Política

Del candidato Bonilla al presidente Moreno: la construcción del presidente andaluz

El líder del PP en Andalucía cumple nueve años desde el "tú lo has querido, Juanma" de Rajoy en el Congreso de Sevilla

El aniversario de la elección de Moreno coincidió con la suelta de un lince en Doñana
El aniversario de la elección de Moreno coincidió con la suelta de un lince en DoñanaAgencia EFE

El pálpito ganador se explica sobre todo después de haber ganado. Este 2 de marzo se cumplen nueve años del nombramiento de Juanma Moreno al frente del PP de Andalucía. Con el histórico «Tú lo has querido, Juanma» del Congreso de Sevilla de Rajoy comenzó la ardua tarea de sustituir a Arenas y la cuasiepopéyica de alcanzar la Presidencia de la Junta de Andalucía. Del cuestionamiento inicial y las miradas de reojo por el peor resultado del PP en las andaluzas, Juanma Moreno ha pasado a ser con Alberto Núñez Feijóo (y con Díaz Ayuso en otro estilo) el gran referente del centro derecha en toda España.

El presidente andaluz, experto en protocolo y con propensión al rito, viene estableciendo una serie de liturgias en los actos, dando solemnidad al cargo, al tiempo que ha sabido ganarse los afectos de la ciudadanía. Moreno se ha integrado en el rumor de la calle: de la Semana Santa al Rocío. Entre medias, ha condenado a la irrelevancia a Vox y ha fagocitado también por la vía de los hechos a Cs. En lo institucional, Moreno se ha labrado una imagen también moderada alejada del tópico del «señorito» que lastraba la imagen de la derecha en Andalucía más allá de las capitales de provincia, donde el PP hace décadas que alcanzó el poder. En este tiempo, Moreno ha adoptado numerosas banderas que, en parte, explicaban la hegemonía socialista en la comunidad durante casi 40 años. Entre ellas, el andalucismo que este 28-F se celebró con el Día de Andalucía. El mandato de Moreno se viene caracterizando por las formas templadas, la aplicación del ideario liberal en la medida de lo posible –con diversas bajadas de impuestos– y la asimilación de «las banderas» del socialismo «haciéndolas verdaderas». El equipo de Moreno ha sabido actualizar y modernizar los viejos eslóganes del socialismo y los mensajes-fuerza como «convertir Andalucía en la locomotora económica de España». Más recientemente el actual portavoz volvió a hablar de una "Andalucía imparable".

En lo orgánico, Juanma Moreno ha pasado de subalterno y apuesta de Rajoy, con la mediación de Soraya Sáenz de Santamaría, a una de las alternativas que aparecieron en las quinielas como posible presidente del PP nacional, una aspiración que Moreno no tiene, «centrado en Andalucía». Sin embargo, el papel jugado por el presidente andaluz fue determinante a la hora de suturar la crisis popular hace un año con la salida de Casado. Finalmente, la hoja de ruta que se siguió –desde la discreción marcada, sin aspavientos– fue la vía de «la generosidad» de la que habló Moreno, que fue el primer barón en pronunciarse tras la reunión con el ex presidente popular aquella madrugada previa a los "idus de marzo" y visiblemente afectado por la situación –de por medio, una amistad de años– pero firme en las palabras. Fue Moreno quien apeló a Feijóo como solución de la crisis popular.

Moreno ha ganado peso en el nuevo PP configurado en el Congreso del 2 y 3 de abril del pasado año. «Vivo en una comunidad con un sesgo más de centroizquierda y eso me impregna», ha reconocido Moreno, quien cuenta sin tapujos que una parte de su familia «es de izquierda», que sus padres, inmigrantes malagueños en Cataluña que regresaron a Andalucía y abrieron una tienda de ultramarinos, votaban a la UCD o que ha mostrado reconocimiento público por Felipe González.

El PSOE-A ganó las anteriores elecciones con una Susana Díaz en evidente declive. Moreno, con el peor dato popular desde Gabino Puche, pudo pactar con Cs y con el apoyo externo de Vox en el Parlamento se hizo merecedor de la investidura. Apenas dos años después, en plena pandemia, a Moreno lo confundían con Manuel Chaves a las puertas del Hospital Macarena de Sevilla. De hecho, de los presidentes anteriores, es al que más puede recordar, emulando incluso la fórmula de un número 2 fuerte como Zarrías, en la primera legislatura con Bendodo; y con campañas y eslóganes que rememoran aquella de la «Andalucía imparable» que en esta legislatura ha rescatado el portavoz Ramón Fernández-Pacheco. Una de las principales críticas de Vox, de hecho, ha sido llamar “socialista” a Moreno. El PSOE y el resto de izquierdas, por su parte, han tratado de desmontar esta imagen señalando, como la candidata de Por Andalucía en el debate electoral, que Moreno “es educado pero no es moderado”. “Se le está poniendo cara de Susana Díaz”, le dijo, por otro lado, también en el debate electoral Nieto a Moreno.

Moreno se ha integrado en todos los actos sociales andaluces: de la Semana Santa al Rocío. La imagen de Moreno –que fue omnipresente como marca en la campaña– ha modelado la pérdida de temor a la derecha. Nadie daba un duro por el «candidato Bonilla». «Para un día ser dragón, hay que tragar muchos sapos». Eso o hacerse vegano. Bonilla no tenía nada que perder y todo por ganar. Bonilla, como Clark Kent, se quitó las gafas, se apretó los boxers -que en el PP entonces todavía les llamaban «bradleys»- y a la sonrisa y ‘caidita’ de ojos que le acompañaban a diario le sumó el poquito de colmillo que se le echaba en falta. Bonilla se convirtió en Juanma Moreno y luego en Juanma, presidente. Griñán, con aire de estadista, intentó sin éxito que le llamaran Pepe. En la pasada gala de Andalucía, a Eva González se le escapaba el término "don Juanma Moreno". La noche previa a las elecciones y el día de autos, el personal preguntaba en qué papeleta aparecía el nombre de Juanma, quien, lejos de la reacción de Míchel cuando marcó sus dos goles en Udine frente a Corea del Sur-”Me lo merezco, me lo merezco”- señaló que sabe que tiene mucho voto prestado y debe gobernar para todos. Decía el Buitre, que vivió bajo el signo del 7, que la tranquilidad es poder, que la energía es limitada y debes orientarla a lo que te interesa. “Tenemos que seguir gobernando como si no tuviésemos mayoría absoluta, desde la sensatez y la humildad, buscando alianzas y complicidad con la sociedad. Voy a intentar no defraudar a los andaluces”, señala Moreno. “Lo imposible, parte 2″ llegó con la mayoría absoluta del PP en Andalucía.

Tras su primera legislatura en el poder frente a una oposición destartalada, Juanma Moreno reeditó su gobierno con el resultado de una mayoría absoluta y con sus rivales ahora ya directamente en descomposición. El presidente andaluz afronta su segunda legislatura con la convicción de no utilizar «el rodillo» pero con el riesgo cierto que ofrece la falta de rivales. El mejor resultado en la historia del PP en Andalucía ha terminado de desbaratar tanto al PSOE como a Vox, pasando por Cs con su desaparición plenaria y Por Andalucía y Adelante con su querencia por la fagocitación perenne. La victoria del PP en Andalucía no ha hecho rehenes.

En Lebrija, territorio hasta ahora eminentemente socialista con un 65,4% de votos al PSOE en las municipales por el 14,8% del PP, Moreno competía en popularidad con el Rey en su última visita, firmando banderas y recibiendo vivas y piropos. El «efecto Moreno» llevó al PP a arrasar en el municipio sevillano en las autonómicas, con un 41,4% de los votos por el 28,9% del PSOE. Se trata del penúltimo ejemplo del ensanche de las costuras del centro por parte de Moreno, quien igual se reúne con el alcalde socialista de Sevilla, Antonio Muñoz, cerrando una mesa institucional permanente que es invitado por la Fundación Felipe González a un foro por los 40 años de la victoria del PSOE o se reúne con el presidente de Aragón, el también socialista Javier Lambán, quien además proclamó el liderazgo de Andalucía a corto plazo como potencia económica en España. Antes, Moreno ya mantuvo encuentros con Feijóo como presidente de la Xunta; López Miras de Murcia; y con el socialista valenciano Ximo Puig.

«Casi todos podemos soportar la adversidad; pero si queréis poner a prueba de verdad el carácter de un hombre, dadle el poder», dijo Abraham Lincoln. Juanma Moreno no tuvo un mandato fácil con el coronavirus y el electorado le reconoció el temple y la gestión. El tránsito del candidato Bonilla al presidente Juanma es digno de estudio político y de comunicación. Del hombre puesto a dedo por Rajoy al barón más importante del PP como poco al nivel del huracán mediático Ayuso, sin estridencias ni sobresaltos. Todos los partidos en Andalucía están peor que antes de las elecciones salvo el PP. Los méritos de Moreno, empero, no se entienden sin los deméritos de una oposición «invisible» en Andalucía mientras el presidente se hace fuerte en el papel institucional y alza el vuelo por encima incluso de la marca de su partido ocupando el espacio político y sociológico que durante décadas ostentó el PSOE en Andalucía. El próximo objetivo es el "8 de 8" en las capitales andaluzas en los comicios municipales y las diputaciones cabalgando en la ola del "efecto Moreno".