Autonomía
La Línea busca su «autonomía» para tener un régimen fiscal propio y más inversiones
Empresarios reclaman a las administraciones incentivos para «ser competitivos y salir del atolladero»
«¿Cree usted conveniente que el Ayuntamiento de La Línea de la Concepción eleve al Gobierno de la Nación y a las Cortes Generales una petición para instar la conversión del municipio en comunidad autónoma, de acuerdo con el artículo 144 a) de la Constitución Española?». Es la pregunta que plantearía el Consistorio linense a sus vecinos para intentar alcanzar más autonomía, un proceso complejo y no exento de polémica que, de momento, ha conseguido poner el foco en los problemas endémicos de un municipio con un hecho diferencial evidente, dada su proximidad con Gibraltar. Precisamente, la consecución de un régimen fiscal propio, la reclamación de más inversiones que compensen las reducidas dimensiones de su término municipal o la llegada de infraestructuras como el tren están detrás de esta consulta.
Así lo aseguran al menos los empresarios linenses y del Campo de Gibraltar, que coinciden en la necesidad de hacer más competitivo el municipio al margen de otras cuestiones políticas y sociales que se puedan desprender de este proceso. La memoria justificativa elaborada por el equipo de gobierno, encabezado por el alcalde Juan Franco, hace referencia a la «necesaria adaptación del régimen fiscal y tributario a la realidad de la comarca», donde La Línea «coexiste con un territorio en el que las condiciones fiscales son sumamente laxas». Francisco López, presidente de la Asociación de Asesoramiento y Desarrollo Empresarial de La Línea (Aadell), señala a LA RAZÓN que existe una «realidad objetiva, que son los problemas que arrastramos y que las diversas administraciones, a varios niveles supramunicipales, no han sabido dar respuesta». Uno de ellos es la necesidad de un tipo impositivo menor que «nos haga competir y crecer en igualdad de condiciones». «Debemos apostar por el sector servicios, por lo que necesitamos unos incentivos fiscales que nos hagan salir del atolladero».
Este diferencial, a juicio de López, «sólo es superado de manera negativa por la frontera entre Israel y Gaza». «No es que estemos peor aquí que en la franja de Gaza, ni mucho menos, pero sí hablamos casi de la misma diferencia en cuanto a potencial económico», subraya.
En la misma línea se expresa Carlos Fenoy, presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar, remarcando que «no pedimos ningún trato de favor, sino que se nos den las herramientas suficientes para poder sobrevivir en un entorno muy competitivo». Fenoy recuerda que en un radio de 14 kilómetros conviven cuatro espacios fiscales distintos, y «de todos ellos el nuestro es el peor». Se trata de las condiciones de España, Ceuta, Gibraltar y Marruecos. Sobre el reino alauí, destaca el «proyecto de Estado» que está abordando y que está vinculado a un «proceso industrial y de transformación localizado en la zona norte al servicio de la economía del país». En este contexto, el pujante puerto de Tánger Med tan sólo es un eslabón de una cadena más larga. «La Línea tiene una tasa de paro muy elevada y una servidumbre de Gibraltar tremenda, sin capacidad alguna de influencia. Este quizás sea uno de los motivos por el que el equipo de gobierno se ha lanzado por un camino más contundente», argumenta.
En el plano de las infraestructuras, Fenoy recuerda que la línea ferroviaria «está pendiente desde hace más un siglo», una iniciativa paralizada que «no se corresponde con la pujanza del cercano puerto de Algeciras». Además, La Línea «lleva años» reclamando el desdoble de la carretera del Higuerón que conectaría con la Costa del Sol.
El Brexit, y el modelo de convivencia en la comarca que continúa sin perfilarse, no hace más que añadir sombras. López sostiene que sus efectos se dejaron sentir en La Línea en varias oleadas. Una primera consecuencia fue la devaluación de la libra. «Los más de 10.000 linenses que trabajan en Gibraltar pasaron de cobrar el equivalente a 1.400 euros a 1.100, así que lo primero que se resintió fue la economía local, basada en el pequeño comercio». Posteriormente, la ausencia de un acuerdo obligó a muchas empresas «a trasladarse a Ceuta o incluso a Malta», subraya López, por lo que se desbarató el tejido empresarial linense. Fenoy, por su parte, reclama unas «reglas de juego claras» para ambas partes e insiste en que «con un buen acuerdo en torno al Brexit se pueden plantear inversiones de los gibraltareños en la comarca». «Hay muchas opciones, pero desgraciadamente ninguna está en nuestras manos», lamenta.
En definitiva, La Línea «está cerrada, sin futuro y sin nada que la haga competitiva más allá de la imaginación de los linenses», subraya López, quien recuerda que la ciudad fue fundada «por emprendedores y comerciantes genoveses». Fenoy, por su parte, pone el acento en los distintos planes que anunciaron los gobiernos para la comarca y que se quedan en nada. «El último, de 1.000 millones de euros, se anunció hace tres años y todavía no hemos sabido nada».
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