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Empleo

Fuga de temporeros andaluces a la vendimia francesa mientras el campo español se queda sin trabajadores

Mientras el 60% de las bodegas españolas no logran completar sus plantillas, 11.000 trabajadores agrícolas andaluces marcharán a final de agosto a la campaña de recogida de la uva del país vecino

Temporero recogiendo uvas EP

Más de 15.000 temporeros agrícolas españoles viajarán a finales de agosto a Francia para la campaña de la vendimia, la inmensa mayoría –tres de cada cuatro, es decir unos 11. 200– procedentes de Andalucía. La razón es sencilla: el salario en el país vecino es más competitivo. Allí se paga 11,5 euros la hora y los empresarios se encargan, por norma general, del desplazamiento y el alojamiento.

Así, mientras la mano de obra agrícola especializada se marcha a Francia, las bodegas españolas cada vez tienen más difícil encontrar trabajadores. Según la empresa de recursos humanos Sinergye, el 60% de las bodegas no está logrado completar las plantillas en uno de los momentos más críticos de la campaña agrícola. Esta escasez de personal no es un fenómeno puntual, sino el reflejo de una transformación profunda del empleo en el campo. El tradicional modelo basado en disponibilidad local y experiencia previa ha dado paso a un panorama más complejo, donde factores como el clima, la movilidad laboral, la seguridad o la fidelización del talento cobran cada vez más peso.

Las condiciones de trabajo se han endurecido notablemente y no todas las empresas agrícolas han adaptado las condiciones. Por ejemplo, según datos del sindicato CC OO, apenas el 21% de los Equipos de Protección Individual (EPI) están preparados para enfrentar el estrés térmico, lo que deja al 79% de los temporeros expuestos a situaciones como la deshidratación o los golpes de calor. Ante este escenario, «garantizar la salud y la seguridad laboral ya no es solo una obligación legal, sino una herramienta decisiva para atraer y fidelizar el talento», apuntan desde Sinergye.

A ello se suma un fenómeno cada vez más frecuente en los procesos de selección: el «ghosting» laboral, apunta la consultora de recursos humanos. Actualmente, muchas campañas se ven interrumpidas no solo por candidatos que abandonan el proceso sin previo aviso, sino también por otros que, tras ser contratados, deciden dejar el puesto de trabajo de un día para otro. Esta inestabilidad complica aún más la cobertura de vacantes en un sector ya tensionado. «Para reducir este tipo de situaciones es necesario adoptar una estrategia de comunicación clara, honesta y continua: definir con precisión el perfil requerido, detallar de forma transparente las tareas, acompañar al candidato de manera cercana». «Debemos acompañar al candidato a lo largo de todo el proceso y asesorarle desde el primer momento. No se trata solo de cubrir una vacante, sino de generar confianza, implicación y una relación a largo plazo con el trabajador» , apunta Silvia Balcells, la CEO de Synergie en España.

Para evitar la fuga de mano de obra como la que se produce en el campo español hacia el francés, desde esta consultora apuntan a que no solo hace falta un salario competitivo. En este sentido, apunta a que muchas empresas del sector vitivinícola están adelantado sus campañas de reclutamiento y ofreciendo una continuidad entre campañas, reubicando a los trabajadores en otras cosechas, con el objetivo de garantizar la fidelidad del trabajador y evitar ese llamado «ghosting» laboral.

Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) reconocen que la falta de mano de obra en el campo español es un problema serio que se acentúa año tras año y que se padece, sobre todo, en campañas largas como la de la fresa y frutos rojos en Huelva o la de la naranja en el Guadalquivir. Por ello, insisten desde Asaja Sevilla, se tiene que recurrir a la población inmigrante para poder cubrir esos puestos de trabajo.

En el caso concreto de la vendimia, desde Asaja dicen desconocer los motivos que llevan a los trabajadores agrícolas de nuestro país a trabajar en Francia en vez de hacerlo en nuestras bodegas. Pero, en todo caso, le restan importancia. «El volumen de trabajadores españoles en la vendimia francesa es exiguo, casi simbólico, si la recogida tuviera que depender únicamente de los españoles la mayoría de las uvas se quedarían en la viña», apuntan fuentes de la asociación agraria.

«Creemos que tiene que ver más con la tradición de marchar a vendimiar a Francia que se da sobre todo en ciertos pueblos de Jaén, además hay que tener en cuenta que las fechas se complementan muy bien con la campaña de recogida de la aceituna en la provincia jienense y que también vienen bien a los estudiantes para que luego puedan reengancharse a sus clases», aseguran.

Sobre las mejores condiciones que supuestamente se dan en el campo francés, desde Asaja lo desmienten. «Con la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se paga prácticamente lo mismo en las vendimias de España y Francia, no creemos que eso tenga ver, quizá influya más que en el país vecino las campañas son mucho más cortas que en España o Italia, aunque sea un producto de máxima calidad».

Sobre el supuesto nivel de especialización de los temporeros del sector vitivinícola, desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores reconocen que «hay que llegar a las campañas sabiendo vendimiar», pero que no todos los temporeros españoles que marchan allí son expertos. «Lo que más se demanda son trabajadores para la recolección y en esa parte de la cadena la especialización no es tan necesaria», concluyen fuentes de Asaja Sevilla.