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Hallazgos

Descubren en las cuevas más grandes del mundo unos tiburones extintos hace 300 millones de años

Un hallazgo paleontológico en las profundidades de Mammoth Cave desvela tres especies de tiburones que nadaban por los mares antes de que existieran los dinosaurios

Descubren en las cuevas más grandes del mundo unos tiburones extintos hace 300 millones de años Freepik | Mammoth Cave

En las entrañas de Mammoth Cave, el sistema de cuevas más extenso del planeta situado en Kentucky (EE. UU.), un grupo de paleontólogos ha desenterrado un legado olvidado durante más de 300 millones de años. Se trata de tres especies de tiburones fósiles, dos de ellas completamente desconocidas hasta ahora, que vivieron en un mundo anterior incluso a los dinosaurios. El descubrimiento no solo reescribe una parte de la evolución de estos depredadores marinos, sino que confirma a este entorno como uno de los mayores tesoros paleontológicos de América del Norte.

Los tiburones de hace 340 millones de años descubiertos bajo el mar

Para entender cómo estos animales terminaron atrapados bajo tierra, hay que retroceder al periodo Carbonífero, hace aproximadamente 340 millones de años. En aquel entonces, lo que hoy es Kentucky era una llanura costera cubierta por aguas cálidas y someras. Era un mar tropical repleto de vida, desde corales hasta invertebrados con concha, que con el tiempo quedaron sepultados en capas de sedimento marino. Esas capas formaron la caliza que millones de años después fue horadada por el agua hasta formar las cuevas que conocemos hoy.

Gracias a la estabilidad de temperatura y humedad en el interior del sistema, una constante entre los 12 y 14 °C durante todo el año, los restos fósiles hallados en Mammoth Cave se han conservado en un estado excepcional. Esto ha permitido recuperar estructuras normalmente ausentes en tiburones fósiles, como cartílagos fosilizados, detalles dentales e incluso texturas óseas.

Entre los fósiles más destacados está el Macadens olsoni, una especie completamente nueva que apenas medía un metro y vivía en el fondo del mar. Sus dientes en espiral, diseñados para triturar conchas y caparazones, revelan una dieta basada en invertebrados duros. Esta rara configuración dental era inusual en su época, lo que convierte a esta especie en una rareza evolutiva.

A su lado, dos especies más grandes han despertado especial interés entre los paleontólogos: Troglocladodus trimblei y Glikmanius careforum, ambos pertenecientes al grupo extinto de los ctenacantos. Estos tiburones primitivos se caracterizaban por sus espinas dorsales en forma de peine, una defensa natural frente a depredadores mayores.

Troglocladodus alcanzaba los 3,6 metros y contaba con dientes bifurcados, eficaces para capturar presas rápidas como peces y cefalópodos. Por su parte, Glikmanius tenía una cabeza más compacta y dientes diseñados para triturar con fuerza, probablemente adaptado para alimentarse de crustáceos y moluscos con concha dura. En ambos casos, se han hallado partes del cráneo y bases dentales que aportan nuevas pistas sobre su biología.

Reconstrucción de los nuevos tiburones ctenacantos del Misisipiense medio a tardío del Parque Nacional Mammoth Cave y el norte de AlabamaMammoth Cave

Un laboratorio fósil en plena oscuridad

Mammoth Cave, con más de 676 kilómetros de túneles explorados, es mucho más que un hito geológico: es también un archivo natural de la evolución marina. Desde que comenzaron las campañas sistemáticas en 2019, el equipo liderado por el Servicio de Parques Nacionales, el Instituto Smithsoniano y la Cave Research Foundation ha documentado cerca de 70 especies fósiles de peces, muchas de ellas tiburones con adaptaciones morfológicas únicas.

Para los científicos, este yacimiento representa una cápsula del tiempo: un retrato casi intacto de la vida marina cuando los primeros bosques cubrían los continentes y antes de que surgieran los reptiles gigantes que dominarían la Tierra. Gracias al uso de tecnología como la tomografía computarizada portátil y la fotogrametría, los investigadores planean continuar explorando secciones aún inexploradas del sistema.

El hallazgo de estos tiburones extintos no es solo un dato curioso en la historia natural. También tiene implicaciones más amplias: confirma que la diversificación de tiburones cartilaginosos ya estaba en marcha decenas de millones de años antes del surgimiento de los dinosaurios. Además, refuerza la idea de que la evolución no avanza en línea recta, sino que está plagada de linajes olvidados, formas de vida que prosperaron y desaparecieron sin dejar descendencia moderna.

El trabajo, fruto de la colaboración entre paleontólogos, espeleólogos y voluntarios, es arduo y meticuloso, a menudo requiriendo arrastrarse por pasajes estrechos para extraer los frágiles restos. Con kilómetros de galerías aún por explorar, cada expedición a las profundidades de Mammoth Cave promete seguir desvelando los secretos de un océano que el tiempo enterró bajo tierra.