Retratos sin tiempo
Mirando al infinito
Su trabajo en Airbus ha enseñado a Rocío Caparrós que “no sabemos realmente hasta dónde podems llegar”
Con los pies en la Tierra, gran parte de sus horas se las pasa pensando en lo que sucede sobre nuestras cabezas. Puede que sea una postura contradictoria, pero Rocío Caparrós, responsable de las relaciones institucionales de Airbus en Andalucía, tiene claro que el axioma «todo lo que sube, baja», va más a allá de un lugar común. Si mira atrás, a los meses de terrazas y aplausos encerrados, los observa como un tiempo duro, pero de aprendizaje, de los que se ha salido «a un nuevo escenario inesperado». Cada día le dedica una hora a correr, casi diez kilómetros, porque necesita esa gasolina que sólo proporciona el deporte para impulsarse por los complicados recovecos del mundo aeroespacial. «Quien quiere proyectarse lo hace dentro y fuera», explica sonriente, mientras acaricia cada ocasión que tiene para disfrutar de todo lo que nos arrebató el virus. «Llego a Tablada y se me quitan las penas, allí huele a aviones, y estar en contacto con mis compañeros ingenieros, aprendiendo cosas nuevas, me da mucha energía». El 80 por ciento de la población desconoce el potencial de la tecnología espacial, «¡no tiene nada que ver con las películas!», y todo llega luego a nuestras vidas sin que nos demos cuenta. «Soy muy disciplinada, rígida, me gusta ir descubriendo poco a poco lo que me rodea», asevera una mujer que vive para un mundo nutrido por la ciencia y las leyes, pero del que aún nos queda mucho por descubrir afortunadamente. ¿Su fórmula mágica para salir de esto con optimismo? «No sabemos realmente hasta dónde podemos llegar», quizás la mejor vacuna para salvarnos de nosotros mismos.
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