Entrevista
Ana Sarrión, árbitra profesional: «Me confundieron con la ‘novia’ del futbolista y casi no arbitro ese día»
Tuvo que sufrir «la desconsideración de jugadores que no estaban acostumbrados a que les pitara una mujer»
Ana Rodríguez Sarrión ha sido árbitra profesional durante dieciséis temporadas. Todavía está en estado de shock y contrariada por lo acontecido tras ganar el Mundial. Le apena que el título haya quedado en un segundo plano, al igual se indigna con que sea Jenny, la víctima, quien tiene que dar explicaciones. Su carrera no fue fácil.
¿Cuándo decides cambiar los tacones por los tacos de unas botas de fútbol?
Me encanta los tacones y no me los quito. Pero con diecinueve años, junto a una amiga también muy futbolera, decido calzarme las botas de fútbol y me pongo a arbitrar. Ante la dificultad de acceder a un equipo de fútbol femenino, cambié esta vez sí el balón por el silbato o el banderín.
Estamos viendo lo difícil que es ser mujer y futbolista, árbitra ya tiene que ser la repera.
Y más cuando empecé, que en toda Andalucía no formábamos ni un «once titular». En Sevilla éramos tres. Y así nos presentamos en aquellos campos de «Regional» que no habían visto nunca a una mujer como «colegiada» o «jueza de línea».
Echas la moneda del aire y sale «cara» para el arbitraje. A partir de ahí, ¿alfombra verde o campo embarrado?
Barro en todos los niveles. Desde ascender en el escalafón arbitral, la desconsideración de jugadores que no estaban acostumbrados a que les pitara una mujer, o miembros del cuerpo técnico que te impedían entrar a los vestuarios «porque no estaba permitido que la novia del futbolista entrara allí». Tan surrealista como eso.
¿Ha recibido alguna vez menosprecio por el hecho de ser una mujer?
Para mi es más fácil contar las veces que no me han menospreciado. Se nos achacaba que «no sabíamos de fútbol», se ponían en duda nuestra capacidad física. En las fases de ascenso o finales nunca contaban con nosotras. Y qué decirte de los comentarios tan duros, insultos, que hemos tenido que aguantar. El mantra era «vete a fregar», pero había comentarios muy hirientes.
¿Qué opinión te merece todo lo que acontece con Jenni?
Mucha controversia. El gol de Olga comenzó a marcarse muchos años antes. He visto a muchas pioneras luchar por el fútbol y arbitraje femenino. Por eso, me da rabia que ganar un campeonato del mundo quede en un segundo plano. Además, como mujer me da mucha pena porque encima del menosprecio, la agresión o el acoso, la víctima es la que tiene que dar explicaciones.
Hay quien lo califica como el #MeToo español.
Ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero también un paso sin vuelta atrás para decir «ya basta»: que no se menosprecie más al fútbol femenino y se trabaje desde la base, junto a comités y federaciones, en que todo lo que ha pasado una vez que acabó la final no vuelva a ocurrir.
A pesar de todo el ruido, somos campeonas del mundo, tenemos a la Balón de Oro, empresas como Iberdrola apoya con fuerza a este deporte, las audiencias han subido …
¿Es el momento del fútbol femenino español?
Un momento soñado y que va a servir para visibilizar el fútbol femenino y que los patrocinios se animen a apoyar este deporte, que asocien sus marcas a los valores que han demostrado estas mujeres. Un paso más para la equiparación salarial, que también las mujeres, tanto futbolistas como árbitras, puedan vivir del fútbol.
Queda mucho por hacer. Dime una prioridad para el arbitraje y fútbol con nombre de mujer.
Se tiene que profesionalizar el arbitraje femenino y darle más visibilidad. Tenemos a internacionales que no se conocen y difícilmente se tienen en cuenta. También el salario, hay mucha diferencia entre pitar la Liga EA Sports y la Liga Iberdrola.
La conversación llega a los «tres pitidos» del final. ¿Cuándo marcó Olga distes un salto o tus manos se dirigieron al centro del campo pitando gol?
El salto fue descomunal, mi familia todavía me lo recuerda. Y encima Olga Carmona, sevillana con la que he coincidido. Veo los partidos con ojos de árbitro, pero ese día fui más hincha que nunca.
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