"El bloc"

Salvar a la marioneta

“El prócer sanluqueño, a punto de quedar aplastado por el síndrome del socio minoritario, apuró esta semana en Madrid su último Fitur como consejero de Turismo”

El vicepresidente de la Junta y consejero de Turismo, Juan Marín
El vicepresidente de la Junta y consejero de Turismo, Juan MarínRicardo RubioEuropa Press

Las elecciones autonómicas que «evidentemente», según su propia confesión, convocará Juanma Moreno en primavera si le siguen tocando los dídimos y se confirman las tendencias demoscópicas en los comicios castellanoleoneses del 13-F, se celebrarán con las muchas dudas que suscitan estas ocasiones… pero con una certeza incontrovertible: el desplome de Ciudadanos, que se debatirá entre lo poco y la nada sin otro anhelo (realista) que una carambola que deje al PP al borde una mayoría absoluta que completaría el puñado de escaños que logren arramblar, tres o cuatro en el caso de no ser expulsados al averno extraparlamentario. El presidente de la Junta sueña con esa posibilidad, que le permitiría zafarse de la compañía de Vox, aunque lo hace con menor intensidad que su vicepresidente, ese Juan Marín con el que ha gozado durante todo el trienio de un aliado leal. El prócer sanluqueño, a punto de quedar aplastado por el síndrome del socio minoritario, apuró esta semana en Madrid su último Fitur como consejero de Turismo, poderoso brazo gubernamental que ha gestionado con las dificultades propias del sector durante la pandemia y, con suerte, también con provecho hacia su partido. No nos podemos engañar: el astronómico presupuesto del ramo, acorde con su condición de locomotora de la economía andaluza, permite apañarse unas fidelidades decisivas a la hora del recuento de votos. Así aguantó el Partido Andalucista una segunda legislatura como muleta de Chaves y a ello deben afanarse estos centristas en los meses que queden hasta la disolución, sean tres o sean diez. Si fuera justa la fama de eminencia gris del ejecutivo que le gusta a Elías Bendodo que sus vates pregonen, debería estar ya manos a la obra. Un amigo tan manejable vale su peso en oro.