Sanidad

Perfil del médico agredido: una facultativa de centro de salud

Las agresiones a los médicos crecen un 9%, la mayoría de tipo verbal. El 86%han dejado secuelas psíquicas a los profesionales, pero solo el 22% se cogió la baja

Manifestación contra las agresiones sanitarios
Manifestación contra las agresiones sanitarios Europa Press

Fue a raíz de la pandemia cuando las agresiones a los sanitarios empezó a considerarse un problema serio. De hecho, hace unas semanas hubo que lamentar la muerte de un auxiliar de enfermería en Madrid tras recibir una patada en sus testículos por parte de un paciente. En este caso, desde CC OO lamentaron que el centro no contaba con ningún protocolo ante este tipo de situaciones, pese a que se había solicitado al hospital en cuestión, el Hospital Fundación Instituto San José.

En el caso concreto de Andalucía, la Junta creó hace un año el Observatorio de Agresiones para estudiar esta lacra y poder tomar así medidas eficaces. Una de ellas, es la de establecer un régimen sancionador específico para quienes agredan al personal sanitario, son multas económicas ya que «suelen ser las que más duelen», dijo en enero la consejera de Salud, Catalina García, quien se dio un año para aprobarlo.

Urge hacerlo, porque los datos demuestran que el problema sigue en aumento, como manifestó ayer el Consejo Andaluz de Colegio de Médicos (CACM). Según su último informe, el año pasado se registraron un total de 129 casos a facultativos, un 9% más que en 2022, cuando se notificaron 117. El ranking lo encabeza la provincia de Málaga, con 39, seguida de Cádiz (25), Sevilla (18), Granada (16), Almería (11), Jaén (10) y Huelva con cinco acciones violentas denunciadas ante el CACM.

El perfil de los profesionales que sufren agresiones es de una mujer (72,8% de los casos, frente al 27% de hombres) que trabaja mayoritariamente en la Atención Primaria. En este primer escalón de la atención sanitaria se produjeron el 49% de las agresiones, por encima de las urgencias de los centros de salud (18%) y las hospitalarias (17%). Destaca que 9 de cada 10 actos violentos se producen en la sanidad pública.

Las agresiones a los médicos andaluces fueron, sobre todo, verbales –amenazas y coacciones– que dejaron secuelas psíquicas en el 86% de los casos. De hecho, el 22% de los médicos agredidos tuvieron que cogerse la baja.

«Las agresiones tienen una grave secuela psíquica sobre el profesional, que puede mermar su capacidad de ejercicio profesional y, por tanto, poner en riesgo la buena praxis», apuntó al respecto Gaspar Garrote, Coordinador contra las Agresiones del CACM, quien recordó que en los colegios de médicos andaluces funciona el Programa de Ayuda Integral al Médico Enfermo, para ayudarles en su recuperación.

Para el presidente del Sindicato Médico Andaluz (SMA), Rafael Ojeda, el informe del CACM «demuestra lo que venimos afirmando durante años, que las agresiones al personal sanitario es un problema que va a más y que las medidas que se están instaurando no consiguen ponerle freno». «Es una situación inaceptable que no podemos normalizar», incide Ojeda, quien expone que el aumento de la violencia en centros médicos tiene que ver, además de «con un cambio en el sistema de valores de la sociedad» con «la falta de seguridad en los centros», con «la falta de recursos», con la «presión asistencial» y con «la demora en la atención» .

Para el presidente del SMA es «muy significativo» que las agresiones aumenten en el entorno de la Atención Primaria, «donde se sufre en mayor medida la demora asistencial y la falta de recursos». Por eso, reclama medidas de apoyo al facultativo, con «campañas publicitarias que prestigien la profesión» y, sobre todo, medidas eficaces de protección al sanitario en todos los ámbitos. «No es posible que después de una agresión, un médico se piense si cogerse la baja porque pierde dinero al no poder cobrar las guardias porque la agresión no se considera accidente laboral», denuncia.