Entrevista
«En un escenario de cambio climático, la situación en Andalucía es mala o muy mala», alerta el presidente de la CHG
«Más embalses, sí pero también mejoras y mantenimiento», señala. «Desde las zonas litorales sí se contemplan las desaladoras como alternativa», apunta Joaquín Páez
Riojano de cuna (Haro, 1962) y chiclanero de corazón, Joaquín Páez Landa, presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) desde agosto de 2018, ha visitado estos días su tierra de adopción. Como siempre que puede, ha «bajado» para visitar a sus amigos, a los compañeros con los que, antes de dar el salto a Sevilla, compartió Corporación y, sobre todo, para reponer fuerzas antes de seguir «dando la batalla» en uno de los momentos más complicados que se recuerdan para la Cuenca. Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Salamanca y Máster en gestión Medio Ambiental por el Instituto de Investigaciones Ecológicas de Málaga, ha hecho lema de la frase «cada día que pasa es uno menos para la próxima sequía».
Acabamos de cerrar uno de los peores años hidrológicos, que deja pantanos bajo mínimos y recortes para la agricultura. ¿Cómo valora la situación?
Solo se puede calificar de mala o muy mala. Hemos tenido un año hidrológico pésimo, con un 20% menos de precipitaciones que el anterior, que ya fue malísimo, y un 50% menos que la media histórica. En cuanto a los aportes a los embalses, los números son aún peores, un 60% menos que la media histórica; porque una cosa es que llueva y otra que el agua llegue a estos. Desde hace 20 años estamos en datos de cambio climático, con un aumento de medio grado en las temperaturas, un descenso del 7% de las precipitaciones y del 20 en las aportaciones a embalses. Eso, constantemente de media, se traduce en sequías cada vez más recurrentes. Sabemos que van a tener lugar, pero no cuándo.
La falta de recursos está poniendo en jaque el propio abastecimiento humano, como es el caso de Córdoba, con los embalses al 14,1% de su capacidad.
Así es, de hecho estamos trabajando por encargo de la Dirección General del Agua en cinco obras de emergencia para el abastecimiento humano en Andalucía, cuatro de ellas se localizan en Córdoba, que es la que peores datos de agua embalsada presenta, y la quinta en Granada, para mejorar el abastecimiento del sistema Colomera-Cubillas. Es verdad que el abastecimiento ha tenido algunos problemas, pero estas obras los van a subsanar.
En esta sequía severa, ¿cuál es su mayor preocupación?
Sin lugar a dudas, este año de regadío, el que acaba de comenzar. El año pasado reducimos las aportaciones un 70%, algo que es nefasto para los regantes, el empleo, etc. y, desgraciadamente, las previsiones de que esto pueda cambiar no son buenas. De hecho, las previsiones apuntan a que existe un 40% de posibilidades de que podamos tener un año normal de lluvias. Dato que nos preocupa mucho más si tenemos en cuenta de dónde viene el regadío, con reducciones del 25, 50 y 70% en años sucesivos. Frente a esta situación, hay que poner en valor el compromiso absoluto de los regantes, que confían en la CHG, en sus técnicos, aunque la realidad es que estamos muy escasos de agua.
¿Dónde se centran y se van a focalizar los esfuerzos de la CHG para paliar esta situación?
Estamos planificando y trabajando en nuevas obras hidráulicas, así como en el mantenimiento de las existentes. Es fundamental evitar las pérdidas y ser más eficientes para seguir acompañando a una agricultura andaluza que es la más tecnificada de toda España, con el de la red de regadío modernizada. Ahora, de la mano del Ministerio de Transición Ecológica y la Junta, estamos trabajando para incorporar ese 20 restante, ya que cada gota de agua es importante. En la CHG trabajamos en un escenario de cambio climático, pensando que mañana puede comenzar una sequía o un periodo de inundaciones. Es el clima de Andalucía, donde es un privilegio vivir, yo he elegido ser andaluz, pero geográficamente tiene una gran desventaja, que no tiene aseguradas las lluvias. Es una zona de transición climática, lo que significa que es una de las que más sufre los cambios.
Constantemente se alude a la necesidad de construir nuevos embalses, ¿puede ser la solución a los periodos de sequía?
España es el país de Europa con más embalses y el quinto del mundo y la media histórica de llenado es del 60% en las mejores condiciones. Quiere decir que hay que tener embalses, nosotros en la cuenca tenemos 50 grandes y otros más pequeños, pero que lo verdaderamente importante es ser más eficientes. La política de aguas debe pasar por ser eficientes. Lo que no se puede permitir es que los embalses y las conducciones tengan pérdidas. El actual Gobierno de España ha puesto 8.000 millones para el Plan Hidrológico 2022/2027, la máxima cifra que se ha librado nunca. ¿Para construir embalses? Sí, pero también para mejoras y mantenimiento. El Gobierno ha destinado 2.000 millones para Andalucía, para obras hidráulicas de todo tipo y también nuevas presas. De hecho, en la CHG tenemos dos nuevas presas, el estudio de alternativas y el proyecto si ha lugar, y otra que se está recreciendo, El Agrio, en Aznalcóllar. Además, hay proyectados dos estudios de alternativas sobre dos presas, una que se llama Cerrada La Puerta, en Jaén, y San Calixto, en Écija, que tendría una doble función, evitar inundaciones y surtir de agua a la agricultura. Cuando llegamos nos encontramos el proyecto de Cerrada La Puerta con 50 millones y no se había hecho ni un papel. Vamos a hacer el proyecto de alternativas; una presa no se hace en un año.
Uno de los sectores que viene demandando más agua es el turismo, sobre todo el litoral en verano, ¿son las desaladoras una solución?
Es cierto que una de las soluciones que se plantean, sobre todo en épocas duras. El Gobierno está rescatando tres desaladoras en Almería, que estaban inservibles de la anterior legislatura. Esto va a propiciar que se produzcan del orden de 30 o 40 hectómetros cúbicos más o, dicho de otra manera, tres veces más de lo que llega a Andalucía a través del trasvase del Tajo, que se utiliza como arma política. Dicho esto, desde las zonas litorales sí se contemplan las desaladoras como alternativa para abastecimiento humano, primero, y agrícola. Pero, hay que echar números y, luego, Jaén, Córdoba y Sevilla no pueden tener desalación.
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