
Animales
Hallazgo histórico en el río Tajo: encuentran una especie desaparecida hace siglos
Una investigación española descubre ejemplares de una especie protegida por la Unión Europea

La Unión Europea tiene un registro de especies protegidas dentro de sus fronteras. Ahora, una investigación realizada por profesionales españoles han descubierto unos ejemplares autóctonos que habían desaparecido hace siglos y que están catalogados dentro de ese documento: castores en el río Tajo. Este hallazgo histórico ha sido llevado a cabo gracias al trabajo de Marco Ansón y Celia García.
Estos profesionales, especializados en vertebrados y técnicos medio ambientales, han publicado este impresionante suceso en un artículo científico publicado en la revista oficial de la Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos (SECEM), Galemys, bajo el título "Un castor en el río Tajo: una nueva localidad en España".
Un descubrimiento inesperado
De hecho, Marco Ansón ha explicado a la Agencia EFE que este encuentro ha sido totalmente fortuito: "Estábamos haciendo labor de campo, investigando el martín pescador en el río Tajo, y yo vi un castor cruzando el río y lo identifiqué al momento. Fui consciente de que era el primer registro de castor en esa cuenca porque hasta la fecha se habían detectado castores en la cuenca del Ebro, Duero y Guadalquivir, pero no en la del río Tajo".
Además, tras este descubrimiento comenzaron a investigar de manera más tozuda en la comarca de La Alcarria y "han localizado tres grupos poblacionales". "Hemos comprobado diferencias de tamaños a nivel individual y, por el tamaño y las evidencias encontradas, creemos que pueden llevar tres años viviendo en la zona", señalan.
Igualmente, los investigadores puntualizan: "Los castores son animales monógamos. Forman parejas biparentales. Los hijos se quedan en el núcleo familiar hasta que son mayores. Todavía no sabemos si los grupos son parejas o tienen crías ya que no hemos podido avistar a conciencia todos los ejemplares. En esto, seguimos trabajando".
El consumo humano, clave en su extinción
Según exponen en el artículo, "los castores en el río Tajo, cuya su existencia consta de la época romana y visigoda, llevaban siglos desparecidos y es una especie autóctona de la zona que se extinguió posiblemente por el consumo humano. El castor es un animal hecho para vivir en estos ambientes acuáticos y quien lo puso sabía perfectamente que era un lugar perfecto para vivir. Y seguramente los animales que cogieron eran salvajes".
Además, el investigador apunta: "Estos animales formaban parte de los ecosistemas fluviales ibéricos. En el resto de Europa surge un declive de la especie muy grande y durante los últimos tres o cuatro siglos sufre una regresión. Empieza a recuperarse a mediados del siglo XX por medidas para su conservación". De hecho, su reintroducción en España está datada en el año 2003 en la cuenca del Ebro.
"Esto se hizo de forma descontrolada y sin permiso porque alguien decidió coger ejemplares del centro de Europa, posiblemente Alemania, y traerlos a España y reintroducirlos sin permiso ni plan de conservación. Un hecho peligroso para el ecosistema y los animales ya que no sabemos si estaban sanos o si podrían transmitir alguna enfermedad", explica Marco Ansón.
Beneficios de su presencia
Por otro lado, la investigación ahora está centrada en "conocer mejor la etología y la ecología de esta especie en el cauce del Tajo" ya que han podido confirmar que "la presencia de esta especie no ocasionará ningún daño". "Es una especie que aporta biodiversidad a los hábitat en los que está, dinamización e interacción entre diferentes especies y en ese sentido no es problemático”, puntualizan.
Por último, y en esta línea, los investigadores confirman la parte positiva de la existencia de este animal para el ecosistema fluvial: "No es una especie que cree problemas si no se la persigue, y si es así tendrá posibilidades de recolonizar. Desde el Ebro ha empezado a expandirse porque alguien decidió cogerlos de allí y trasladarlos a otros ríos como el Guadalquivir, el Duero y ahora el Tajo. No han llegado ellos solos a estas cuencas".
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