Paraísos
El rincón escondido del que todos se enamoran en Asturias: río, parrilla, trampolín, cascada y bosque
Es un lugar idea para disfrutar en familia y aún se pueden ver los restos del antiguo puente colgante
Cuando el calor aprieta y solo piensas en desaparecer del mapa, existe un lugar en el occidente asturiano donde el tiempo se detiene y la naturaleza lo inunda todo.
Con las ganas de vacaciones a flor de piel y el termómetro marcando cifras de playa, no es de extrañar que cada vez más gente esté buscando refugios tranquilos, baratos y rodeados de verde. ¿Y si te decimos que hay un lugar así en Asturias, y que además tiene río, cascada, barbacoa, paddle surf… y muy poca gente?
Este pequeño paraíso se llama área recreativa del Puente de Castrillón, y está en el concejo de Boal, a orillas del río Navia. Un lugar perfecto para los que necesitan parar, respirar y reconectar con la naturaleza sin gastar más de lo que cuesta una tortilla o un bocadillo.
Aquí no hay chiringuitos caros ni colas para conseguir sitio. Hay sombra bajo los árboles, mesas de picnic, bancos para comer al aire libre y parrillas de uso gratuito para montarte tu propia barbacoa. Y si te va un poco la aventura, puedes lanzarte al río, alquilar una lancha o hacer paddle surf en aguas tranquilas y embalsadas.
El entorno lo completa una preciosa cascada, la del río Mulión, que baja con fuerza hasta unirse con el Navia justo en este punto. El sonido del agua y el canto de los pájaros hacen de banda sonora para una jornada de relax total.
Lo mejor es que, pese a lo espectacular del paisaje, no suele estar masificado, aunque cada verano se va corriendo más la voz. Por eso, si puedes escaparte entre semana o pillar un viernes libre, es el momento ideal para descubrirlo sin agobios.
¿Quieres algo de comer sin cargar nevera? En el cercano pueblo de Castrillón hay un bar-tienda donde sirven comida casera y abundante. También puedes acercarte a Boal, donde no faltan opciones para reponer fuerzas.
Y si eres de los que disfrutan con un poco de historia, cruza el puente sobre el Navia y verás restos del antiguo puente colgante que unía Boal con Villayón, testigo mudo del paso de personas, caballos y ganado durante décadas. Dudamos que exista un lugar mejor para disfrutar sin agobios del verano asturiano.