Ecología

La ganadería extensiva, la gran aliada contra los incendios

Algunas azas como la Payoya realizan desbroces que no están al alcance de las cuadrillas

En defensa de las cabras
En defensa de las cabrasLa RazónLa Razón

Altas, largas y de capas en las que predomina el color blanco, la cabra Payoya es desde tiempos inmemoriales una de las mayores aliadas para la prevención de incendios en zonas de tan alto valor medioambiental y ecológico de la provincia de Cádiz como el Parque Natural Sierra de Grazalema.

Producto de un proceso de selección que ha llevado a los ganaderos a buscar una raza que le permitiese aprovechar los pastos de altura, los de más difícil acceso, la Payoya (también conocida como Montejaqueña) se ha situado en la cima de la pirámide de esa ganadería extensiva que, desde hace décadas, demanda un valor que va mucho más allá de, como es el caso, leches que son el origen de algunos de los mejores quesos artesanales del mundo.

“Aunque no sea de conocimiento general, razas como la cabra Payoya, cuya alimentación es de carácter arbustivo y pastos, realizan una importante tarea medioambiental en nuestra provincia, en nuestro entorno natural”. “Labor”, defiende Olga González, veterinaria de la Asociación de Criadores de Raza Caprina Payoya, “que contribuye de forma determinante al correcto mantenimiento de los montes, contra la propagación de incendios, y en la que juegan un papel fundamental los pastores y ganaderos, que unen a sus conocimientos profesionales los del medio”.

“No es solo que la Payoya realice una eficaz labor de limpieza en los montes, en sus zonas más elevadas, sino que, además, la hace de un modo mucho más natural y económico que si se tratase de maquinaria”. “Valor de la raza”, subraya, “al que se unen otros muchos, caso de la dispersión de semillas o la propia calidad del producto, y que, como ocurre en todo el extensivo, ni se visualizan ni recompensan en su justa medida”.

“Tanto es así, que solo se pone sobre la mesa el importante papel que este tipo de razas y ganadería desempeña en la limpieza de los montes cuando, como está ocurriendo, se producen incendios que son alimentados por el exceso de vegetación (pastos secos, ramas sueltas, entre otros)”.

Destacada ramoneadora, la Payoya es la ‘herramienta’ contraincendios más rústica (todoterreno) de una ‘cuadrilla de desbroce’ en la que, “en estratos medios y bajos, también desempeñan una función fundamental otra de nuestras razas autóctonas, la Oveja Merina Grazalemeña, y el ganado vacuno”. “Cada una”, explica, “realiza una tarea esencial en las fincas y esto se nota cuando éstas se abandonan por cese de actividad y, por desgracia, son escenarios de incendios”. Limpieza de montes que tanto la Payoya como el resto del ganado extensivo realizan gran parte del año en fincas particulares y en los montes públicos, a través de arrendamientos.

Nosotros siempre decimos que cuando no existan los ganaderos de extensivo, habrá que inventarlos, ya que realizan una labor trascendente en el medio. Tarea que resaltan distintos estudios económicos, que ponen de relieve la gran inversión económica que habría que realizar en maquinaria y mano de obra para la limpieza de los montes si no existiera el ganado extensivo y los ganaderos”.

Debemos darle el valor que se merecen”, demanda Olga González, “tanto a ellos como a su ganados y productos, ya que, como ya ha sucedido en algunos países de Europa, se puede perder el extensivo”.

AGILIDAD Y FLEXIBILIDAD ADMINISTRATIVA

En relación a la conexión entre la prevención y expansión de incendios y la ganadería extensiva, Pedro Gallardo, presidente de Asaja-Cádiz, incide en que “estamos ante un hecho objetivo, y es que se gastan muchos más recursos y se sufren más pérdidas, a veces incluso humanas, en la extinción de un incendio que realizando una labor preventiva”.

Nosotros lo que decimos es que hay dos premisas de hacerlo preventivamente. Una, agilizando y flexibilizando la gestión de la entrada del ganado en los montes, incluidos los parques naturales y, la otra, agilizando la resolución de las ayudas forestales”, ya que “no puede ser que estas se produzcan cada 5 o 7 años”. “Es mejor”, demanda, “que, con la misma inversión distribuida, se haga anualmente, ya que con el actual sistema el que no entra se queda fuera durante un largo periodo”. Esas premisas, “son las mejores herramientas para realizar esa tarea de limpieza y quitar ese ‘combustible’ de los montes”.