El negocio

Los sombreros de una fábrica de Sevilla cubren las cabezas de judíos de medio mundo

La producción anual es de unos 100.000 sombreros, de los cuales alrededor del 60 o 70 % van dirigidos al mercado judío ortodoxo

Los sombreros de una fábrica de Sevilla cubren las cabezas de judíos de medio mundo
Los sombreros de una fábrica de Sevilla cubren las cabezas de judíos de medio mundoAgencia EFE

Por Fermín Cabanillas

Más de 100.000 sombreros salen cada año de una fábrica Salteras (Sevilla), y el 60 % van a judíos de Nueva York y varias ciudades de Israel, lo que convierte a la firma sevillana en la líder mundial a la hora de cubrir las cabezas de judíos ortodoxos.

Son, además, miembros de un mercado fiel a los productos que se sacan adelante en esta empresa, Fernández y Roche-Industrias Sombrereras Españolas (Isesa), que desde un polígono de este municipio sevillano ha sabido ganarse una clientela fiel, ya que, en algunos casos, sus clientes renuevan sus sombreros dos veces al año, de modo que la demanda no cae un ápice en ningún momento.

Abraham Mazuecos, director general de la empresa, explica a EFE algunos de los detalles de un trabajo intenso que, de lunes a viernes, se realiza en la fábrica en horario intensivo de mañana, y que hace que, por ejemplo, vayan a las cabezas de algunos británicos sus inseparables sombreros de copa, y llama mucho la atención que todo el proceso en la empresa es manual, artesano, en una perfecta cadena de trabajo de unas 60 personas en su plantilla.

En avión o en barco

Detalla Mazuecos que de la fábrica salen todos los años unos 100.000 sombreros, de los cuales alrededor del 60 o 70 % van dirigidos al mercado judío ortodoxo. Entre 20.000 y 25.000 llegan a Israel, “donde se comercializan por todo el país”, en ciudades como Jerusalén o Tel Aviv. Y el 90 %, “son enviados por contenedor, por barco”.

“En Estados Unidos hay un mercado un poco más, digamos que, irregular”, con una cifra que llega a más de 30.000 al año, “de los que la mitad viaja por barco”, y el resto llega en transporte aéreo para llegar a las cabezas de sus destinatarios.

En la fábrica se adaptan a los gustos de los clientes, porque “ellos utilizan dos sombreros, uno durante la semana y otro durante el shabat o shabbat, su día sagrado, con modelos distintos “en función de la secta y del grupo en el que estén”. La única condición de base es que sean sombreros de negro riguroso.

Otro asunto son “los picos de demanda, que van en función de todas sus festividades”, de modo que, en estos días, “están celebrando su Año Nuevo, el Rosh Hashaná, y después está su Pascua judía, que puede ser su época más fuerte”, que coincide más o menos con la Semana Santa católica.

Otro punto álgido es cuando llega el Hanukkah, que se celebra a la altura de las navidades cristianas, “y distintas festividades en los que se notan picos de venta”, con cifras globales de facturación en la empresa en torno a los ocho millones de euros anuales, y con la base de llegar a los clientes de Nueva York y las ciudades de Israel donde están en torno al 90 % de los judíos de todo el mundo.

Un sombrero muy concreto

Concretamente, los sombreros para los judíos ortodoxos tienen unas medidas muy estrictas, y se van haciendo en una cadena perfecta y artesana que va de mano en mano de la plantilla de la fábrica en una perfecta coreografía.

Fernández y Roche-Industrias Sombrereras Españolas (Isesa) comenzó a funcionar en 1885, y algunos de sus productos siguen un complejo proceso de más de 200 minuciosas operaciones.

Entre ellos están los sombreros usados por los judíos, que son de dos tipos: flexibles o "bent down", o duros o "bent up". Algunos de sus clientes estrenan sombreros todos los años o dos veces al año, y los que tienen hasta ese momento los donan a personas con menos recursos económicos, de modo que sigue teniendo vida el que ha sido fabricado a miles de kilómetros de su casa en un polígono de un pueblo sevillano de poco más de 5.500 habitantes