Con sorteo previo

Miércoles de Cipotegato: este es el impactante origen de la fiesta que 'pinta' de rojo Tarazona

En unas horas se descubrirá su identidad, tras completar un recorrido repleto de tomates voladores contra él

Fiesta de Cipotegato en Tarazona
Fiesta de Cipotegato en TarazonaCreative Commons Google: Heraldo

Faltan solo unos minutos. Todos los 27 de agosto de cada año, la ciudad aragonesa de Tarazona se transforma para celebrar una de sus festividades más emblemáticas: el Cipotegato. A las doce del mediodía de este miércoles vuelve la tradicional celebración: es la hora del inicio de una persecución única, donde miles de personas se preparan para lanzar tomates al misterioso personaje que da nombre a la celebración. La figura, vestida con un colorido traje de arlequín, emerge de entre la multitud y emprende un frenético recorrido por las calles del pueblo.

Siglos atrás fue un rito de escarnio

La identidad del Cipotegato se mantiene en estricto secreto. La persona elegida para este honor, seleccionada meses antes mediante un sorteo entre más de 150 vecinos, permanece en el anonimato hasta el momento culminante. Solo al completar su recorrido y subirse a la estatua del Cipotegato en la Plaza de España se revela su identidad, un instante de gran emoción y reconocimiento para el afortunado protagonista.

El origen de esta tradición se remonta a siglos atrás, a un antiguo rito de escarnio. En aquel tiempo, un preso podía ganar su libertad si lograba sobrevivir a unas horas vagando por el pueblo, mientras los habitantes le podían arrojar impunemente frutas y hortalizas como forma de castigo. Si conseguía escapar sin ser atrapado, se le concedía la ansiada libertad. Con el paso del tiempo, lo que en su momento fue una costumbre humillante se ha transformado por completo en una festividad llena de alegría, identidad y participación colectiva, manteniendo la esencia del recorrido y el lanzamiento de hortalizas, pero con un espíritu totalmente festivo.

Rombos verdes, rojos y amarillos

El traje del Cipotegato es inconfundible, con sus rombos verdes, rojos y amarillos, y una máscara de tela que le cubre el rostro. Acompañado de un bastón con una bola en la punta, el personaje se abre camino entre la multitud, que, además de lanzar tomates, se une en cánticos de apoyo y ánimo, como el famoso “¡Cipote, Cipote, Cipote es cojonudo, como Cipote no hay ninguno!”. La euforia se palpa en el ambiente desde primera hora de la mañana, con cientos de personas provenientes de otras muchas localidades que acuden a presenciar el singular espectáculo.

Los tomates, que deben estar completamente maduros para no causar daños, no solo cubren el traje del Cipotegato, sino que también tiñen de rojo a miles de participantes en la plaza. La fiesta es una explosión de color y diversión que culmina con la revelación del Cipotegato. En ese momento, la comunidad honra no solo al protagonista del día, sino también la historia de la ciudad y el valor simbólico de una tradición que ha sabido evolucionar, pasando de ser un castigo a un vibrante símbolo de unidad y celebración para la comarca de Tarazona y el Moncayo.