Arte milenario
¿Cómo funciona la leva?: cientos de anclas y kilómetros de redes para pescar el atún de almadraba
Hay que unir «los kilómetros de cables y las cientos de boyas que utilizamos para armar los distintos compartimentos»
Aunque lejos quedan ya las emociones y los excelentes resultados que deparó una nueva campaña de capturas del atún rojo en las almadrabas gaditanas, es ahora, en los últimos días de julio, cuando de verdad se culmina.
Así, si el acto primero de esta liturgia milenaria fue el calamento del arte y el segundo las capturas en los copos de Tarifa, Zahara de los Atunes, Barbate y Conil de la Frontera; en estas fechas, con menos «focos» mediáticos, se procede a lo que se podría llamar el acto final, que no es otra cosa que es lo que se conoce como leva. Una faena igual de importante que el calamento y que exige lo mejor de ellos, los almadraberos. Una de estas artes que está de recogida, es la de Conil de la Frontera (Organización de Productores Pesqueros 51), en cuyo puerto, desde muy temprano, los almadraberos aceleran el paso todo lo que pueden para evitar las altas temperaturas. «Pese a que se pueda pensar que cuando finalizan las capturas de los atunes rojos está todo hecho, todavía queda por delante un trabajo tan meticuloso, duro e importante como el propio calamento», señala Daniel Sánchez, uno de esos jóvenes almadraberos que heredó de su padre una profesión que es mucho más que eso, «una forma de vida».
Labor compleja donde las allá, «su desarrollo depende mucho del estado de la mar, ya que no es lo mismo elevar las anclas (cada una de unos 400 kilos de peso) con la mar en calma que con las embarcaciones moviéndose todo el tiempo». «Además de ser más difícil», añade, «es también más peligroso y ralentiza todo el proceso». De la complejidad de esta faena hablan los numerosos elementos a retirar de la mar. «Nuestra almadraba en concreto cuenta con unas seiscientas anclas para fijar el arte al fondo marino y, en lo que se refiere a redes, estamos hablando de unos seis kilómetros los que utilizamos para dar forma a la almadraba».
A redes y anclas, hay que unir «los kilómetros de cables y las cientos de boyas que utilizamos para armar los distintos compartimentos y mantenerlos fijados al fondo y la superficie».
«Hablamos de toneladas de material las que hay que retirar de la mar y llevar a puerto. Y, si bien es cierto que en los últimos tiempos se ha incorporado a las embarcaciones maquinaria (caso de las grúas mecánicas) que hacen esta faena más cómoda y menos peligrosa que, por ejemplo, en los tiempos de mi padre; aún sigue siendo una tarea muy complicada y que precisa de grandes esfuerzos». Trabajo que, como se puede ver estos días, no acaban cuando se leva el arte y se traslada a puerto. «Una vez en tierra, tenemos que limpiar cada boya, arreglar kilómetros de redes, enrollar y engrasar los cables antes de trasladarlos a la nave, donde quedarán almacenados de cara a la próxima campaña». «Tras meses en la mar», explica, «boyas, redes, etc. están llenas de conchas, algas...».
En el arte de la leva, su limpieza y almacenamiento interviene en torno a «unos sesenta compañeros». A esta tarea hay que unir otra, que es igual de importante, «la limpieza de todas las embarcaciones, grandes y pequeñas, que hemos empleado todo este tiempo para las distintas operaciones de la almadraba y que no se volverán a utilizar hasta la próxima campaña». Embarcaciones que, en este caso, permanecerán amarradas en el mismo puerto de Conil de la Frontera o, como es el caso de la de Zahara de los Atunes (también de la OPP-51), su lugar de «invernación» serán las tranquilas aguas del río Barbate.
En lo que al futuro de las almadrabas gaditanas se refiere, una vez culminada la campaña de capturas con éxito –se ha vuelto a demostrar que la salud de la especie es inmejorable y que la calidad del atún rojo ha vuelto a ser máxima–, tanto la OPP-51 –propietaria de las almadrabas de Conil de la Frontera, Zahara de los Atunes y Tarifa) como Petaca Chico (de Barbate)– quedan ahora pendientes de lo que, en relación a las futuras cuotas, determine a comienzos de año la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico. Las almadrabas gaditanas esperan que se amplíe el tonelaje y que, posteriormente, parte de este le sea asignado por parte del Ministerio de Pesca.