Historia

La joya de la Alhambra en la corona de Carlos III de Inglaterra

Se conoce como el rubí de don Pedro el Cruel y tiene 170 quilates

King Charles III waves as he leaves the balcony of Buckingham Palace, London, following his coronation Saturday May 6, 2023. (Stefan Rousseau/Pool photo via AP)
Britain CoronationASSOCIATED PRESSAgencia AP

Uno de los tesoros de la Alhambra estuvo presente en la coronación de Carlos III. La State Imperial Crown lució un gran rubí sacado del palacio nazarí en el siglo XIV.

La piedra fue conseguida por Pedro I de Castilla tras matar a Muhammad VI en Granada, quien portaba tres piedras de grandes dimensiones. Una de ellas sería la que lució el sábado el rey de Inglaterra.

Pedro I de Castilla habría entregado el rubí, como recompensa por ayudarle en en una revuelta en el marco de la guerra contra su hermanastro Enrique II de Trastamara, a Eduardo de Woodstock o Eduardo de Plantagenet, el hijo mayor de Eduardo III de Inglaterra. A Woodstock se le conocía como el Príncipe Negro por la armadura que portaba. No reinó pero portó la joya en sus batallas.

El brillante fue heredado por Ricardo II Plantegenet, hijo del Príncipe negro. En 1415, la joya ya aparece en la corona de Enrique V en la batalla de Angicourt. En 1485, durante la batalla de Bosworth Ricardo III fue muerto y el rubí apareció en dos partes.

Posteriormente, la joya pasaría al joyero real de Catalina de Aragón, esposa de Enrique VIII, hija de los Reyes Católicos. El tesoro se vendió en 1649 pero Carlos II de Inglaterra lo recuperó en 1649. La familia real británica compró el rubí y volvió a palacio en 1660 con el restablecimiento de la monarquía. En el año 1838 se rehizo la corona por la coronación de la reina Victoria y se colocó el rubí de la Alhambra.

Carlos III lució durante la coronación en la parte frontal de la corona una espinela roja que antaño era de la casa castellana de los Borgoña, un resplandor rojo con más de 700 años de historia.

Se trata de un rubí color sangre del tesoro de la Alhambra de 1362. Se conoce como el rubí de don Pedro el Cruel. Tiene 170 quilates -24 gramos- y, según la leyenda, estuvo engarzada en la mesa del rey Salomón. También se dice que procede de Jerusalén, de las míticas minas del rey Salomón. A lo largo de la historia también se ha relacionado con el mal fario, ya que sus dueños murieron de forma trágica: ajusticiados, asesinados o en batalla. La leyenda también dice que la piedra se pone más roja cuanta más sangre se derrama por ella.