
Pasión por Aragón
El sufrimiento de Carlos Herrera por lo que está pasando con su bar favorito de Zaragoza: es un "monumento al recuerdo"
También dice que "las bravas del tubo son muy diferentes a otras que hay en España"

El célebre locutor Carlos Herrera ha tejido a lo largo de los años un vínculo muy estrecho con Zaragoza, sobre todo en lo que respecta a su deliciosa y variada gastronomía. Su exigente paladar ha encontrado en la capital aragonesa un imaginario de sabores únicos que no ha dudado en elogiar en redes sociales o medios de comunicación en más de una ocasión. La franqueza y el estilo directo que le caracterizan al otro lado de las ondas se extienden también a sus finas críticas en el ámbito culinario, que en este caso dejan en muy buen lugar a la zona más popular de bares y restaurantes de la ciudad .
Recientemente, el periodista ha vuelto a Zaragoza como invitado en la celebración del vigésimo aniversario de Radio Calamocha, medio local propio del pueblo de mismo nombre. Tras el evento, un Herrera ya más distendido ha confesado a los reporteros allí presentes lo que mucho que le apasiona la ciudad del Ebro. Y es que ya ha convertido en tradición la visita anual que le hace al año, una oportunidad de lujo para deleitarse con sus manjares y explorar las tabernas y restaurantes más representativos de su escena culinaria.
Se ha formado gastronómicamente en Zaragoza
Su pasión por El Tubo de Zaragoza, ese laberíntico entramado de estrechas calles y alegres bares de tapas, es posiblemente mayor a la de muchos maños. En una reciente conversación con el ‘Heraldo’, el catalán ha confesado un cariño especial por el emblemático lugar, al que considera una auténtica montaña rusa de sabores y experiencias culinarias. Para él, El Tubo no es solo un puñado de bares muy apretados, sino una zona vital donde su paladar se ha ido formando y enriqueciendo desde joven.
Con una metáfora muy personal, afirma que "todas las cucharas en Aragón que me he comido, desde muy pequeño he pasado media vida en El Tubo, como si fuera el pasillo de mi casa", aunque destaca uno sobre todos los demás: el Bar Texas.
Pasa pena por su bar favorito
Este lugar tan único para Herrera que, paradójicamente, actualmente permanece cerrado es para el informador un símbolo, un "monumento al recuerdo", que evoca tiempos pasados e incluso sabores perdidos. Tanta nostalgia le produce, que hace unos años incluso difundió una foto de su persiana bajada, testimoniando el fervoroso afecto que le tiene a tan enigmático bar.
Al ser preguntado por su comida aragonesa favorita, Carlos sorprendió al afirmar que todo lo que en El Tubo se ofrece es excelente, aunque destaca a la tapa por antonomasia de la geografía española: las patatas bravas. Bajo su exigente criterio, "las bravas del tubo son muy diferentes a otras bravas que hay en España", resaltando una singularidad que las eleva por encima de sus homólogas en el resto del país.
Herrera ha concluido elogiando la exquisita verdura de Casa Lac y sus exquisitas anchoas, ampliando su paleta de recomendaciones y compartiendo su siguiente ‘sueño culinario’ en Zaragoza: disfrutar de una copa de vino fino Tío Pepe en Zaragoza, algo que espera cumplir en su próxima visita a la ciudad que tanto quiere.
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