Historia
El arqueólogo de la muralla romana del centro de Sevilla ve “verificada” su tesis sobre el “nilómetro” de Itálica
Dicho espacio constituiría un santuario en honor a la diosa egipcia Isis y la cripta subterránea descubierta en su interior habría sido usada para “la recreación simbólica” de las crecidas del Nilo
El arqueólogo Álvaro Jiménez Sancho, director de la excavación saldada con el hallazgo de un lienzo de muralla romana en el número 11 de la céntrica plaza de San Francisco de Sevilla capital; ha defendido su trabajo sobre la ‘porticus’ o recinto porticado del teatro de Itálica, cuyas ruinas descansan en el actual municipio de Santiponce, que determina que dicho espacio constituiría en su totalidad un santuario en honor a la diosa egipcia Isis y que la cripta subterránea descubierta en su interior habría sido usada para “la recreación simbólica” de las crecidas del río Nilo.
En concreto, este trabajo de Álvaro Jiménez Sancho recogido por Europa Press se titula “La ‘porticus’ del teatro de Itálica y su transformación en santuario de Isis” y parte de los resultados de las últimas excavaciones acometidas en el complejo escénico italicense, construido en una ladera del cerro actualmente nominado como de San Antonio durante la etapa del emperador Augusto y con capacidad para unos 3.000 espectadores.
El teatro, así, se encuadra en la denominada ‘vetus urbs’, es decir el núcleo urbano italicense previo a la ampliación de la ciudad promovida durante la etapa del emperador Adriano (117-138 de la era común), de la que deriva el actual conjunto arqueológico de Itálica, que aspira por cierto a la declaración de Patrimonio Mundial.
A tal efecto, Álvaro Jiménez Sancho detalla que la ‘porticus post scaenam’ o recinto porticado a espaldas de la escena del teatro de Itálica fue descubierta en 1975 tras unas excavaciones gracias a las cuales fue desenterrado gran parte del hemiciclo escénico, contando dicho espacio porticado con una superficie total de 3.350 metros cuadrados.
EL SANTUARIO DE ISIS
Repasando groso modo las investigaciones científicas promovidas sobre este “cuadripórtico” levantado tras la escena, un recinto característico de los espacios teatrales de la antigua Roma, este arqueólogo pone especial énfasis en que “el elemento que ha centrado la atención sobre los usos del perístilo del teatro italicense es el iseum”, es decir el santuario dedicado a la diosa Isis, una deidad del Antiguo Egipto cuyo culto fue extendido por el mundo grecorromano.
“En 1990, a raíz de la aparición de varias lápidas de exvotos dedicados a la diosa Isis en el centro de la galería septentrional, se identificaron unas estructuras como restos de un santuario isíaco fechado en el siglo II que se había configurado modificando el espacio comprendido entre las columnas centrales y la entrada principal”, rememora el autor de este estudio, explicando que tales restos “formarían un espacio rectangular configurado en el centro del pórtico norte del peristilo del teatro, ocupando los tres intercolumnios centrales”.
Es decir que tal descubrimiento “se tradujo en la interpretación como ‘iseum’ de una pequeña construcción levantada en el centro de la galería norte de la ‘porticus post scaenam’ del teatro”, según rememora Jiménez Sancho, avisando a continuación de que fruto de los resultados de la excavación arqueológica acometida ya en 2009 en el enclave, “la configuración del edificio religioso se presenta de manera muy diferente”.
TRAS “LOS NUEVOS DATOS”
Partiendo de la base de que “la galería oeste sería coetánea a la construcción del teatro augusteo” y “el cerramiento norte se había comenzado” en esa etapa, “aunque no sobrepasaría el ancho de esa galería”; Álvaro Jiménez Sancho explica que “con los nuevos datos se estableció que a inicios del siglo segundo, se llevó a cabo una importante reforma en el centro de la galería norte mediante la construcción” del ‘iseum’, definido como “un templo clásico sobre podio con escalera central, pórtico tetrástilo, ‘pronaos’ y ‘cella’”.
Dicho templo de Isis, según desgrana este arqueólogo, ocupó “el centro de la galería norte y una parte del exterior de la ‘porticus post scaenam’, que pasó a convertirse en el ‘temenos’ (santuario) en su totalidad”.
“En la zona central del espacio abierto y en torno al eje que marca el templo, se construyeron los elementos principales del culto isíaco: cripta, ara, focus y estanque”, agrega Álvaro Jiménez Sancho, resumiendo que “el descubrimiento de aquellos elementos arquitectónicos relacionados con el culto isíaco contribuyó a reforzar la consideración de toda la ‘porticus’ como el nuevo santuario”, destacando “sin duda” el caso de la cripta.
LA CRIPTA
En este punto, este investigador detalla que la cripta del recinto porticado del teatro de Itálica se constituye como “una estancia subterránea con planta en forma de L formada por dos espacios: la escalera de acceso y una cámara rectangular”.
Especial atención merece la parte de este trabajo dedicada a la interpretación de la “función” de esta cripta, plano en el que Álvaro Jiménez Sancho precisa que la “ubicación y contextualización” de dicho recinto respecto al “ritual isíaco” es directamente “clara”, en el marco de la definición del espacio porticado del teatro.
En ese sentido, este arqueólogo considera que “la falta de suelo y/o revestimiento adecuado” inducen a pensar que no se trataba de “una instalación para contener agua”, considerando a continuación que “su uso tenía que ver con la subida cíclica del nivel freático”.
Más al detalle, este investigador precisa que el cauce del río Guadalquivir “estaría entonces a unos 700 u 800 metros” del enclave del teatro y este río “se caracteriza por estar bajo la influencia de las mareas”.
“De este modo, esta subida y bajada de la lámina de agua diaria (fruto de las mareas), que sería más acentuada en determinadas épocas del año, podría entenderse como la recreación simbólica de las crecidas del Nilo”, argumenta Jiménez Sancho, con relación al origen egipcio del culto a Isis, sosteniendo la “posibilidad” de que la citada cripta funcionase como una suerte de “nilómetro” aprovechando las evoluciones del río.
Los estudios geoarqueológicos más recientes, de 2018 sin ir más lejos, “establecen el inicio de una lenta pero progresiva elevación de la capa freática para inicios del siglo segundo, por lo que la inundación del fondo de la cripta era perfectamente posible”, abunda el arqueólogo Álvaro Jiménez Sancho para defender este planteamiento.
Al respecto, el propio arqueólogo ha explicado a Europa Press que un equipo de “especialistas” ha revisado la citada cripta, manifestándose los mismos “de acuerdo con esa interpretación” de “nilómetro”, un término recogido en “el argot de los estudios sobre Isis”. “Verificamos que si el nivel del río subía con las mareas o estacionalmente, no se inundaba la ‘orchestra’, que es el punto más bajo (del teatro) y no tendría por qué llenarse” de agua.
“Es decir que la cripta estaba por debajo de la cota de la ‘orchestra’ y, por lo tanto, no se inundaba el teatro” con las citadas crecidas del río, precisaba exponiendo que tal extremo constituía una “cuestión fundamental” para esta tesis.
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