– pueda aplicarse cuanto antes.
¿En las comunidades autónomas cómo se va a repartir la vacuna?
En los repartos siempre salimos perjudicados., como con los fondos covid. Pedimos una distribución poblacional. Yo lo que pido al ministro es la máxima equidad en el reparto: si tenemos un 18% de la población, a la comunidad autónoma que más vacunas tienen que llegar es a Andalucía. Ese es el criterio que veo más justo, que es el mismo que ha utilizado la Unión Europea.
Usted anunció que se priorizará a mayores y sanitarios, pero no puede ser obligatoria. ¿Cree que se la pondrán los ciudadanos y profesionales?
Yo le llamo obligatoriedad social. Obligatoria no puede ser la vacuna; ahora, yo voy a pedir que me firmen como sanitarios que no se vacunan voluntariamente porque eso puede tener luego algún problema de contagios. Llevaremos un registro y a quien lo solicite se le dará la certificación oportuna de estar vacunado correctamente contra el coronavirus.
¿Si no se vacunan y contagian a alguien en qué situación quedan?
A nivel europeo para viajar, según dijo el ministro, se iba a exigir un comprobante de vacunación para diferentes países. Debe ser una obligación social porque es beneficioso para ti y para que el que está a tu lado. Hablamos de vacunas con una eficacia de un 94%, casi treinta puntos más que la gripe. Es muy eficaz.
¿Se va a prohibir la entrada en grandes actos como conciertos o partidos de fútbol a quien no tenga esa cartilla de vacunación?
Ahora mismo no me compete tomar decisiones en ese aspecto.
¿Una vez que llegue la vacuna el tiempo para esa inmunidad comunitaria cuál será?
Va a depender de la velocidad a la que nos lleguen; capacidad de ponerla y equipos tenemos. En plena campaña de la gripe hemos estado poniendo cincuenta mil diarias.
Se ha denunciado que han faltado vacunas, que había centros que no disponían de ella.
Habíamos comprado un millón más que el año pasado, lo que pasa es que hemos llegado a niveles de vacunación de cerca del 90% y del 70% de los profesionales sanitarios. El año pasado vacunamos a 1,2 millones y este año a dos millones y pico, casi el doble. Actualmente el número de positivos de gripe es cero, que espero que se mantenga durante el invierno.
Esta segunda ola de Covid-19 no se esperaba tan pronto. En el verano hubo pocas medidas y un relajamiento social e institucional. ¿Eso provocó el repunte?
Nadie sabía el comportamiento del virus, es errático, con unos efectos adversos que no conocíamos y los estamos viendo ahora. Tiene efectos físicos y afecciones neurológicas. Pensábamos que el virus iba a tener una gran incidencia en primavera y que luego iba a confluir con la gripe. Entonces, preparamos el plan de alta frecuentación de otoño-invierno, pensando en el pico de la segunda ola que calculábamos para diciembre o enero.
Dos meses después, mirando hacia atrás, ¿cuál es la explicación?
¿Y cuál es la explicación que tienen Alemania o Francia? Es muy difícil saber la causa de por qué empezó en agosto a aumentar y por qué lo hace más en unas comunidades que en otras. No lo sé... posiblemente porque aumentaría la movilidad en agosto. Y, sin embargo, nosotros empezamos la segunda ola mucho antes que en el resto de Europa, que está ahora en el pico de la segunda ola y nosotros lo tuvimos el 9 de noviembre. Ahí hay un desfase. Lo que sí tenemos claro es que mientras mayor es la movilidad, mayor es el contagio. La forma de evitar los contagios es manteniendo la distancia de seguridad y manteniéndose uno en su domicilio teniendo los mínimos contactos posibles.
Han hecho para eso una campaña de publicidad dura.
Es que en la primera ola parecía que daba miedo hablar de dureza y solo se mostraban los aplausos (a los sanitarios). No se veían los ataúdes en el Palacio de Hielo de Madrid, no se dejaban entrar las cámaras para que se viera una UCI o un respirador. Parecía que daba cierto rubor mostrar la realidad de este virus asesino.
No se suele hacer con otras enfermedades tampoco.
Bien, pero había que sensibilizar. ¿Y la sensibilidad sabe cuál es? Que el virus mata y ya tenemos todos personas allegadas que están ingresadas o que han fallecido por el virus. No es un virus cualquiera, este virus mata.
¿Ha tenido a alguien cercano afectado?
Tengo a mi madre, con noventa años, ingresada desde hace una semana en el hospital. Tiene covid, la cuidadora suya la tengo ingresada con embolias pulmonares, y de las otras dos que estaban con ella una ha fallecido y la otra está en la UCI. Es que es la realidad, es mi familia, es mi madre. El primer médico que falleció en Andalucía fue mi amigo Manolo Barragán. Son personas, esto no son números. La gran pelea que tuve con el Ministerio fue cuando ellos decían que estaba declarando más fallecidos de los que debía. Yo les dije, mire usted, yo estoy declarando personas, a las que llamo y les doy el pésame. Tuve un atranque muy gordo con el Ministerio, que solo quería que se declarara a aquellos a los que se había hecho el PCR y habían dado positivo. Lo que pasa es que no había PCR para todos, ¿qué hago, lo quito? Yo lo vivo muy intensamente y cuando me llegan los negacionistas les diría: vámonos a una UCI. Hay gente joven con un respirador boca abajo, solos. No pueden entrar ni para despedirse.
Esa es una de las grandes secuelas para la sociedad.
Dice que son duras las imágenes que ha puesto la Consejería de Salud, no son duras las imágenes, es muy dura la pandemia. O nos cargamos ya con la vacuna al virus o el virus nos mata a nosotros.
Uno de cada tres fallecidos son personas que vivían en residencias de mayores. ¿Qué pasó en las residencias? ¿Se pudo prevenir y actuar más rápido en la primera ola?
Sabíamos que eran el eslabón más débil de la cadena epidemiológica y el 4 de marzo de las primeras medidas que tomamos fue fidelizar las residencias a los centros de salud y a los hospitales. Me quedé yo con todo el tema sanitario de las residencias, públicas, privadas y concertadas.
¿Por qué no se trasladó a hospitales a esas personas?
Lo que hicimos fueron centros de evacuación, quizá es que no vendemos todo lo que hacemos. En las residencias manteníamos a todos los positivos y trasladábamos al resto, y a todos les hacíamos un seguimiento.
Los hospitales asumieron la primera ola y esta segunda está recayendo sobre la Atención Primaria. Eso está pasando factura a la atención ciudadana.
La Atención Primaria ha asumido el rastreo covid, las 1.107 residencias de mayores, los colegios y los autocovid. ¿Y las vacunas quién las lleva? Están aguantando estoicamente los trabajadores y están muy sobrecargados. Estoy haciendo cábalas para ver cómo les doy unos días de vacaciones ahora que la incidencia la tenemos baja y que las urgencias.
El presidente dijo que podrían endurecerse las medidas en Navidad, ¿cada cuánto se van a revisar?
Diariamente. En las reuniones de los comités tomamos directamente las medidas de cambio de nivel según la evolución de cada provincia.
Usted no es partidario de abrir los bares.
Los bares están abiertos, es de las poquitas comunidades autónomas donde no ha cerrado la restauración. Con esta nueva desescalada desde el viernes a los bares les salvamos la cena y por eso hemos ampliado una hora el toque de queda. Hemos cortado de seis a ocho porque lo que no queremos son las sobremesas largas, que llevan aparejado que nos relajemos más de la cuenta, que se consuma alcohol...
¿Cómo se van a controlar los desplazamientos en Navidad? Al final se introdujo el término allegado del que la Junta no era partidaria...
Es un término ambiguo, a nosotros no nos gustó en absoluto, y así se lo manifesté al ministro en el Consejo Territorial. El ministro nos lo pidió y lo pusimos por lealtad institucional.
¿Se van a controlar esos desplazamientos?
Yo lo que quiero es sensibilizar. En tu casa no va a haber nadie para ver si el que está cenando contigo el día 24 es tu familia o son tus allegados, o es el vecino de al lado, pero sí queremos crear esa corriente de concienciación en la ciudadanía. No vamos a tener guardias civiles para todos los sitios. Y sí le digo una cosa: la mayoría de las personas son cumplidoras. No necesito poner a nadie en tu casa, solo quiero concienciar a todos los andaluces de que eso es para salvar vidas.