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Gestionar la cronicidad del VIH: más allá del control virológico

Eliminar el riesgo de comorbilidades asociadas a esta enfermedad debe ser un objetivo primordial en las estrategias para reducir su impacto

Gestionar la cronicidad del VIH: más allá del control virológico
Gestionar la cronicidad del VIH: más allá del control virológicolarazon

Eliminar el riesgo de comorbilidades asociadas a esta enfermedad debe ser un objetivo primordial en las estrategias para reducir su impacto

El VIH se ha convertido en una enfermedad crónica gracias a la evolución del tratamiento farmacológico, que ha revolucionado el pronóstico y la supervivencia del paciente infectado por esta enfermedad, consiguiendo reducir su mortalidad y mejorando su calidad de vida.

Una de las principales consecuencias de la llegada de la terapia antirretroviral –que ha alcanzado un éxito incuestionable en su objetivo de suprimir el control de la replicación virológica y prevenir la aparición de infecciones oportunistas en pacientes infectados por el VIH– es el cambio en el perfil de los pacientes. Ahora un porcentaje importante supera los 50 años y han de enfrentarse a la aparición de comorbilidades.

Debido al incremento en el número de años de vida ganados se produce una prevalencia de comorbilidades mayor a la de la población general y a una edad más temprana. Este hecho incide directamente, de forma general, en una disminución de la esperanza de vida como consecuencia de ese aumento en la incidencia de las comorbilidades no definitorias de sida entre las que se incluyen la enfermedad cardiovascular, la renal, la psiquiátrica y las neoplasias.

El 45% de estos pacientes tienen riesgo entre moderado y elevado de padecer una patología coronaria y el 87% de ellos presentan, también, un riesgo medio-alto de progresión a enfermedad renal crónica.

Eliminar, en la medida de los posible, el riesgo asociado a esas comorbilidades que puede desarrollar el paciente con VIH/sida mientras envejece debe ser un objetivo primordial y ha de sumarse a los objetivos tradicionales que hasta ahora formaban parte de la estrategia para reducir el impacto de la infección.

Ésta es una de las principales conclusiones extraídas en el libro «VIH en España 2017: Políticas para una nueva gestión de la cronicidad, más allá del control virológico» realizado por la Fundación Gaspar Casal con la colaboración de Gilead.

Un libro que proporciona una comprensión de la respuesta española a la epidemia del VIH y los desafíos particulares que son necesarios afrontar debido al envejecimiento de la población y donde se destaca que el reto principal en la actualidad es conseguir mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

El objetivo de este trabajo es el de resaltar los principales desafíos necesarios para gestionar las comorbilidades de los pacientes con VIH que envejecen al mismo ritmo casi que la población general.

Calidad de vida

España está haciendo todos los esfuerzos para conseguir el triple objetivo marcado para 2030 por ONUsida de 90-90-90, lo que quiere decir 90% de personas con VIH diagnosticadas, 90% recibiendo tratamiento antirretroviral y 90% con carga viral indetectable.

Además de estos tres objetivos, recientemente un grupo de profesionales de salud pública, con el fin de llamar la atención sobre este aspecto a nivel de política global, está pidiendo un cuarto desafío: que el 90% de todas las personas que logran la supresión viral alcancen una buena calidad de vida.