Tribuna

Políticas migratorias y zonas "No Go"

"Sin una política migratoria clara será muy difícil que las personas que están entrando en nuestro país puedan no caer en un territorio alejado de cualquier posibilidad de inclusión positiva"

Inmigrantes rescatados por Salvamento Marítimo
Inmigrantes rescatados por Salvamento MarítimoEP

Una de las graves causas de la inacción ante las políticas migratorias comunes, ya sean europeas o estatales, es que las personas, queramos o no, siguen entrando. Muchos días nos desayunamos con la entrada de un contingente de tal o cual número de personas, pero lo curioso es que en esos territorios donde se plantea dicha presión nunca se llega al tope.

Aunque las cifras de los menores atendidos y tutelados no dejan de crecer, de alguna manera salvo casos puntuales no llegan a desembocar en episodios alarmantes. Canarias lleva meses quejándose de la cifra absolutamente sobredimensionada de menores atendidos, pero más allá del enfado y de la falta de coordinación ahí siguen…aguantando con ayudas económicas puntuales. Esto ocurre porque las autoridades de aquellos puntos han tomado ya como costumbre el actuar de manera unilateral, siendo ellos los que gestionan el flujo hacia fuera de sus comunidades, llegando a otras de manera descontrolada.

Por ponerles un ejemplo, ¿cómo puede ser que a Canarias no haya día que lleguen muchísimas personas, que las autoridades digan que están al borde del colapso y este después nunca se produzca? Esto tiene que ver con que el flujo, gestionado de esta manera, tiene después un impacto de manera clara y manifiesta en otros territorios, conectados entre sí por la mafia de la migración irregular, y que afecta a los lugares donde acaban llegando estas personas.

Recuerdo un vuelo a Bilbao, donde un menor subsahariano con pasaporte de su país, viajaba solo simplemente porque le habían dejado tomar el vuelo. Se sentó a mi lado y me contó su historia. Hacía poco que había llegado a España en un cayuco. Y allí estaba, menor de edad, viajando sin documentación acreditativa de su residencia en territorio Schengen y sin ni siquiera acompañamiento. Estaba claro que el procedimiento no se ajustaba desde luego al tránsito de menores. Pero la realidad es esa, lo que no permitimos para los nuestros, si lo hacemos para los que llegan y dicen que son menores de edad, más allá de la prueba oseométrica o lo que diga el fiscal, para no colapsar un territorio ni tensionarlo socialmente.

Pero la inacción ante la llegada de migrantes está dando otro fenómeno curioso que tiende a generalizarse en algunas ciudades. La migración es un fenómeno fundamentalmente urbano que va desde las grandes periferias de las ciudades africanas a nuestras periferias, y que tiende a agruparse en determinados barrios de nuestras ciudades. Es por ello que algunos arrabales donde se han ido instalando estas personas, ante la inacción de políticas de inclusión se han convertidos en zonas «No Go», es decir en zonas donde la policía ya no entra.

Barrios como Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), la Cañada Real (Madrid) y el Príncipe (Ceuta) son barriadas donde ya la policía no actúa siguiera y la radicalización puede estar campando a sus anchas. Este fenómeno puede estar cronificándose en otros lugares como El Saladillo o la Bajadilla, en Algeciras, o las 3000 viviendas en Sevilla donde ya era zona «No Go» sin tener este componente migratorio.

¿Se acuerdan del barrio de Moleenbeek en Bruselas?, ¿se acuerdan de los diferentes episodios de radicalización y atentados de personas pertenecientes al mismo? Moleenbeek puede estar no tan lejos como parece.

Como ven, sin una política migratoria clara y con un acompañamiento de inversión en inclusión, será muy difícil que las personas que están entrando en nuestro país y que permanecen de manera irregular, puedan no caer en un territorio alejado de cualquier posibilidad de inclusión positiva, y lo que es más importante, muy al albur de ser radicalizados. Zonas No Go, un efecto indeseado de la emigración irregular.