Animales
Este extraño caballo fue rechazado por su madre, pero una yegua le adoptó y cambió su vida
Un potro de caballo salvaje asiático, al borde de la extinción, halla una segunda oportunidad gracias a una madre adoptiva muy particular en un zoológico estadounidense
Un potro de caballo Przewalski, especie considerada como el único caballo verdaderamente salvaje y en grave peligro de extinción, ha logrado superar un inicio de vida notablemente adverso. Nacido en el zoológico de Minnesota, este equino, bautizado como Marat, enfrentó problemas de salud críticos que pusieron en riesgo su existencia desde los pocos días de su alumbramiento.
Marat desarrolló sepsis bacteriana y neumonía a raíz de dificultades para mantenerse en pie y seguir el ritmo de su manada, lo que le obligaba a pasar demasiado tiempo tumbado. Tras una intensiva recuperación en la unidad de cuidados equinos de la Universidad de Minnesota, el desafío se trasladó a su reincorporación, ya que su madre biológica lo rechazó.
Ante el incierto futuro del potro, el equipo veterinario del zoo halló una solución de calado: Alice, una pony doméstica de la raza Pony of the Americas. Esta yegua, que recientemente había perdido a su propia cría, aceptó de inmediato a Marat, demostrando una conexión instantánea y ofreciéndole el cuidado maternal que necesitaba.
Una alianza de calado para la supervivencia de la especie
Esta adopción interespecífica representa uno de los primeros intentos de subrogación de este tipo con caballos salvajes asiáticos, desde Nbcnews informan. Los caballos Przewalski fueron declarados extintos en la naturaleza en la década de 1960, sobreviviendo únicamente algunos ejemplares en cautividad. Sin embargo, su población ha sido reestablecida en las estepas de Mongolia y China, y en menor medida, en Rusia y Ucrania.
Actualmente, la población global de estos equinos no supera los 2.000 individuos, lo que convierte cada nuevo nacimiento en un evento de importancia capital. Kurt Heizmann, director de cuidado animal del zoológico, subraya que, al ser caballos nunca realmente domesticados, presentan comportamientos distintos y una constitución más robusta y baja que las razas domésticas.
La Dra. Annie Rivas, directora de salud animal del centro, especificó que Marat nació con problemas en sus extremidades que le dificultaban mantenerse erguido, lo que fue el origen de su grave estado de salud. Su imposibilidad de seguir el ritmo de la manada lo llevó a pasar demasiado tiempo en el suelo, propiciando la infección bacteriana.
Afortunadamente, la conexión entre Alice y Marat fue inmediata, describiéndola la Dra. Rivas como un "final de cuento de hadas". Ahora, el reto consiste en integrar al potro en las complejas jerarquías sociales de una manada salvaje. Alice está siendo esencial en este aprendizaje, ayudándole a comprender cómo interactuar con otros caballos, y se espera que permanezcan juntos algunos meses más.
A pesar de su tierna edad, Marat ya exhibe una personalidad dominante y enérgica, propia de un semental de su especie. Los cuidadores buscan que se una a la manada adulta de Przewalski del zoo antes de que alcance una edad avanzada, garantizando así su adaptación plena a un entorno más acorde con su naturaleza salvaje.