Educación
La vuelta a las clases en la universidad: «Nos meten en un aula codo con codo»
La presencialidad plena del nuevo curso dificulta la distancia social. La mascarilla y el resto de medidas de seguridad por la covid-19 se mantienen
El edificio del Rectorado de la Universidad de Sevilla (US) ha dejado de estar desierto. Son las nueve de la mañana del primer miércoles del curso: la cafetería va retomando el bullicio habitual; en la biblioteca algunos estudiantes ocupan puestos de lectura y las aulas del patio, con la puerta abierta para permitir la ventilación, están llenas. Son las primeras clases con presencialidad completa desde que la covid-19 rompiera la normalidad en lo campus andaluces, un ejemplo que puede extenderse a otras ocho universidades públicas. La única diferencia a la vista respecto al tiempo previo a la pandemia es que todos llevan mascarilla tanto en interior como en los exteriores, excepto en la cafetería mientras se desayuna.
A la entrada de la antigua Fábrica de Tabacos un cartel indica las precauciones necesarias en las instalaciones, las mismas que toda la sociedad conoce porque llevan aplicándose un año y medio, como el uso obligatorio de mascarilla, el lavado de manos y la distancia social de 1,5 metros. También en la página web de la Universidad está colgada toda la información sobre las medidas a adoptar. Respecto a la distancia social recoge que «se debe procurar una distancia de, al menos, 1,5 metros en las interacciones entre las personas en las instalaciones», aunque puntualiza que en las aulas «se establecerá la disposición del alumnado que conduzca a la mayor distancia interpersonal posible, acorde a la capacidad y tipo de mobiliario de cada aula».
María Rodríguez es estudiante de Filología y cada día viene desde Utrera a Sevilla. Habla con desánimo de la falta de información y asegura que «estamos un poco con miedo todavía porque nos habían garantizado una distancia de seguridad que no tenemos». Esta estudiante lamenta el señalamiento a los jóvenes como desencadenantes de contagios, agudizado tras las imágenes de la concentración de jóvenes bebiendo alcohol el primer día del curso en las inmediaciones de una facultad sevillana. «Nos culpan mucho de la cuarta o la quinta ola... Que no digo que no, hay muchos jóvenes que van a hacer botellón, pero después nos meten a 50, 60 o 70 alumnos en un aula codo con codo». En el propio campus hay grupos de jóvenes hablando, no todos haciendo uso de la mascarilla. El inicio no está siendo fácil porque solo la Universidad de Sevilla superó las 69.000 matrículas el curso pasado; en la Universidad de Granada son más de 47.000. Entre las dos, suman casi la mitad de los 240.000 estudiantes de las diez universidades públicas andaluzas, según datos publicados por la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades. El avance de la vacunación contra el coronavirus ha permitido mejorar respecto al curso previo: el 80,8% de los jóvenes entre 20 y 29 años tienen al menos una dosis puesta y alcanza el 85,7% para adolescentes entre 12 y 19 años, según datos oficiales del Instituto de Estadística de Andalucía (IECA) esta misma semana. El primer paso está dado: recuperar cierta normalidad, que se mantendrá mientras el Consejo de Alertas de Salud Pública de Alto Impacto no modifique las medidas adoptadas y publicadas en el BOJA el pasado 15 de septiembre.
«Nosotros estamos cumpliendo las medidas preventivas que están indicando las autoridades sanitarias», explica la vicerrectora de Servicios Sociales, Campus Saludable Igualdad y Cooperación de la US, Ana López. «Se permite el cien por cien de presencialidad en espacios docentes, pero en otros espacios no», como el salón de actos o salas comunes, pero «hay que seguir con el resto de medidas preventivas, como el uso de mascarilla, que es obligatoria» y que estaban vigentes antes de que se permitiera la presencialidad plena en las aulas. López defiende que se están adoptando todas las precauciones regulando los accesos con itinerarios separados para entrada y salida, ocn objeto de evitar aglomeraciones, o continuando con la trazabilidad y seguimiento diario de contagios. El personal de limpieza que trabaja la sede central de la US corrobora que diariamente se desinfectan todas las clases para evitar contagios. «Se limpia todo: las sillas del profesor, de los alumnos, los interruptores, pomos de las puertas...». Para la vicerrectora, el devenir del curso universitario irá ligado a la evolución global: «Va a pasar lo que pase en la sociedad en general, porque la Universidad no es un ente aislado. Después de los exámenes presenciales no hubo incremento porque se cumplieron las medidas».
Recta final para la financiación y el nuevo mapa de titulaciones
El nuevo curso universitario trae muchas exigencias más allá de la enseñanza. Los siete rectores y las dos rectoras de las nueve universidades públicas andaluzas se enfrentan a la recta final de la negociación de un nuevo modelo de financiación y a la reordenación de las titulaciones. Las bases del nuevo modelo de financiación ordinaria de las universidades andaluzas se aprobaron en Consejo de Gobierno el 7 de junio. «El objetivo es concluir este trabajo en las próximas semanas, con la intención de aplicar el nuevo modelo en el año 2022», según confirman fuentes de la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades. Estará vigente, aseguran, durante el período 2022-2026. La rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda, señala a LA RAZÓN que «somos solidarios porque venimos siéndolo desde 2007», cuando comenzó a aplicarse una financiación que cree que «perjudica» a su Universidad. Detalla que los responsables se encuentran en proceso de «desarrollo de los indicadores» y admite que «no estamos de acuerdo todos al 100%». «Queremos que reconozca la suficiencia financiera. No nos cubren el capítulo 1 de personal ni de mantenimiento, solo llega al 90%», explica sobre lo que considera un punto irrenunciable de lá negociación, ya que hasta ahora algunos de esos costes estructurales «se financian con fondos captados fuera», en convocatorias europeas o de capital privado. Sobre el mapa de titulaciones, mantiene que «estamos esperando para ver cómo se hace el equilibrio» y confía en que estará «pronto» aunque no existe una fecha fijada en el horizonte. Las relaciones entre los rectorados y la Consejería son «estrechas», según la propia Junta, que destaca que el Presupuesto para las universidades contempló en el último ejercicio 1.516 millones, con subidas del 2,4% en 2019; el 5,2% en 2020; y un 3,3%, en 2021.
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