España
Las donaciones salvan 80 vidas cada día
Dos millones de donantes explican que España sea autosuficiente. A cambio reciben agradecimiento y un sin fín de controles que dan fe de su buen estado de salud
Martín Manceñido es el presidente de la Federación Española de Donantes de Sangre. Para él, donarla es ante todo un acto de generosidad y de responsabilidad de quienes teniendo buena salud contribuyen a salvar vidas o a recuperar la salud de otros. Ese acto de generosidad ha llevado a España a ser autosuficiente en cuanto a sangre y hemocomponentes (componentes de la sangre que se utilizan en transfusiones a personas con ciertas enfermedades).
En otros países la venta de sangre es algo habitual. Sin embargo, en España, donde está prohibida desde 1984, la filosofía de la donación es altruista. Este modo de hacer las cosas ha demostrado ser un modelo de éxito al producir suficientes donaciones para satisfacer las necesidades de todos los pacientes tratados en el país.
En España se realizan más de 5.000 transfusiones cada día. Eso se traduce en 80 vidas salvadas en cada jornada,además de hacer posibles los tratamientos que mejoran la calidad de vida de muchas personas aquejadas de enfermedades que requieren transfusiones.
Según explica Manceñido, las personas que donan sangre de forma habitual tienen un permanente control de su estado de salud general, ya que en cada donación, en cada procedimiento, se realizan analíticas a todas las bolsas de sangre.
Además, para llegar a ser donante se pasa por un filtro muy exhaustivo, y en cada paso del proceso hay un médico disponible para aclarar cualquier duda. Unos días después de haberse sometido a la primera prueba, el potencial donante recibe en su casa los resultados de su analítica si no hay ninguna incidencia.
Los análisis incluyen determinación del grupo sanguíneo, presencia de anticuerpos (que pueden ser indicativos de diversas condiciones), virus de la hepatitis B y la hepatitis C –incluidas técnicas de biología molecular para su estudio–, virus del sida, enzima GPT –relacionada con la salud del hígado–, sífilis y todas las enfermedades infecciosas transmitidas por insectos, entre otras.
De todas formas, para el presidente de la federación hacerse donante tiene en primer lugar la ventaja anímica de sentirse bien por el hecho de haber realizado un acto de generosidad.
El acto de donar en sí dura poco más de media hora, entre la extracción de sangre, que lleva unos 10 o 15 minutos. A esos hay que sumar la entrevista con un médico y los minutos de reposo después de la donación. A las pocas horas ya empiezan los procedimientos de control, así que si una persona que acaba de donar no recibe ninguna comunicación personal (y confidencial) sobre el resultado de los análisis, puede estar segura de que todo está correcto.
El donante se recupera tras unos minutos de reposo. En pocas horas, el volumen de sangre en su cuerpo se recupera, y en pocos días todos los elementos sanguíneos también. Lo único que los médicos recomiendan, por precaución, es no hacer esfuerzos violentos ni realizar actividades de riesgo en las horas siguientes a la donación.
Dos millones
El índice nacional por cada mil habitantes es de 36,07. En total, hay dos millones de donantes activos, desde que el año pasado se lograran 185.000 incorporaciones, 500 cada día del año.
El 34,2% de ellos son jóvenes, de edades comprendidas entre los 18 y los 35 años. «El relevo generacional está garantizado», celebra Manceñido.
En Álava, Burgos y Valladolid superan las 50 donaciones por cada mil habitantes. También están por encima de la media Albacete, Asturias, Navarra, Badajoz, Guipúzcoa, Cáceres, Salamanca, Palencia, Pontevedra, Granada, Segovia, Soria, Córdoba y La Coruña.
Los donantes son personas de edades comprendidas entre los 18 y los 65 años. Los nuevos donantes mayores de 60 años se seleccionan en función del criterio de un médico. Algunas personas que han superado los 65 años obtienen un permiso adicional, que se renueva cada año, también de acuerdo con criterio médico.
El donante debe pesar un mínimo de 50 kg. En cada donación se comprobarán su pulso y su tensión arterial. Los niveles de hemoglobina en sangre se chequean también en cada procedimiento: mayor o igual a 125 gramos/litro en mujeres y mayor o igual a 135 gramos/litro en varones.
Otros niveles que se comprueban con diferente frecuencia en los donantes de sangre son las proteínas totales y el nivel de plaquetas.
No pueden donar las personas que padecen patologías cardiovasculares o las han padecido en el futuro.La única excepción en este caso son los pacientes con anomalías congénitas curadas.
Tampoco pueden ser donantes quienes sufren enfermedades del sistema nervioso central o tienen una historia clínica con enfermedad relacionada con la coagulación. Lo mismo sucede si una persona ha experimentado episodios de síncopes o convulsiones, epilepsia, enfermedad gastrointestinal, genitourinaria, hematológica, inmunológica, metabólica, renal o respiratoria grave. Tampoco si la enfermedad permanece activa, es crónica o se manifiestan recaídas.
Dentro de este estricto protocolo de exclusiones, no pueden donar las personas con diabetes que necesitan insulina, con hipertensión arterial ni enfermedades infecciosas (presentes o pasadas). Las infecciones que suponen una exclusión son: hepatitis B –con una excepción en pacientes sin antígeno de superficie cuya inmunidad se haya demostrado–, síndrome de inmunodeficiencia adquirida o ser portador del VIH, virus linfotrópico humano de células T (HTLV) o anticuerpos de esta clase, babesiosis, Kala Azar (leismaniosis visceral).
Lo mismo sucede con el cáncer, a menos que se haya tenido un tumor localizado y se hayan recuperado completamente, y con las encefalopatías espongiformes transmisibles o trasplantados de córnea, duramadre o xenotrasplante, así como personas tratadas con medicamentos derivados de glándula pituitaria humana, y quienes hayan estado durante más de 12 meses en Reino Unido entre los años 1980 y 1996.
No se puede ser donante si se consumen drogas o se han consumido alguna vez administradas por vía intravenosa o muscular. Eso incluye el tratamiento con esteroides u hormonas para el aumento de la masa muscular. Se excluye a las personas cuya conducta suponga un riesgo elevado de contraer enfermedades infecciosas graves y transmisibles a través de la sangre o los componentes sanguíneos.
En cuanto a las transfusiones, están excluidas las personas que se sometieron a una en el Reino Unido o cualquier otro país donde el paludismo, el sida, la infección por HTLV y la enfermedad de Chagas sean enfermedades endémicas. Existen muchos otros criterios para la exclusión temporal, entre ellos la vacunación o infecciones leves.
Acaba de celebrarse el Día Mundial del Donante. La jornada ha servido para divulgar la importante labor de los profesionales de la salud que participan en la donación de sangre y agradecer el altruismo de qienes lo hacen posible.
Diversos actos han servido para recordar que la sangre y sus componentes han salvado la vida y han ayudado a tratar a mujeres con hemorragias asociadas al embarazo y al parto, a niños con anemia grave por paludismo y malnutrición, a pacientes con enfermedades de la sangre y de la médula ósea. También a personas con patologías hereditarias que afectan a la hemoglobina y al sistema inmunológico, a las víctimas de traumatismos, emergencias, desastres y asistentes, y a los pacientes que tienen que someterse a intervenciones médicas y quirúrgicas avanzadas.
En ese día se recordó que en muchos países los servicios de sangre aún tienen que lidiar con problemas de suministro para garantizar la calidad y la cantidad de sangre para transfusiones.
En 2009, expertos en Medicina de las transfusiones, autoridades y representantes de organizaciones no gubernamentales de 40 países colaboraron en la Declaración de Melbourne. El documento establece que la meta común es que en 2020 todo el suministro de sangre se obtenga a través de donaciones voluntarias y no remuneradas. El trabajo está hecho.
La sangre en varios datos curiosos
La velocidad media a la cual la sangre circula en el cuerpo es de dos kilómetros por hora.
Si pusiéramos todos los glóbulos rojos del organismo unos encima de otros levantaríamos una torre de 50.000 metros de altura o formaríamos una línea capaz de dar la vuelta a la Tierra cuatro veces.
Nuestra médula ósea es capaz de generar entre dos y tres millones de glóbulos rojos por segundo, aunque la misma cantidad muere en ese tiempo.
El precio de un barril de petróleo crudo es de aproximadamente 60 euros; la misma cantidad de sangre podría venderse por 80.000 euros.
✕
Accede a tu cuenta para comentar