Reino Unido
La bacteria de la lepra que asoló Europa en la Edad Media, presente en las ardillas rojas británicas
“El descubrimiento es preocupante para la conservación de la especie, pero no debería alarmar a la gente en el Reino Unido”, dice un científico
“El descubrimiento es preocupante para la conservación de la especie, pero no debería alarmar a la gente en el Reino Unido”, dice un científico
La lepra en las emblemáticas ardillas rojas del Reino Unido es causada por el mismo tipo de bacteria que ha afectado a los seres humanos durante el brote de la enfermedad en la Europa medieval, según afirma un estudio divulgado hoy.
Ese es el resultado de un trabajo que publica la revista Science en su próximo número, para el que los investigadores sometieron a una prueba de ADN las muestras tomadas en ejemplares de esta especie que viven en la isla de Brownsea, en el sur de Inglaterra.
Allí encontraron que, aunque algunas ardillas no habían presentado síntomas, todas estaban infectadas con la bacteria Mycobacterium leprae.
Para los científicos que realizaron este trabajo este descubrimiento sugiere que la enfermedad ha afectado a esta especie por siglos, pues la bacteria tenía muchas similitudes con un tipo descubierto en los restos mortales de una víctima de la lepra enterrada en Winchester hace 730 años.
Las ardillas rojas de otras partes de Inglaterra, de Escocia e Irlanda también estaban afectadas, pero con otro tipo, denominado Mycobacterium lepromatosis, que es similar a la bacteria hallada en los casos de lepra en seres humanos en México y el Caribe.
“El descubrimiento de la lepra en las ardillas rojas es preocupante, desde una perspectiva de conservación (de la especie), pero no debería alarmar a la gente en el Reino Unido”, consideró Anna Meredith, profesora de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Edimburgo, que realizó el estudio.
Precisamente, la investigación surgió a raíz de que la población de esta especie autóctona cayera drásticamente en el territorio británico: amenazados principalmente por la pérdida de su hábitat y un virus de la viruela que transmiten las foráneas ardillas grises, apenas quedan unos 140.000 ejemplares.
“Debemos entender cómo y por qué esta enfermedad es contraída y transmitida entre las ardillas rojas, para que podamos manejar mejor la enfermedad en esta especie icónica”, agregó Meredith.
La protección de esta especie es tan importante para el Reino Unido que en 1937 las autoridades obligaron a través de una ley a informar de la presencia de ardillas grises, como forma de combatir la plaga.
Sin éxito, la norma fue derogada hace un par de años.
Para realizar este trabajo, el equipo de expertos llevó a cabo una especie de autopsia en los restos de las ardillas y recolectó las muestras de las bacterias.
No todas habían mostrado los síntomas, entre los que se incluyen la hinchazón y la pérdida de pelo en las orejas, el hocico y las patas.
El estudio también contó con la colaboración de investigadores del instituto británico Moredun y especialistas en lepra humana de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza.
Aunque los casos de lepra en seres humanos son escasos en el Reino Unido, para los científicos el descubrimiento sugiere que los animales podrían ser una especie de depósito de las bacterias que frustraría los esfuerzos para erradicar la enfermedad.
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